Desconecta. ¿Por qué casi no se ven ya caquis blandos de los de antes en el súper? La explicación está en cómo hemos cambiado
Desconecta. ¿Por qué casi no se ven ya caquis blandos de los de antes en el súper? La explicación está en cómo hemos cambiado.

MADRID, 10 de diciembre de 2025 (Europa Press) -
Durante años, el caqui blando —el que se comía con cuchara, rojizo y casi cremoso— formó parte del otoño en muchos hogares. Sin embargo, hoy resulta difícil encontrarlo en los supermercados, donde predominan variedades más firmes y resistentes. Para muchos consumidores, la sensación es que "los de antes" han desaparecido, pero lo que realmente ha cambiado no es la fruta en sí, sino nuestras preferencias como consumidores y la forma en que se produce.
El mercado busca ahora piezas que duren más tiempo, se estropeen menos y soporten mejor el transporte. Ese giro en los hábitos de consumo ha desplazado al caqui tradicional hacia un segundo plano y ha impulsado variedades más duras, que se adaptan mejor al ritmo actual: fruta que aguanta días en casa, viajes en mochila o bandejas de supermercado sin deteriorarse.
¿POR QUÉ SE VEN MENOS CAQUIS BLANDOS?
Tal y como explica Aitor Sánchez (@midietacojea), dietista-nutricionista y divulgador en redes sociales, el caqui blando sigue existiendo —sobre todo la variedad hachiya—, pero tiene un inconveniente decisivo: solo puede consumirse cuando está extremadamente maduro, y en cualquier otro punto del proceso es muy astringente y desagradable por su alto contenido en taninos. Eso lo hacía difícil de comercializar porque se estropeaba rápido y tenía muchas pérdidas en tienda y en origen.
La variedad que ahora predomina, el rojo brillante, permite otra estrategia. Aunque también sería astringente si se consumiera verde, se somete a un proceso de desastringencia en atmósferas controladas, ajustando humedad y CO2 para neutralizar los taninos. Esto permite vender los caquis firmes, con más vida útil y mucha más resistencia en el transporte, un punto clave para productores y distribuidores.
CÓMO HAN CAMBIADO NUESTROS HÁBITOS DE CONSUMO
El cambio en la producción responde directamente a cómo ha cambiado el consumidor. Hoy se busca fruta más resistente, que no ensucie, que pueda comerse "al bocado" y que no se rompa con facilidad al transportarla. El caqui blando —delicioso, pero delicado— encaja peor en ese patrón actual, y por eso su presencia en los lineales es cada vez menor, una tendencia que Sánchez señala como generalizable a otras frutas, como melones y sandías, cuyo tamaño también se ha adaptado al consumo actual.
A esto se suma un detalle que suele generar confusión: Persimon no es un tipo de caqui, sino una marca asociada a la Denominación de Origen Caqui Ribera del Xúquer. Solo los caquis duros de esa DO pueden llamarse así, mientras que otros caquis firmes —aunque tengan excelente calidad— se comercializan simplemente como "caqui" o "caqui duro".
En conjunto, lo que antes era un ritual otoñal —abrir un caqui blando y comerlo con cuchara— ha dado paso a una versión más práctica y duradera, reflejo de cómo han cambiado nuestras preferencias y la forma en que compramos fruta.



