Cine: Giovanna Ferrari, de Bolonia, preseleccionada para los Oscar con Eiru
Otro cortometraje animado italiano en la lista, junto con "Playing God"

Nacida en Bolonia en 1979, vive en Kilkenny desde 2015, donde trabaja como jefa de historia y diseñadora en el prestigioso estudio de animación Cartoon Saloon.
"Eiru", la historia de una niña pequeña con cabello color fuego en la Irlanda celta, es su primer trabajo como directora y guionista. Nora Twomey, también del mismo estudio y nominada al Oscar por "The Breadwinner", es su productora.
"Mis colegas están acostumbrados a ver sus proyectos avanzar en las votaciones de la Academia. Pero para mí es una emoción increíble! Estoy realmente orgullosa de estar entre los 15 cortos más votados de los más de 100 admitidos de todo el mundo", exclamó la animadora en una conversación con ANSA desde su casa en Kilkenny, mientras envía un mensaje a sus padres y recibe una llamada de amigos.
"Desde que me uní a Cartoon Saloon, he trabajado en dos largometrajes que llegaron a la lista final: 'Song of the Sea' y 'WolfWalkers', y luego en 'My Father's Dragon', que salió en Netflix, y 'Screecher's Reach' para Lucasfilm..." continuó Ferrari.
Su cortometraje, dibujado en un colorido y esencial 2D, llegó a la 98va edición de la carrera por la estatuilla después de ganar en varios festivales internacionales, como el RiverRun International Film Festival, el Dublin Animation Film Festival, el Fantasia International Film Festival y el Animation is Film de Los Angeles.
Tras terminar el bachillerato científico en Bolonia, Ferrari estudió animación en el Centro Nacional de Cinematografía de Turín.
"Viví diez años en París, donde forjé numerosas colaboraciones, hasta llegar a Cartoon Saloon, que era un poco mi sueño porque son de los pocos en Europa que hacen largometrajes en 2D de calidad".
"Eiru" solo desea convertirse en una guerrera que su gente pueda tomar en serio. Sin embargo, es la niña más pequeña de su clan de la Edad de Hierro. La oportunidad de su redención llega cuando el pozo del pueblo se seca misteriosamente: solo ella es lo suficientemente pequeña para descender al vientre de la tierra y descubrir qué ha sucedido y devolver la vida a su pueblo.
"Es una historia de ecología, sin duda, pero también una reflexión sobre la absurda guerra, sobre cómo utilizamos al prójimo como chivo expiatorio", reflexiona la directora, que ahora espera el 22 de enero para saber si estará en el Dolby Theatre la noche de los Oscar, al igual que sus colegas, conciudadanos y amistosos competidores de "Playing God". (ANSA).



