Navidad: La histórica tregua de los soldados en 1914
En plena Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, en las trincheras, soldados de ejércitos enfrentados dejaron espontáneamente de usar las armas para celebrar la Nochebuena.
Luces encendidas en los árboles, en medio de la oscuridad de la trinchera. Primero el asombro, luego la alegría. El intercambio de pequeños regalos simbólicos, como algunos cigarrillos. Un partido de fútbol como sello final.
Así es como cartas, testimonios y fotografías relatan la tregua de Navidad de 1914. Ocurrida poco después del inicio de la Gran Guerra, no fue decidida por jefes de Estado, sino por los soldados que combatían en el frente.
Narrada en libros y películas, pasó a la historia también como un mensaje poderoso que resuena en el presente, en momentos en que Moscú rechazó hace pocos días los pedidos de una tregua navideña en Ucrania, a los que se sumó en las últimas horas el papa Francisco.
Era el primer invierno del primer conflicto mundial. De un lado estaban los Imperios Centrales (Alemania y Austria-Hungría), del otro, los Aliados (Francia, Rusia, Gran Bretaña, Serbia y Bélgica).
Cuando entraron en guerra en agosto de ese mismo año, la mayoría de los soldados creía que el conflicto terminaría antes de Navidad. En realidad, se prolongaría durante cuatro años. Los llamados del entonces papa Benedicto XV a suspender los combates cayeron en saco roto.
Pero la noche del 24 de diciembre de 1914, en el frente occidental, ocurrió algo distinto: algunos soldados alemanes encendieron velas en los árboles y comenzaron a entonar Stille Nacht desde las trincheras. Los soldados británicos respondieron con la célebre traducción al inglés, Silent Night, desafiando el riesgo de ser castigados por "fraternizar con el enemigo".
La suspensión de los combates —cuya veracidad fue largamente debatida— no fue ordenada por los altos mandos militares, sino que surgió directamente de tropas agotadas por la guerra. Según historiadores, el episodio estuvo vinculado a dos figuras que no se opusieron a la voluntad de los soldados: el suboficial británico Bruce Bairnsfather y el teniente alemán Kurt Zehmisch.
Durante la tregua, según muestran los documentos, se intercambiaron saludos y pequeños obsequios —cigarrillos, chocolate, alimentos—, se enterró a los muertos de los días previos y, de acuerdo con los testimonios, incluso se improvisaron partidos de fútbol. Esto ocurrió sobre todo en las zonas de Flandes, entre Bélgica y Francia, y las imágenes llegaron a los diarios de la época, como el Daily Mirror.
El gesto fue tan extraordinario que inspiró también la película Joyeux Noël, del director francés Christian Carion (2006), candidata al Oscar como mejor filme extranjero. Bajo las armas, la humanidad y el deseo de paz no habían desaparecido.
El episodio no puso fin a la guerra, pero permanece como uno de los hechos más significativos del conflicto, al recordar que la fraternidad humana puede emerger incluso en los momentos más oscuros y que las personas comunes pueden marcar la diferencia.
En 2014, a cien años de distancia, soldados británicos y alemanes volvieron a jugar el partido de la Navidad de 1914.
Antes de la célebre tregua de 1914 —que también aparece en el video Pipes of Peace de Paul McCartney (1983)— no existían ejemplos tan amplios y documentados de treguas navideñas entre ejércitos enemigos. Sin embargo, en las guerras europeas del siglo XIX había algunas tradiciones de respeto mutuo entre soldados, especialmente durante festividades religiosas. En 2024, quien pidió explícitamente llegar a la Navidad con un alto el fuego en todos los frentes fue el papa Francisco.
Mientras tanto, a casi cuatro años de la invasión rusa a Ucrania, y con las negociaciones para poner fin al conflicto avanzando lentamente, el Kremlin puso una lápida sobre la posibilidad de una tregua navideña. "Queremos la paz, no queremos una tregua que le conceda a Ucrania una pausa para prepararse y continuar la guerra", dijo el portavoz Dmitri Peskov.
Y precisamente en la víspera de Nochebuena, Rusia lanzó contra Kiev otro violento ataque contra infraestructuras civiles, en particular las energéticas: 650 drones y más de 30 misiles.
Una situación que llevó al papa Francisco a afirmar: "Entre las cosas que me causan gran tristeza está el hecho de que Rusia haya rechazado una tregua de Navidad. Hago una vez más este llamado a todas las personas de buena voluntad: respetar al menos, en la fiesta del nacimiento de Jesús, una tregua de 24 horas en Ucrania y en todo el mundo". (ANSA).



