UE en la cumbre de la verdad, "se necesita una decisión sobre los activos"
Presión a Bélgica e Italia, llegan nuevas garantías. Orbán frena entrada de Kiev en la Unión
Cuatro puntos cardinales y una brújula: el uso de los activos rusos congelados. Europa se aproxima a la cumbre de la verdad, la última de un año horribilis para el Viejo Continente, el primero de lo que, en los altos mandos comunitarios, parece ser una nueva navegación en alta mar, donde se necesita más cohesión y menos vetos.
Las dudas en torno al Consejo Europeo son diversas, comenzando por su duración. Pero hay un punto en el que todos están de acuerdo: es sobre Ucrania, sobre el apoyo al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, donde habrá un punto de inflexión.
Es en este aspecto que el ejecutivo europeo ejercerá la máxima presión para obtener el visto bueno al uso de los bienes rusos congelados.
Una presión que también se manifestará sobre Italia, cuyo "sí" sigue siendo un enigma en el Palacio Berlaymont. Y cuyo "no", según el razonamiento que filtra quienes están cerca del dossier, podría exponer a Roma a un deterioro de la colaboración con la UE en otros temas delicados, como el del presupuesto plurianual.
Hay al menos tres razones por las cuales Ursula von der Leyen y Antonio Costa presionan para que se apruebe esta medida clave de apoyo financiero a Ucrania. La primera es que Kiev se encamina hacia una bancarrota y, con la tregua no a la vista, necesita dinero fresco.
La segunda es un principio: quien invade otro estado y causa destrucción y muerte debe pagar. La tercera es práctica: en este momento, no hay una solución mejor que el uso de los bienes congelados.
Por un simple dato: es la única vía viable con el quórum de la mayoría y, actualmente, la mayoría de los Estados miembros la apoya. "Es la única solución sobre la que se puede trabajar", explicaron fuentes de la UE, reiterando un principio querido por von der Leyen y Costa: "Se deberá tomar una decisión en la cumbre".
La cumbre, observaron no casualmente las mismas fuentes, "durará lo que sea necesario". Será un encuentro complicado, lleno de murmullos y reposicionamientos, con pocas certezas. Una se refiere a Hungría.
Viktor Orban ha anticipado lo esperado: no apoyará las conclusiones sobre Ucrania, sobre todo en lo que respecta a la adhesión de Kiev. No ha servido de nada el visto bueno de EE. UU. a una rápida entrada de Ucrania en la Unión.
Orban tiene toda la intención de mantener su postura. Hasta que pueda, esperando llegar cerca de las elecciones húngaras del 12 de abril.
La otra certeza es que la discusión sobre los activos rusos será muy larga. En este momento, al menos 20 países son favorables al uso de los activos, aunque las fuentes europeas cuentan con el apoyo de 22-23 capitales.
Budapest y Bratislava son ciertamente contrarias. Los 4 países de la declaración adjunta a la votación para el congelamiento sine die de los bienes - Italia, Malta, Bulgaria, Bélgica, a los que se ha sumado la República Checa - son considerados en duda.
La UE, en teoría, podría proceder de todos modos. Pero hay un nudo, el de las garantías financieras que deben distribuirse entre los 27 sobre el total de 210 mil millones de activos inmovilizados. Quienes apoyan el uso de los activos deben ponerlas.
La distribución sigue el criterio del ingreso nacional bruto. A Italia le correspondería una cuota importante, 25 mil millones. Una cifra difícilmente sustituible, aunque Berlín - el gran defensor del uso de los activos - ha manifestado estar abierto a aportar incluso más de lo debido. Es aquí donde podría encallar el debate en el Consejo Europeo, más que en el "no" de Bélgica.
En Bruselas saben que Bart De Wever dirá "no" también por deber hacia su Parlamento. Pero, en las sombras, la negociación sobre las garantías a ofrecer a Bélgica continúa y avanza ligeramente.
Ciertamente, si en la mesa de la cumbre De Wever se abriera formalmente, el guion del Consejo Europeo cambiaría. Mientras tanto, los sherpas continúan negociando. El resultado de una cumbre de la UE ha sido difícilmente, en la historia reciente, tan incierto. (ANSA).



