Ciencia.- Un estudio demuestra que las conversaciones al volante pueden influir negativamente en las habilidades de conducción
Ciencia. Un estudio demuestra que las conversaciones al volante pueden influir negativamente en las habilidades de conducción

MADRID, 26 Dic. 2025 (Europa Press) -
Investigadores de la Universidad de Salud de Fujita (Japón) han demostrado que hablar impone una carga cognitiva lo suficientemente fuerte como para retrasar las respuestas esenciales del movimiento ocular. Así, según los investigadores, este hallazgo demuestra que hablar mientras se conduce podría afectar las evaluaciones visuales rápidas necesarias para una conducción segura.
En concreto, este estudio dirigido por el profesor asociado Shintaro Uehara y su equipo, examinó cómo hablar altera la dinámica temporal del comportamiento de la mirada. El trabajo se publica en la revista 'PLOS ONE'.
Cabe tener en cuenta que el comportamiento de la mirada es especialmente significativo, ya que aproximadamente el 90% de la información utilizada para conducir se adquiere visualmente. Cualquier retraso en el inicio o la finalización de los movimientos oculares puede provocar un reconocimiento más lento de los peligros, una menor precisión del escaneo visual y un retraso en las respuestas motoras. "Investigamos si el impacto de la carga cognitiva relacionada con el habla en el comportamiento de la mirada varía según la dirección del movimiento ocular", explica el doctor Uehara.
Para investigar esta cuestión, los investigadores pidieron a 30 adultos sanos que realizaran tareas rápidas de movimiento ocular de centro a exterior en tres condiciones diferentes: hablar, escuchar y un control sin tarea. Para ello, se instruyó a los participantes para que miraran lo más rápido y con precisión posible hacia un objetivo visual periférico presentado en una de ocho direcciones.
En la condición de hablar, los participantes respondieron preguntas de conocimiento general y episódicas adaptadas de la Escala de Inteligencia para Adultos de Wechsler y pautas personalizadas adicionales. En la condición de escuchar, los participantes escucharon pasajes de una novela japonesa.
El orden de las condiciones se aleatorizó en tres días separados. En todos los participantes, hablar produjo retrasos claros y constantes en tres componentes temporales clave del comportamiento de la mirada: el tiempo necesario para iniciar el movimiento ocular después de la aparición del objetivo (tiempo de reacción), el tiempo necesario para alcanzar el objetivo (tiempo de movimiento) y el tiempo necesario para estabilizar la mirada en el objetivo (tiempo de ajuste).
Ninguno de estos efectos se observó durante las condiciones de escucha o control, lo que sugiere que el acto de hablar y el esfuerzo cognitivo requerido para buscar y producir respuestas verbales crean una interferencia significativa con los mecanismos de control de la mirada.
Estos retrasos parecen leves por sí solos, pero durante la conducción pueden acumularse y provocar una detección más lenta de peligros y un retraso en el inicio de las respuestas físicas. Incluso las conversaciones con manos libres pueden introducir una carga cognitiva lo suficientemente fuerte como para interferir con los procesos neuronales que inician y guían los movimientos oculares.
Dado que los conductores a menudo necesitan mirar hacia abajo, en dirección a peatones, escombros u objetos en la carretera, estos retrasos ponen de relieve los amplios riesgos de la conversación en situaciones de conducción visualmente exigentes.
Los autores señalan que sus hallazgos no implican que hablar sea la única o principal causa de la lentitud de las reacciones físicas al volante. El rendimiento al volante se ve influenciado por múltiples factores cognitivos y perceptivos, como la ceguera por falta de atención, la atención dividida y la interferencia más amplia que se produce cuando el cerebro se ve obligado a gestionar dos tareas exigentes a la vez.
Aun así, el estudio demuestra que hablar introduce retrasos en la etapa más temprana del procesamiento visual, antes del reconocimiento, la toma de decisiones o la acción física, lo que significa que puede socavar discretamente el rendimiento al volante de maneras que no son inmediatamente evidentes para los propios conductores.
"Estos resultados indican que las exigencias cognitivas asociadas con el habla interfieren con los mecanismos neuronales responsables de iniciar y controlar los movimientos oculares, que representan la primera etapa crítica del procesamiento visomotor durante la conducción", concluye el doctor Uehara.
Finalmente, el trabajo subraya que este nuevo conocimiento tiene implicaciones significativas para la seguridad pública. Al comprender que el esfuerzo cognitivo que implica una conversación puede reducir la precisión y la sincronización de la mirada, los conductores pueden ser más conscientes de cuándo y cómo deciden hablar al volante.
Con el tiempo, este conocimiento podría fomentar conductas de conducción más seguras, fundamentar los marcos de formación para conductores, inspirar mejoras en el diseño de interfaces vehiculares y guiar a los responsables políticos en la elaboración de futuras recomendaciones sobre la distracción cognitiva.



