
Empresas, hospitales, selecciones olímpicas y hasta fuerzas armadas están demandando el know-how de la máxima categoría del automovislismo para adoptar su tecnología, ingeniería y métodos de trabajo

La ejecutiva está a punto de entrar en una importante reunión de negocios. Tuvo un día largo y aún le quedan varias horas antes de terminar. Un dispositivo en su mandíbula izquierda monitorea sus signos vitales y le advierte: “Tiene una reunión en 30 minutos. Se recomienda un breve recreo para maximizar su desempeño y concentración”. El mismo dispositivo le avisará cuándo acelerar el paso para alcanzar su nivel óptimo al correr, cuándo consumir más agua para no deshidratarse o cuándo dormir más horas para recuperar energías.
Las futurísticas imágenes surgen de un video de McLaren Applied Technologies, el brazo de la empresa de Fórmula 1 McLaren que, desde 2004, se dedica a volcar tecnología originalmente diseñada para sus automóviles de competición en sectores tan disímiles como medicina, deportes, energía, defensa y transporte, entre otros. La firma británica no es el único player en busca de nuevos mercados: su compatriota Williams y, en menor medida, Ferrari ,también fijaron esa meta.
“El futuro de las compañías de F1 está en expandir las capacidades únicas que adquirieron del automóvil de competición y llevarlo hacia otros sectores”, explica Chris Aylett, CEO de Motorsport Industry Association (MIA), agrupación británica que engloba a más de 400 empresas relacionadas con los automóviles de competición. Empresas que, en los últimos años, se convirtieron en proveedores de investigación y desarrollo (R&D, según sus siglas en inglés) para maximizar performance, optimizar procesos y ahorrar costos. “En el corazón de la ingeniería de competición está el uso eficiente de energía, y ese know-how, que surge particularmente del deporte de competición, tiene un valor enorme”, remata el CEO.
Los casos
Hasta hace poco, las fabricantes de autos de competición solían exportar innovación a las automotrices de producción masiva. Materiales especiales para lograr modelos más livianos, avances en aerodinámica y desarrollos en seguridad, suspensión, cajas de cambios y software fueron parte de esa herencia. Pero, en los últimos años, otras industrias se sumaron al intercambio.
El de McLaren es uno de los ejemplos más emblemáticos de exportación de conocimiento por parte de un grupo de F1 hacia otros sectores. La empresa Woking usa telemetría –sensores que permiten analizar y transmitir la performance del motor de un auto, el estado de la suspensión y la temperatura de las ruedas, entre otros parámetros– para tomar decisiones o modificar su estrategia durante una carrera. Aplicar la telemetría en otros contextos permite recolectar datos en tiempo real, como la variación del ritmo cardíaco de una persona realizando actividad física y usar esa información para analizar la eficacia del ejercicio que se esté realizando. También, identificar variables para llevarlo a niveles óptimos.

Si bien esta tecnología ya está disponible –es popular, sobre todo, entre deportistas–, hay cierto escepticismo en cuanto a su grado de certeza y futuro alcance. Las aplicaciones actuales pueden registrar los signos vitales de cada persona, pero el foco de McLaren va más allá: documentar lo que una persona hizo para que esos signos se comporten de tal manera; así, la próxima vez que la persona repita ese comportamiento, la tecnología podrá detectar el patrón y notificar a la persona para que cambie sus acciones y obtenga un resultado diferente.
En deporte, McLaren se asoció con la selección olímpica británica durante los Juegos Olímpicos de 2012. La mitad de las 65 medallas ganadas por el Team GB surgió de deportes en los que la automotriz aplicó su tecnología. Los sensores de McLaren también se usaron en rugby, para monitorear a un jugador luego de haber sufrido un golpe y determinar si cambió algo en su comportamiento post impacto, y en yachting, con el objetivo de analizar cómo afecta a un velero la velocidad del viento o detectar cuándo las velas están recibiendo demasiada resistencia.
En medicina, la telemetría permite monitorear a un paciente e identificar cómo responde a diferentes drogas para, así, personalizar su tratamiento. McLaren y la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) están usando el sistema en pacientes que tuvieron un infarto para registrar los niveles de actividad y su reacción a determinadas drogas.
Williams, por su parte, cuenta con Williams Advanced Engineering, departamento que comercializa servicios de tecnología e ingeniería para plasmar su expertise en diferentes industrias. En materia de defensa, Williams recibió 17 millones de libras (unos US$ 22 millones) para diseñar y construir un sistema de análisis de datos en 589 tanques Ajax de las fuerzas armadas británicas. Es la misma tecnología que la empresa usa para monitorear y mejorar el desempeño de sus autos.
Williams también incursionó en el mercado de equipos deportivos al diseñar, en agosto último, una bicicleta manual para atletas discapacitados usando dinámica de fluidos computacional (CFD, sus siglas en inglés). Creó, además, perfiles aerodinámicos que controlan la dirección del aire para mantener el frío de las heladeras de los supermercados dentro de las mismas. De esta manera, los supermercados ahorran energía (representa hasta 60% de los costos) y los consumidores no sufren las bajas temperaturas al pasar por las góndolas de productos fríos.
Eficiencia, a fondo
Que un equipo de 20 personas tarde 2 segundos en cambiar las cuatro ruedas de un auto durante una parada en boxes despierta admiración no sólo en los fanáticos de la máxima categoría del automovilismo sino, también, en gerentes a cargo de grandes empresas. Como consecuencia, McLaren compartió sus técnicas de trabajo en la parada en boxes con GSK para que la farmacéutica pudiera acelerar la producción de las pastas de dientes Sensodyne y Aquafresh. La automotriz creó un modelo digital de la línea de producción y lo probó en un simulador, tal como hace con sus autos de F1. Al ver la simulación, los trabajadores de la fábrica de GSK supieron enseguida qué cambiar. El proceso de producción pasó de 39 minutos a 15 minutos.
Williams, por su parte, compartió su experiencia en parada en boxes con médicos del equipo de neonatología de un hospital de Gales para mejorar la resucitación de bebés recién nacidos. El equipo de neonatología tomó nota y cambió sus procesos en base a los diseñados por Williams: se aseguraron que los equipos de resucitación fueran fáciles de localizar, copiaron el espacio de trabajo de la automotriz con áreas definidas e implementaron el uso de gestos en lugar de palabras para comunicarse más velozmente.

Algo similar hizo Ferrari: recibió a médicos de un hospital inglés para que aplicaran la eficiencia del gigante italiano en parada de boxes al transportar pacientes, equipos e información de manera segura y rápida desde la sala de operación a la unidad de cuidados intensivos.
Sea cual sea el sector, el objetivo es siempre el mismo: maximizar performance, optimizar procesos y ahorrar costos aplicando las técnicas de una de las industrias más exactas del mundo.