Cuando las emociones tienen la razón
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En su libro El error de Descartes , Antonio Damasio sugiere que la razón puede no ser tan pura como muchas veces se supone, y que las emociones y sentimientos quizá no son intrusos en el bastión racional, sino que estén enmarañados en sus redes "para mal o para bien".
Según el científico, las estrategias racionales del ser humano, maduradas a lo largo de la evolución (y plasmadas en el individuo), no se habrían desarrollado sin emociones y sentimientos. Y aún después de que la facultad de razonamiento llega a su madurez, pasados los años de desarrollo, es dable pensar que la capacidad de experimentar sentimientos es crítica en el pleno despliegue de la racionalidad. "No se puede negar que en ciertas circunstancias emociones y sentimientos pueden causar estragos en los procesos de razonamiento -escribe Damasio-. Es lo que nos dice la sabiduría tradicional. Pero lo novedoso y sorprendente es que la ausencia de emoción y sentimiento sea igualmente perjudicial."
Hoy día, los investigadores saben que tanto las emociones como la razón son necesarias en "la toma de decisiones acordes con un sentido de futuro personal, convención social y principio moral".
Y están comenzando a develar los los secretos que se esconden en la caja negra del cerebro.



