Papa: "La fe no puede ser arrastrada al combate político"
"Una globalización cada vez más dramática e impredecible".

En su intervención, el Papa denuncia los repetidos "llamados a incrementar las inversiones militares", justificados, según muchos líderes políticos, por la "percepción de un peligro externo".
Para el Pontífice, "la fuerza disuasiva de la potencia, y en particular la disuasión nuclear, encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y en el dominio de la fuerza".
Lejos de ser una simple cuestión de defensa, el Papa considera que "se ha llegado a considerar una culpa no prepararse adecuadamente para la guerra", y advierte que "esta lógica de contraposición es la característica más actual en una globalización que cada día se vuelve más dramática e impredecible".
De acuerdo con los datos presentados por el Pontífice, "en 2024 las inversiones militares a nivel mundial aumentaron un 9,4% en relación con el año anterior, alcanzando la cifra de 2,718 billones de dólares, lo que representa el 2,5% del PIB global".
Este crecimiento no se limita únicamente a los gastos bélicos, sino que también refleja un reajuste en las políticas educativas de muchos países.
En lugar de promover una cultura de la memoria, que recuerde las tragedias del siglo XX, "se difunden campañas que promueven una visión bélica de la defensa y seguridad", señala el Papa.
"En las escuelas, universidades y medios de comunicación se está difundiendo la percepción de amenazas constantes".
León XIV hace un llamado a la reflexión sobre el impacto de la tecnología en los conflictos armados, aludiendo a los avances en inteligencia artificial aplicados al ámbito militar.
"Se está produciendo un proceso de desresponsabilización de los líderes políticos y militares", apunta, señalando que "delegar a las máquinas decisiones sobre la vida y la muerte de las personas humanas" es una tendencia peligrosa.
Además, el Papa denuncia la creciente influencia de intereses económicos y financieros privados que impulsan la carrera armamentista, y subraya que esto solo podrá ser contrarrestado si se fomenta un despertar de las conciencias y del pensamiento crítico.
"La fe no puede ser arrastrada hacia el combate político, no puede ser utilizada para bendecir el nacionalismo ni justificar la violencia", advierte León XIV, quien también hace un llamado a los creyentes para que rechacen activamente estas formas de blasfemia y "cultiven la paz a través de la oración, el diálogo ecuménico y el respeto mutuo".
En este contexto, el Pontífice menciona la necesidad de que "cada comunidad se convierta en una 'casa de la paz', donde se practique la justicia y se custodie el perdón", citando su mensaje a los obispos italianos del 7 de junio pasado.
El Papa recuerda que la paz no es un "ideal lejano", sino una tarea cotidiana que debe ser cultivada a través de una "creatividad pastoral" que se base en la solidaridad y el compromiso.
"La paz de Jesús resucitado es desarmada", afirma, y llama a todos los cristianos a ser testigos de esta paz en medio de las tragedias globales, conscientes de que "la paz no se alcanza a través de la violencia, sino a través del encuentro y el diálogo".
En su mensaje, León XIV hace un firme llamado a los responsables públicos de todo el mundo para que consideren "la recomposición pacífica de las relaciones entre las comunidades políticas", basándose en la confianza mutua y en la sinceridad en las negociaciones.
En este sentido, cita las palabras de San Juan XXIII en su encíclica Pacem in Terris, donde se subraya que "la vía del diálogo" es siempre la mejor opción para evitar los conflictos y garantizar la estabilidad internacional.
El Papa también hace hincapié en la importancia de fortalecer las instituciones supranacionales, que actualmente se ven socavadas por violaciones a acuerdos internacionales.
"Es necesario apoyar las iniciativas que promuevan la justicia y la dignidad humana, y erradicar los enfoques fatalistas que ven los conflictos como productos de fuerzas impersonales", afirma el Pontífice, citando la encíclica Caritas in Veritate de Benedicto XVI.
El Papa concluye su mensaje haciendo un llamado a todos los creyentes, instándolos a abrirse a la paz, "a reconocerla y aceptarla". En un mundo donde la desesperanza parece dominar, el Pontífice recuerda que "la paz de Jesús resucitado es desarmada y desarmadora, y señala que "la paz no es un lujo ni una utopía, sino un imperativo que debe guiar nuestras acciones diarias".
Este mensaje, que resuena con la llamada de muchos líderes espirituales y políticos por un mundo más justo y pacífico, invita a todos a ser parte activa en la construcción de un futuro sin guerra, basado en el entendimiento mutuo, la reconciliación y el respeto a la dignidad humana. (ANSA).



