Sin novedades del nadador desaparecido en Necochea
NECOCHEA.- Más de tres días de búsqueda y ni una sola novedad. Cada minuto que pasa es más angustia para la familia y los amigos de Ezequiel Bermejo, el nadador que desapareció en el mar mientras participaba de una competencia que comenzó en el Río Quequén y que, al cabo de diez kilómetros, finalizaba en una playa de esta ciudad.
Con un guardacostas, gomones, motos de agua y helicóptero, la Prefectura Naval despliega un rastrillaje que además cuenta con el apoyo de guardavidas, personal de Defensa Civil y voluntarios, que en más de 72 horas no lograron dar con este deportista de 43 años oriundo de Temperley.
La fuerza de seguridad dio intervención a la justicia provincial, que al momento no abrió investigación sobre el caso. "La prioridad hoy es la búsqueda y el rescate de la víctima", confiaron desde el Ministerio Público. Y en caso de que se forme una causa se deberá definir si la competencia es ordinaria o federal.
Existe un notorio malestar con la organización de la carrera no solo del entorno más cercano de Bermejo, sino de la mayoría de los participantes de la prueba, porque consideran que no se tomaron los recaudos para evitar este desenlace.
El último dato que se tiene de Bermejo es de cuando ya había salido del tramo de siete kilómetros por río y avanzaba entre un oleaje duro, con ondas de más de dos metros, que maltrataba por igual a los 550 competidores que fueron de la partida y a los kayakistas que los acompañaban como apoyo.
Bermejo tenía el suyo, que lo siguió durante casi toda la carrera hasta que se le quebró el remo y debió abandonarlo, a casi 1000 metros de la costa. "Sigo, estoy bien", le dijo el nadador, que hasta ese momento llevaba buen ritmo, en su debut en esta exigente prueba.
Noelia Petti e Ignacio Grignaschi, dos de sus amigos, afirman que Bermejo ya había competido en aguas abiertas en Villa Gesell y tenía chequeos médicos perfectos. "Falló la seguridad de la organización", insisten. Guardavidas experimentados también aportaron críticas por falta de controles.
"El mar era un lavarropas", coincidieron otros competidores sobre el bravo escenario que se encontraron en aguas abiertas, cuando dejaron atrás el curso del Río Quequén. Hablan de olas altas e intensas, fuerte correntada y baja temperatura.
Este desenlace despertó quejas que también apuntan sobre el recorrido elegido. El tramo de mar se hizo tal como se había convenido, pero en esos momentos en contra de la corriente, lo que complicó a los deportistas. Se preguntan los participantes por qué, si se sabía de la rotación del viento, no se completaron esos últimos tres kilómetros por mar en sentido a Quequén.
"Nunca tuvimos un problema en 37 años. Se tomaron todos los recaudos y se fijó un plazo límite de cuatro horas para levantar a los competidores que no llegaran a la meta", señaló Juan Carlos Cuenca, coordinador de esta competencia denominada Río-Mar 2020, un clásico de esta ciudad que reúne a nadadores de todo el país.
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El participante 196, Bermejo, no llegó a la meta y entonces se inició la búsqueda el mismo sábado. El prefecto mayor Aníbal Moya, responsable de la Prefectura Naval Argentina en este operativo de rastrillaje, remarcó que al momento de la competencia las condiciones "eran más que óptimas" para nadar y navegar. "Los primeros en completar el recorrido lo hicieron en dos horas, la mitad del plazo máximo establecido", recordó.
Del despliegue por mar, aire y tierra resaltó que continúa en la medida que las condiciones hidrometeorológicas acompañan. Por el momento, sin resultados positivos, pero con el compromiso de continuar hasta dar con Bermejo.
Entre los participantes coinciden en que el cambio fue rotundo al pasar del río al mar, con una temperatura del agua muy baja. Por eso hubo abandonos en el tramo final, entre agotamiento por el oleaje y también principios de hipotermia.
"Corrí mucho en aguas abiertas, pero esta carrera es de las más duras que viví", reconoció el nadador tresarroyense Hernán Arrispe. En declaraciones a radio LU24 dijo que cuando él necesitó asistencia "vinieron perfectamente", pero también reconoció que hay tramos en los que se avanza solo.
También se advirtió sobre las dificultades que tuvieron los kayakistas que acompañaron a algunos de los competidores. El servicio de apoyo cercano se podía contratar y costaba $3000, adicional a los $3500 que se pagaba en concepto de inscripción.
Por el tiempo trascurrido desde la última vez que se vio a Bermejo y la amplia superficie barrida por los medios afectados al operativo de rastrillaje son pesimistas todos los pronósticos. En el caso de un desenlace fatal, que pudo haber sido por una hipotermia o algún paro cardiorrespiratorio, se presume que el cuerpo pudo haber caído rápido al fondo y podría recién salir a flote entre cuatro y cinco días después.