Hay que educar al soberano", sentenció sabiamente alguna vez Domingo Faustino Sarmiento. En otras palabras, la educación es vital para el real progreso de un pueblo; a fines del siglo XIX y ahora también. Solo que en estos tiempos, en especial en materia de conducción y seguridad vial, lo que necesitamos es una reeducación.
La frase sería "hay que reeducar al soberano que participa en el tránsito", ya sea que conduzca un vehículo de cualquier porte, una motocicleta, una bicicleta (también habría que incluir a los skaters) o sea peatón. Porque todos estamos mal educados o, mejor, mal aprendidos. Por ejemplo, hay un video en las redes sociales en el que se ve una congestión en una autopista alemana: todos los vehículos están detenidos a la izquierda y a la derecha en perfectas filas indias y todo el carril central absolutamente despejado para qu una ambulancia pase a gran velocidad sin obstrucciones.
Acceso Oeste el lunes último, una mabulancia en zigzag de mano en mano en mano para avanzar porque el carril de emergencias, claramente marcado, estaba lleno de vehículos que hacían caso omiso de la señalización y de la sirena. Es claro que por algo a Alemania y a la Argentina les va como les va.
Todos nos molestamos con los trámites como la renovación del registro u otros documentos, pero la charla de concientización no pasa de eso: es buena, pero solo es un requisito más. Sería mejor que pase a ser un curso más extensivo y exigente (que nos recuerde las prioridades, derechos de paso, etcétera). Quizás así mejoremos nuestro comportamiento en el tránsito. Lo mismo vale para los jóvenes en el secundario y hasta para los niños de primaria: también se deben educar peatones responsables.