Irán: Las calles en "llamas" en Irán, los estudiantes se unen a las protestas
Movilización en Teherán e Isfahán, como en época de Mahsa. Pezeshkian: "Escuchen demandas"

Las movilizaciones involucraron a las universidades más prestigiosas de Irán y también fueron confirmadas por la agencia Ilna, vinculada al movimiento obrero iraní.
No se habían visto protestas de tal magnitud en Irán desde 2022, cuando Mahsa Jina Amini, una estudiante de 22 años arrestada por usar el hijab de manera incorrecta, murió mientras estaba bajo custodia de la policía. Su muerte desató tumultos en todo el país.
El régimen ha tendido una mano a los manifestantes: el presidente Massoud Pezeshkian pidió al ministro del Interior que escuche las "demandas legítimas" de los manifestantes y que inicie un diálogo con ellos "para que el gobierno pueda hacer todo lo posible para resolver los problemas y actuar de manera responsable".
Las palabras del presidente Pezeshkian están dirigidas, por supuesto, a los comerciantes, una categoría que tuvo un papel crucial en la revolución islámica de 1979.
En el centro de sus protestas está la desastrosa situación económica en la que vive la gente, aplastada por diversos factores. Por un lado, la elevada inflación, que ya está en el 42,2% anual y atrapada en la espiral de la hiperinflación.
Por otro lado, el colapso del rial frente al dólar, la moneda nacional. El pasado lunes, el billete estadounidense se vendió en el mercado libre iraní a aproximadamente 1.430.000 riales: un aumento del 20% respecto al mes pasado.
El inevitable aumento vertiginoso de los precios muerde diariamente la vida de las personas, con los precios de los productos alimentarios y otros bienes de primera necesidad que ponen a prueba gravemente los presupuestos de las familias.
Una situación que podría empeorar con la modificación del precio de la gasolina introducida en los últimos días.
La crisis tiene raíces locales e internacionales: las renovadas sanciones, la mala gestión del gobierno, la transferencia de los ingresos del país a intermediarios regionales.
Además, la falla de las negociaciones nucleares con Estados Unidos y la posibilidad de una nueva guerra con Israel tuvieron un indudable impacto psicológico en los mercados. No menos importante es la grave sequía que ha afectado al país.
Así, mientras los comerciantes protestaban en el Gran Bazar de Teherán, el jefe del banco central, Mohammad Reza Farzin, presentó su dimisión.
De fondo queda la difícil situación diplomática del país.
Los aliados históricos como el libanés Hezbolá, Hamás en Gaza y los hutíes en Yemen, son cada vez más débiles.
Irán está acorralado por los estadounidenses. El presidente Donald Trump dijo que si el país intenta rearmarse o retomar su programa nuclear, Estados Unidos eliminará cualquier arma.
Ciertamente, Teherán continúa haciendo alarde de fuerza, con Pezeshkian asegurando que "la respuesta de Irán a cualquier agresión cruel será dura y desagradable". Pero el ministro de Relaciones Exteriores, Seyed Araghchi, le ha tendido una rama de olivo a Trump, invitándolo a reanudar las negociaciones: "Ahora Estados Unidos puede participar en un cambio radical hacia mejor".
En el trasfondo, también hay una búsqueda de nuevos canales de diálogo. Pezeshkian ha hablado por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin.
"Continuamos desarrollando relaciones buenas y constructivas con Teherán, incluso contribuyendo a aliviar las tensiones en esta región convulsa", comentó el portavoz del Kremlin, Dmitrij Peskov.
Mientras tanto, Irán está siendo flagelado por tormentas de nieve e inundaciones que han provocado 9 muertos y 15 heridos.
(ANSA).



