Más de 50.000 fallecidos en Cuba en cinco meses por dengue y chikunguña
Una cincuentena de cubanos, en su mayoría menores, han fallecido en los últimos cinco meses a causa de una epidemia de dengue y chikunguña que comienza a remitir.

Una cincuentena de cubanos, en su mayoría menores, han fallecido en los últimos cinco meses a causa de una epidemia de dengue y chikunguña que comienza a remitir, informaron este miércoles autoridades sanitarias.
Se reportan "cinco fallecidos más", con lo que el acumulado asciende a 52, "34 por chikunguña y 18 por dengue", declaró a la televisión cubana la viceministra de Salud Pública, Carilda Peña.
La funcionaria destacó que "el mayor número" de fallecidos eran menores de 18 años, sin especificar la cifra.
La epidemia de chikunguña comenzó en julio en la occidental provincia de Matanzas, vecina a La Habana, y se extendió rápidamente a las otras 14 provincias de la isla de 9,7 millones de habitantes. También se reporta una epidemia de dengue, enfermedad endémica en la isla.
Peña subrayó que hay 36 ingresados en salas de cuidados intensivos: 24 graves y 12 críticos, menos que en las últimas semanas.
"El pronóstico es hacia la disminución" de los casos, añadió la viceministra, que insistió en la necesidad de continuar la estrategia actual: fumigar, higienizar, detectar a los enfermos y aislarlos para lograr "el control" de ambas epidemias.
Cuba enfrentó en el pasado fuertes epidemias de dengue, pero la chikunguña llegó al país por primera vez en junio de 2014, como parte de un brote regional que había comenzado a finales de 2013 y que afectó a países como Brasil, Colombia, Haití y República Dominicana.
Las autoridades cubanas lograron controlar entonces el pequeño brote registrado en Santiago de Cuba, 900 km al este de la capital.
Esta vez, el brote se salió de control debido a la falta de higiene, la basura acumulada y el agua almacenada en tanques para paliar la escasez que este año ha afectado a tres millones de cubanos, según las autoridades.
Los dos virus castigan a un país ya debilitado por su peor crisis económica en tres décadas, marcada por una falta de divisas que ha erosionado los servicios básicos -incluidos los hospitalarios- y los programas de prevención, como los de fumigación, afectados por la escasez de combustible.



