Ucrania: Putin entra con fuerza en la cumbre y rechaza el alto el fuego
Kremlin presiona a Trump e ignora a europeos. 2026 será una prueba para la economía rusa

El asesor de asuntos exteriores de Vladimir Putin, Yuri Ushakov, lanzó entonces un par de misiles diplomáticos: los líderes de Rusia y Estados Unidos estarían de acuerdo en que la tregua pedida por ucranianos y europeos "prolongaría el conflicto" y, por lo tanto, habrían decretado la creación de "dos grupos de trabajo" para resolver las crisis, uno "sobre seguridad" y el otro sobre "cuestiones económicas".
La operación, de distracción, está en línea con lo afirmado por el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov. Es decir, que la Unión Europea es el "principal obstáculo para la paz", dado que "el partido de la guerra" compuesto por Ucrania y los Voluntariosos está dispuesto "a ir hasta el final" con sus ideas antirrusas.
La intención es hacer fracasar el plan de paz laboriosamente revisado por ucranianos y europeos, reorientar la situación hacia posiciones prorrusas y achacar la culpa del fracaso del acuerdo a Bruselas.
Una cortina de humo en toda regla, para ocultar las posiciones maximalistas de Moscú, firmes en la idea de subyugar a Ucrania y rediseñar -en su propio beneficio- la arquitectura de seguridad en Europa.
En el punto de mira, en este caso, están las garantías de seguridad para Kiev que, sin embargo, Trump aseguró que serán "fuertes" e involucrarán a Europa.
Si el sueño es un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia a costa de Europa, desatando a las fuerzas MAGA más intransigentes, uno podría conformarse incluso con una desvinculación de Trump, siempre y cuando detenga la venta de armas y frene la escalada de las medidas restrictivas (mejor aún, la cancelación). Y es que el 2026, según varios analistas, así como funcionarios europeos y aliados consultados por la ANSA, podría ser el año en que muchos problemas saldrán a la luz.
De hecho, los ucranianos aseguran que, si son financiados y abastecidos adecuadamente con medios, no tienen problemas para hacer frente a los rusos. Es más. La producción de nuevos drones de largo alcance "hechos en casa" está finalmente cobrando fuerza y, por lo tanto, la campaña de bombardeos contra las refinerías rusas se intensificará.
El objetivo es estrangular el erario. Lo cual va de la mano con la estrategia de sanciones, tanto europeas como americanas.
La ofensiva estadounidense contra Lukoil y Rosneft ha hecho caer en picado los precios del crudo ruso -el índice Ural- muy por debajo de los US$40 por barril, umbral mágico para sostener el presupuesto. Los "magos" del Kremlin están tomando medidas, tanto potenciando la flota en la sombra como recurriendo a una densa red de sociedades pantalla para eludir las prohibiciones, en una carrera frenética contra el tiempo.
Y es aquí donde se concentra ahora el esfuerzo de los contendientes. Este año, el crecimiento del PIB ruso hasta el tercer trimestre fue solo del 0,6%, impulsado casi exclusivamente por los sectores financiados por el Estado, sobre todo la defensa.
Pero varios indicadores muestran que incluso este ámbito ya está agotando su fuerza propulsora -según una presentación del ministro de Defensa, Andrei Belousov-, el gasto militar asciende actualmente al 7,3% del PIB, una cifra comparable a los niveles del final de la era soviética.
La inflación se mantiene, según los datos oficiales, en torno al 6%, acompañada de tasas de interés enormes, del 16%.
Para sostener el sistema se recurrió a la deuda interna: bonos adquiridos por los bancos, luego refinanciados por el Banco Central. Se trata de una especie de déficit fantasma que no contribuye a la deuda pública (para 2025, según las proyecciones, alrededor del 20% del PIB, por lo tanto, bajo) pero, al mismo tiempo, añade fragilidad al sistema, con riesgo de graves sacudidas en caso de cisne negro.
En resumen, la situación sería mucho menos halageña de lo que la pinta el Kremlin. Los rusos tienen una capacidad desconocida en Occidente para apretarse el cinturón, pero hay límites (de momento no superados) y la estrategia es precisamente salir del aprieto, dividiendo el frente transatlántico, por un lado, y el europeo, por el otro, socavando la cohesión interna de la Unión Europea. Con los BRICS, el grupo de países emergentes (integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) garantizando savia vital.
(ANSA).



