Se formalizó el acuerdo del fabricante de China Chery con el Grupo Socma, de Franco Macri. Plan para producir en la Argentina
WUHU, China.- A diez años de haber cambiado un enorme lodazal en las afueras de esta ciudad por una moderna planta de producción de autos, la automotriz Chery se ha convertido en la empresa local más importante del fabuloso mercado automotor de China.
La automotriz dejará de ser una marca desconocida en nuestra región. Sucede que ya se formalizó un acuerdo por el que la empresa empezará a fabricar sus autos en el Mercosur, mediante un convenio con el grupo Socma, que lidera el empresario Franco Macri. Según los planes de las empresas, en agosto estará rodando el primer auto chino. Se tratará de una camioneta denominada Tiggo, que saldrá a la venta por un valor cercano a los 25.000 dólares. Luego será el turno de la Argentina. "Vamos a ver cómo funciona el proyecto de Uruguay. Después tenemos previsto abrir una nueva planta, que sería en la Argentina", dijo Zhou Biren, vicepresidente de Chery Automobile en la conferencia de prensa del XII Salón del Automóvil de Shanghai.
Fuentes del grupo Macri indicaron a LA NACION que la sociedad con los chinos -Shima Socma- planea para 2008 producir toda la gama Chery en la Argentina. "Trabajamos en el financiamiento de la planta. Nuestra idea es volver a abrir una de la ex Sevel", dijo una fuente de la compañía argentina. Esa sería la segunda parte de un proyecto que prevé largar a rodar el primer auto no más allá de julio. "En Uruguay vamos a instalar una capacidad de producción de unos 25.000 vehículos anuales", agregó Biren.
Actualmente Chery produce en un año lo mismo que todas las automotrices argentinas fabricaron el año último: 400.000 vehículos, aunque tiene capacidad instalada para duplicar ese número. Entre sus previsiones hay una que sobresale: fabricar un millón de autos en 2010 en la planta china y en las siete que tiene en el resto del mundo.
Hasta llegar a esa cifra, este año ya saben que fabricarán 700.000 unidades. Chery emplea 18.000 trabajadores y ha logrado prácticamente un monopolio en algunas ciudades del interior de China, por ejemplo, Wuhu.
Y como si fuera poco, en el Salón del Automóvil que se realizó en Shanghai presentó nueve modelos nuevos y se tornó una de las atracciones de la feria. Chery inició la construcción de su planta en Wuhu, una zona eminentemente industrial, cerca de Nanjing, donde las fábricas locales se especializan en autopartes para vehículos.
La compañía mixta, que integra capitales del Estado y de los privados, no ha dejado de crecer. "Se ha ubicado en este país como la Toyota china -graficó Miguel Velloso, cónsul argentino en Shanghai que recibió a LA NACION en sus oficinas-. Chery ha tenido un crecimiento vertiginoso y, por ahora, parece no tener techo."
Bien valen algunos números para entender ese crecimiento: en 2002 exportó 100 autos. Al finalizar este año, la cifra se habrá multiplicado por cien.
Sólo es superada por dos joint ventures que dos gigantes -General Motors y Volkswagen- tienen con empresas chinas.
Además, Chery tiene otra ventaja nada menor: el mercado de venta de autos de 2006 llegó en China a siete millones de unidades, con un crecimiento interanual de alrededor de un 35%. Recorrer las entrañas de la planta de Wuhu es toparse de cerca con la modernidad. No hay ningún componente de ese complejo que supere los diez años.
Pese a que la mano de obra en China se caracteriza por ser muy barata -un obrero cobra alrededor de 300 dólares mensuales-, los chinos han optado por la automatización. Es posible caminar allí adentro por varios minutos, ver centenares de piezas en movimiento e inquietos robots, y apenas cruzarse con algún que otro obrero.
En China, las empresas tienen algunos beneficios para localizarse en un lugar determinado. En el caso de las automotrices, muchas veces han logrado que el gobierno provincial les asegure algún tipo de monopolio en la venta de vehículos de una marca radicada en el lugar. Se ha creado una suerte de intercambio compensado que permite traer vehículos de otra marca sólo si se concede el envío de los fabricados localmente.
Así,en Shanghai se verá una abrumadora mayoría de Volkswagen, especialmente en taxis y autos económicos, y en Wuhu cuesta trabajo encontrar uno que no sea un Chery.
Uno de los puntos de los que tampoco escapan las automotrices chinas es la copia de modelos. Sucede que en China la propiedad intelectual está vapuleada y las copias son tan perfectas que no tienen diferencia con las originales.
En el caso de Chery, hace años hubo algún reclamo de General Motors por el notable parecido entre el QQ -el auto económico del grupo- y el Chevrolet Spark. Incluso se llegó a acusar a Chery de que las puertas del Chevrolet eran perfectamente montables en el QQ. En China poco importa la discusión sobre la copia de todos los productos, incluidos los autos. Quizás ahora los chinos hayan zanjado definitivamente la discusión reemplazando al polémico y exitoso QQ por un nuevo modelo: el A1, un vehículo compacto que ha sido equipado con DVD de serie.
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