La primera ministra japonesa se muda a una residencia oficial "embrujada"
Puede que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, tenga más dificultades para dormir de las que ha revelado, luego de mudarse a una residencia oficial donde se dice que habitan fantasmas...

Puede que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, tenga más dificultades para dormir de las que ha revelado, luego de mudarse a una residencia oficial donde se dice que habitan fantasmas de soldados nipones de hace un siglo.
La primera mujer en gobernar Japón se instaló el lunes en la mansión de piedra y ladrillo contigua a sus oficinas en el centro de Tokio, más de dos meses después de asumir el cargo.
Hasta ahora se había alojado en una residencia para miembros del Parlamento, pero fue objeto de críticas por tardar 35 minutos en llegar a su oficina tras un poderoso terremoto a principios de diciembre.
Takaichi, de 64 años, llegó al poder con la promesa de "trabajar, trabajar y trabajar", y ha afirmado que, desde que asumió el cargo, está demasiado ocupada para dormir más de cuatro horas por noche.
Inaugurado en 1929, su nuevo hogar, cuyo estilo se inspira en el ya demolido Hotel Imperial del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, también podría hacerla pasar su descanso en vela.
El edificio fue escenario de dos intentos de golpe de Estado en la década de 1930, cuando varios altos cargos, entre ellos un primer ministro, fueron asesinados por jóvenes oficiales del ejército.
Además de tener que lidiar con uno que otro agujero de bala, algunos creen que los fantasmas de los implicados en ese episodio vagan por los pasillos desde entonces.
El predecesor de Takaichi, Shigeru Ishiba, también vivió en la residencia, que fue renovada en 2005, aunque dijo que no le daban miedo los fantasmas.
Antes que él, Fumio Kishida afirmó que mientras gobernó el archipiélago asiático no vio espectros en el lugar y que pudo dormir profundamente.
Por su parte, los ex primeros ministros Shinzo Abe, antiguo mentor de Takaichi, y Yoshihide Suga vivieron en otros lugares, dejando a los supuestos espíritus sin compañía durante nueve años, hasta 2021.



