Un argentino superó a 7500 programadores del mundo
En la competencia intervinieron participantes de 100 países
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No es la primera vez que el nombre de Sergio Sancho gana un lugar en las páginas de los diarios.
En 2002, integró el equipo de la UBA clasificado entre 2400 universidades del mundo y consagrado finalista del 26° Torneo Mundial de Programación.
En marzo de 2003, formó parte nuevamente del conjunto de jóvenes estudiantes locales que recibió una medalla de bronce y fue consagrado Campeón de América en la Competencia Internacional de Computación.
Pero el viernes último alguien, muy lejos de aquí, en Mountain View, California, Estados Unidos, volvió a mencionar su nombre. Esta vez era un ejecutivo de Google, y fue para decir que este estudiante argentino de computación, de 30 años, era el ganador, nada más y nada menos que entre 7500 candidatos, del concurso Code Jam 2004, que organiza el famoso buscador de Internet, y que es uno de los bocati di cardinali de las competencias internacionales de programación: implica un premio de 10.000 dólares y un enorme prestigio en el círculo selecto de las mentes más brillantes del planeta en la materia.
"Después de recibir el premio, un trofeo hecho en Lego, lo primero que hice fue llamar a mi mamá [Ana María Florez] para contarle... La llamada me salió carísima: ¡me cobraron como 20 dólares el minuto! Ella tuvo que parar la conversación un momento para buscar una silla, porque no podía creerlo. Pero lo mismo me había pasado a mí: sueños uno siempre tiene, y yo participé pensando que haría buen papel, pero no imaginé el primer puesto. Me sorprendí con el resultado."
Técnico industrial y apasionado de la computación desde los nueve años, cuando su padre le regaló una TK 90, Sergio Sancho trabaja en la empresa Core Security Technology de Buenos Aires y en estos días prepara su mudanza: a partir de ahora, pasará a vivir en casa propia.
Esta fue la segunda edición del certamen propuesto por Google. La lista de participantes fue abrumadora: 7500 programadores de todo el planeta. "Las primeras dos rondas de calificaciones fueron on line -explica-, organizadas en conjunto por Google y Top Coder. Primero pasamos de 7500 a 500 y luego de otra ronda fuimos 250. Finalmente, quedamos 50 [Sancho, el único hispanohablante], que Google invitó a competir en sus cuarteles centrales, en California. No había ninguna mujer entre las finalistas. ¿Menos inteligentes? No, para nada. Quizá, tienen menos interés en la informática y son menos competitivas que los varones."
Mente que brilla
La tarea propuesta era encontrar programas que permitieran resolver tres problemas matemáticos distintos. Dicho así, parece muy sencillo.
Pero los problemas, por cierto, no son nada semejantes a los que nos proponían los docentes en la escuela primaria: acá, se trata de escribir algoritmos (complejas operaciones matemáticas que le indican qué hacer a la computadora) y probarlos para ver si son capaces de resolver el desafío.
"Teníamos una hora y cuarto para resolver los tres problemas -recuerda Sergio-. Es una combinación entre resultados y tiempos. Solamente uno de los postulantes resolvió el tercer problema, que era muy difícil. Lo hizo bien, pero tardó mucho, y además se equivocó en los dos problemas anteriores. Pero, además, una vez terminada la competencia, tuvimos cinco minutos, teóricamente de descanso, y luego 15 minutos más llamados «challenge» (desafío) para ver cómo los otros habían resuelto los problemas e intentar encontrarles errores proponiéndoles casos para que fallen: si uno gana, obtiene 50 puntos, y si no le encuentran fallas, los pierde. Yo gané dos challenges y así en la suma final obtuve 672 puntos. La media hora que pasó desde que nos sacaron de las máquinas hasta que anunciaron los cuatro primeros puestos fue ¡in-ter-mi-na-ble!"
Muy cerca de Sergio Sancho estuvo el matemático chino Po-Ru Loh, que trabaja en California, con 670 puntos y un premio económico de 7000 dólares, seguido de otro matemático del Massachusetts Institute of Technology (MIT), el canadiense Reid Barton, quien ganó 5000 dólares, y finalmente Tomasz Czakka, polaco, que estudia un doctorado en Ciencias de la Computación en Indiana, EE.UU., y obtuvo 3000 dólares.
¿Por qué Sergio Sancho, con sus 30 años ya cumplidos, es todavía un estudiante y no un graduado? "No sé si por fortuna o por desgracia -explica-, pero trabajo desde muy joven, y eso cuesta..."
Con su trofeo a cuestas y una emoción que le cuesta comunicar, Sergio Sancho volvió a Buenos Aires el último lunes, a la mañana.
"Me estaban esperando en Ezeiza mi mamá y mi papá, que están separados hace 25 años -comenta-. Después, vinieron las felicitaciones de mi abuela, mis amigos, de los compañeros del trabajo y muchísimos e-mails..."
Si bien no se queja de penurias económicas, Sergio Sancho dice que nunca había ganado tanto dinero junto, aunque en la época de la convertibilidad sí tuvo ocasión de hacerse de un pequeño capital que transformó en cuatro ruedas. "Es el auto que tengo todavía -explica-, y como empecé a manejar de grande lo choqué algunas veces, ningún choque grave. Tal vez, parte de lo que gané se convierta en un auto nuevo, aunque no tengo que olvidarme de la mudanza.
Más allá de las cuentas, a Sergio Sancho lo entusiasma el prestigio que le ofrece en su área el premio obtenido. "Todos los finalistas dejamos el currículum en Google -dice- y no me faltan ganas de probar trabajo y vida en otro país. Conozco EE.UU. y también algunos países de Europa, como Italia. Es una oportunidad para difundir mi propio trabajo y también la imagen de nuestro país. Para mí es un orgullo que gente de todo el mundo vea que la Argentina puede ubicarse en estos lugares. Estas cosas siempre abren puertas, veremos qué se viene..."
Ya no usa barba ("No me gusta más ese look") y dice que es de River, pero no fanático. Poco cine, grupos estilo Metálica (pero tampoco nada tan pesado) a la hora de la música. "Y últimamente me divierto con los juegos de rol, con amigos", agrega.
-¿Y el amor?
-Mmmm... No es que no me gustaría estar de novio, pero tampoco me estoy dedicando seriamente al tema.
-Entonces, ¿la fama de fríos de los informáticos es cierta?
-Bueno, tiene algún fundamento, cierta conexión con la realidad.



