El Volkswagen Gacel (rebautizado sobre el final Senda) fue el primer auto íntegramente fabricado por la automotriz alemana en el país; lanzado en 1983, se transformó en un éxito por su mecánica sencilla y confiable
Las tapas de los diarios del 21 de septiembre de 1983 no hablaban del Día de la Primavera. Faltaba poco más de un mes para las elecciones presidenciales, luego de siete años de dictadura, y la Cámara Electoral ratificaba un fallo que le impedía al comunismo, el socialismo y el FIP llevar en sus boletas la candidatura de la fórmula peronista Luder-Bittel. El radicalismo denunciaba intentos para suspender los comicios. Una foto se repetía: el cortejo fúnebre de Ángel Amadeo Labruna hacía su última pasada por la puerta de la cancha de River. No había noticias del lanzamiento del Volkswagen Gacel.
Su irrupción en el mercado local fue tan silenciosa como sólida y pertinaz su vigencia hasta la actualidad, más allá de que la empresa decidiera descontinuar su producción en 1996. El auto experimentó a lo largo de 13 años una de serie mutaciones y rediseños que lo mantuvieron al tope del mercado por su condición de fierro fiel y confiable.
Cuarenta años después de su aparición en las concesionarias argentinas bajo el nombre de Volkswagen Gacel –ya se fabricaba en Brasil como Voyage- el vehículo sigue prestando servicios. Lo buscan quienes necesitan un auto económico y de mecánica sencilla, y lo atesoran sus fanáticos, al punto de haber fundado el Club del Volkswagen Gacel y Senda.
La fabricación del VW Gacel tuvo como objetivo principal reemplazar al viejo VW 1500, otro ícono de la clase media argentina (derivado del Dodge 1500 cuando Volkswagen se hizo cargo en los años 70 de la planta de Chrysler en la Argentina). La plaza por entonces estaba dominada por dos monstruos de la industria automotriz: el Peugeot 505 y el Renault 18. La misión era ardua pero el esfuerzo dio sus frutos.
Versiones
El Volkswagen Gacel fue comercializado en las versiones GL 1.6 (una con caja de cuatro marchas) y una GS (1596 cc) con caja de 5 marchas. Todas las unidades venían equipadas con los motores Volkswagen-Audi AP 1600/1800. La versión GL era la base y la GS era la Full, con la incorporación de aire acondicionado, nuevo tablero, mejores butacas, paneles de las puertas de tela, llantas de aleación, antena eléctrica y espejos regulables desde el interior, entre otras características.
“El motor es irrompible”. Así lo describe Angel Junco, presidente del Club Gacel y Senda a nivel nacional. “En 1983 fue el primer Gacel que sacaron después del Dodge 1500. Con los años fue tomando un gran impacto en la sociedad, que lo adoptó más que nada por el motor que trae el auto. Es irrompible -insiste-. De ese motor destaco el andar, la tranquilidad que da al viajar. Es muy sencillo, muy fácil de arreglar, de ponerlo a punto. No tiene mucha ciencia. Al que lo tiene le da muchas satisfacciones”.
Fabricado en la planta de San Justo, La Matanza, que en ese momento manejaba la automotriz alemana, fue el primer Volkswagen de producción íntegramente nacional. Otras características que destaca Junco son su “confort, el andar. No es un auto duro, es cómodo. Se puede hacer muy bien un viaje largo, no cansa”.
En 1988 se produjo el primer rediseño del Gacel luego de la fusión entre Volkswagen y Ford para conformar Autolatina. La nueva compañía decidió modernizar las líneas exteriores del vehículo y rediseñar parcialmente su interior para ganar en confort. Allí nació la tercera versión: el Gacel GS 1.8, definido por la empresa en las publicidades como “un fierro”.
Este modelo sobresalía por estar equipado con butacas fabricadas por la marca Keiper en forma de H, volante proveniente del Gol GTi brasilero y llantas pentagonales con tasa central, herencia del modelo brasileño Santana. También incorporaba un deflector en la tapa del baúl, un portapatente en la cola y poseía logos rojos con los números 1.8 en el guardabarros y en la insignia de baúl.
Junco, que con su Gacel realizó viajes a Embalse Río Tercero, Rosario, San Luis y Mendoza, entre otros destinos, destaca otra clave del rendimiento del vehículo: su bajo costo de mantenimiento. “Se cambia el aceite una vez por año, depende cuánto se use. En arranque y alternadores es poco lo que gasta. Y tiene un consumo de 1 litro por cada 15 kilómetros en ruta o 10 kilómetros en la ciudad”.
En 1991 volvió a entrar a boxes para un nuevo rediseño. De allí surgieron las versiones GLS con motorización 1.8, aire acondicionado y con el interior del modelo GS 1.8 anterior pero sin las butacas Keiper en H. Como novedad estética contaba con lo paragolpes pintados en una franja con color carrocería y nuevas baguetas más anchas que el modelo anterior. También salieron al mercado el GLD, equipado con un motor Audi 1.6 diesel, y el GTS, con tapizado de tela al igual que el Gol GTI brasileño.
Aunque el paso del tiempo todo lo esmerila, la pasión por el Volkswagen Gacel sigue intacta. Junco, titular de la filial San Juan del Club, cuenta que hace 15 años decidieron juntarse y fundar esta entidad que no sólo exhibe los vehículos una vez por semana sino que también realiza obras de beneficencia. Son 18 socios en su provincia, a los que se suman los clubes de Córdoba, Mendoza y San Luis, entre otras provincias.
Recalca Junco que aún hoy en día el Volkswagen Gacel es muy buscado en el segmento de los vehículos usados. “Todavía tiene muchos fanáticos. Por lo general siempre hay chicos que buscan este tipo de vehículos por su alto rendimiento y bajo costo. Bien mantenido, bien vendido, un Gacel puede tener un precio de $900.000, aproximadamente”.
En 1991 salió a la venta en nuestro país proveniente de Brasil la versión tres puertas del Gacel, la primera generación del Gol. Y el éxito fue tal que la demanda se volcó masivamente hacia este nuevo vehículo, postergando al Senda, el nombre que había adoptado el Gacel desde 1993 al quedar en su versión base. Finalmente, en 1996, se dejó de fabricar.
En la pista
El Volkswagen Gacel también se ganó un lugar en las páginas deportivas a partir de su participación en diversas competencias de automovilismo. Saltó a las pistas en 1986 en la categoría Turismo Nacional Clase 2, pero captó todos los flashes en 1989 al debutar en el TC 2000, conducido por Guillermo Yoyo Maldonado, un piloto referente de la marca. Durante dos años logró pelear de igual a igual el campeonato con el Ford Sierra de Silvio Oltra y la Renault Fuego de Juan María Traverso, dos íconos de la bandera a cuadros.
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