Villa 20: están juntos desde hace 43 años y hoy los casó el jefe de gobierno porteño
Felina y Rafael se conocieron en Jujuy y llegaron a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades laborales; su historia refleja la de muchos vecinos del barrio que buscan progresar
Felina Arroyo y Rafael Romero están juntos hace 43 años. Viven en la casa 40 de la manzana 7C de la villa 20, en Lugano, donde no entra luz natural y la humedad gana espacio. "Si fuera por mí ya me hubiera casado hace rato”, decía Rafael hace algunas semanas. “La que no quiere es ella”, y señalaba a la mujer, que sonreía.
Pero Felina, en esa charla que ambos tuvieron con LA NACION, parecía estar dispuesta a dar el paso. Y finalmente accedió, semanas después, a dar el sí, en una ceremonia que se realizó esta mañana en el Parque de la Ciudad, rodeados de amigos y de familiares.
El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta , que conoció a los vecinos de la villa 20 cuando se inició allí el proceso de urbanización, fue el responsable de la unión. Debido a su cargo como funcionario puede oficiar como juez de paz.
“Estoy acá porque me encantó su historia de amor desde el primer momento en que los conocí; el otro día estuve en el barrio y tuve miedo que Rafa saliera corriendo asustado, después me di cuenta de que eso no iba a suceder, porque él está muy enamorado”, explicó Rodríguez Larreta.
Rafael, que reparte su tiempo entre las changas que puede conseguir y las guitarreadas folclóricas, tocó su guitarra junto al grupo musical que lo acompaña y frente a una gran cantidad de vecinos que se acercaron a la ceremonia. La pareja es de las más antiguas del barrio y, también, de las más queridas.
“Estoy muy contento de casarme con Felina después de 43 años de felicidad”, dijo, emocionado. Felina, de pocas palabras, le devolvía el gesto con los ojos repletos de amor. Esa misma mirada que Rafael conoció en San Pedro de Jujuy antes de llegar a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades laborales.
Rafael llegó primero a la ciudad y se instaló con una tía en Lugano. Al poco tiempo se reencontró con Felina y nunca más se separaron. Hoy aprovechan el tiempo para organizar reuniones en familia, ocuparse de la casa o tocar la guitarra. “La música, la danza y el canto son una terapia”, repite Rafael.
La historia de vida de ambos refleja la de muchos habitantes de la villa 20 que sueñan con progresar. Por el rincón donde se encuentra su casa y las condiciones críticas que exhibe, Felina y Rafael podrían ser una de las primeras familias relocalizadas en las viviendas que se construyen en el predio que hace tres años fue ocupado por unas 2500 personas y dio lugar al barrio Papa Francisco.
"No nos negamos a pagar por una casa, pero para eso el Estado nos tiene que dar la oportunidad. Nunca hemos tenido nada, hemos vivido así no porque queremos, sino porque las posibilidades no nos daban", decía Rafael, mate en mano, cuando charló con este medio. Mientras avanza la construcción de las viviendas, hoy tiene otro motivo para estar feliz.