Israel: Netanyahu también en EE. UU., el dossier Gaza a la sombra de las elecciones
Bibi busca el apoyo de Trump para su reelección. El magnate impulsa la Fase 2.

La partida es delicada: el primer ministro israelí necesita el respaldo estadounidense para fortalecerse en el plano internacional, pero también en el interno. Si bien los dosieres de Gaza, Hezbolá e Irán ocuparán un amplio espacio en las conversaciones en Florida, Bibi (como se conoce a Netanyahu, NDR) necesita el apoyo del magnate para aumentar su consenso de cara a las elecciones de 2026, a las que su coalición llega debilitada por las divergencias internas y por dos años de guerra que han destrozado la sociedad israelí.
El encuentro en Florida -el quinto desde que el magnate regresó al cargo en enero- será sin duda una oportunidad para que Washington impulse la segunda fase del alto el fuego en Gaza, con la institución de un gobierno técnico palestino para la Franja y el envío de la Fuerza Internacional de Estabilización, junto con una retirada adicional de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) del enclave.
Israel y Hamás no firmaron formalmente ningún compromiso sobre la segunda fase. Y se acusan mutuamente de haber violado los términos de la primera: Hamás aún debe devolver el cuerpo de un rehén, Ran Gvili, e Israel no reabrió el cruce de Rafah en ambas direcciones, aceptando solo permitir la salida de la Franja.
Por su parte, Bibi llevará a la mesa de Mar-a-Lago las preocupaciones israelíes sobre Irán y Líbano.
El Estado hebreo se siente amenazado por el hecho de que Teherán está reconstruyendo e incluso expandiendo su producción de misiles balísticos, a raíz de la guerra de 12 días del pasado junio. Y en Líbano, Israel amenaza con reanudar la ofensiva con toda su fuerza si el gobierno de Beirut no respeta la fecha límite de Año Nuevo para el desarme de Hezbolá, que mientras tanto ha descartado deponer las armas mientras continúen los ataques de las FDI en el sur del país.
Frente a este panorama, Netanyahu podría negociar el visto bueno para avanzar en el plan de paz de la Franja a cambio de un apoyo estadounidense para una eventual acción militar contra Irán o Líbano. Y, mientras tanto, pedir el respaldo de Trump de cara a la votación israelí prevista para octubre del próximo año.
Las encuestas muestran que su coalición ahora no alcanza la mayoría de 61 escaños de los 120 de la Knéset necesarios para gobernar, oscilando entre 49 y 54. Pero si hay algo que realmente caracteriza al primer ministro es la resistencia: habiendo permanecido en el poder de forma casi continuada durante 18 años, Bibi ha atravesado y superado momentos de extraordinaria crisis, desde las protestas por la reforma judicial hasta la masacre del 7 de octubre y la consiguiente ofensiva en Gaza y el tema de los rehenes, cuya gestión ha sido duramente criticada por la opinión pública.
No es novedad que la estrategia de Netanyahu vea en Donald Trump al campeón para encontrar consenso entre los israelíes.
En las rondas electorales de 2019 y 2020, el Likud empapeló las calles con carteles que mostraban a los dos dándose la mano.
Para el próximo año, Netanyahu aspira a replicar ese espíritu de alianza de hierro. Tanto es así que, según una fuente del Likud citada por la cadena CNN, el primer ministro ya discutió la posibilidad de recibir a Trump en Israel en los próximos meses.
Mientras tanto, Bibi intentará obtener el indulto de los procedimientos judiciales, solicitado formalmente al presidente Herzog también a raíz de un apoyo ofrecido por Trump en aquel discurso en la Knéset el pasado octubre, y luego en una carta, que para muchos analistas dio inicio "de facto" a la campaña electoral en Israel. (ANSA).



