Europa blinda a Kiev y apunta a fuertes garantías de seguridad
El impacto del préstamo de la UE en las negociaciones. Se trabaja en nuevas sanciones
Como anticipó Zelenski, el acuerdo sobre el préstamo de US$90.000 millones no puede dejar de llegar a la mesa de las conversaciones de Miami, donde ya han aterrizado las delegaciones de Washington y de Moscú, y a donde también podrían sumarse los negociadores ucranianos.
No está claro, en cambio, si en Florida serán invitados también los europeos. La posición de Bruselas, claramente no neutral entre las partes, podría llevar una vez más a que la UE entre en las negociaciones en un segundo momento. Sin embargo, en dos ocasiones Europa ya demostró ser capaz de hacer descarrilar los planes de paz estadounidenses.
La UE exige sólidas garantías de seguridad, que van desde la presencia de tropas de los Voluntarios sobre el terreno hasta el blindaje del ingreso de Kiev en la Unión. En cuanto a la adhesión de Ucrania a la OTAN —que Moscú considera inaceptable—, los europeos aún no han cedido por completo.
Al dirigirse a los 27, Zelenski aclaró que no se trata de una elección suya y que, por el contrario, el ingreso en la Alianza sería la mejor garantía de seguridad.
Si en el punto territorial la UE seguirá las indicaciones de Zelenski, en el de las garantías hará oír su voz partiendo de un supuesto: la seguridad de la que se habla no es la de Ucrania, sino la de Europa. En la cumbre de los 27, varios líderes, empezando por la presidenta de turno Mette Frederiksen, reiteraron su convicción de que Vladímir Putin no se detendrá y de que, incluso tras una eventual paz, las relaciones con los europeos no volverán a ser como antes.
En enero, la UE trabajará en un nuevo paquete de sanciones.
Los contornos aún son indefinidos —hay quienes apuntan a aumentar el aislamiento comercial de Moscú y quienes a reducir aún más la libertad de movimiento de los rusos en Europa—, pero el objetivo es que entre en vigor antes del 24 de febrero, cuarto aniversario de la guerra.
Paralelamente, la Comisión y los Estados miembros buscan acelerar la implementación de los programas de rearme. Las crecientes sospechas de un repliegue de Donald Trump han incrementado el sentido de urgencia de muchos líderes, empezando por los nórdicos.
También aumentarán las interconexiones entre la industria de defensa ucraniana y las europeas. En Kiev, Zelenski y el primer ministro portugués, Luís Montenegro, firmaron una asociación para la producción de drones marítimos.
En materia de sanciones y, a futuro, de ampliación, la UE deberá de todos modos enfrentarse al llamado Visegrado3, el trío soberanista formado por el checo Andrej Babiš, el húngaro Viktor Orbán y el eslovaco Robert Fico. El líder magiar no pierde día en atacar las estrategias de la UE, pero el sí al préstamo de US$90.000 millones llegó también con su visto bueno.
Europa ya no quiere ser rehén de Budapest, como lo demostró el recurso al artículo 122 y a la mayoría cualificada para el congelamiento sine die de los activos. El experimento podría repetirse, pese a quienes hacen todo lo posible por evitar una Europa a varias velocidades.
Antes de despedirse de los 27, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, les obsequió las Memorias de Jean Monnet, subrayando un pasaje: "Cuando el problema se vuelve el mismo para todos y todos comparten la misma preocupación por resolverlo, las diferencias y las sospechas desaparecen".
(ANSA).



