Una francoargentina presidirá la sociedad mundial de astronomía
Es Catherine Gattegno de Cesarsky
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Con más de 80 años de trayectoria, y 8500 miembros de todo el planeta, la Unión Astronómica Internacional acaba de designar por primera vez en su historia a una mujer como presidente electo.
Pero esta noticia, para los argentinos, tiene un condimento más: la elegida es la doctora Catherine Gattegno de Cesarsky, quien, si bien nació en Francia, a los dos años arribó con su familia a nuestro país. Aquí hizo sus estudios hasta graduarse como física en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Luego se doctoró en Harvard (EE.UU) y si bien deseó volver al país en la década de 1970, la situación nacional la llevó a radicarse en el exterior e iniciar una destacadísima carrera profesional.
Hoy es directora general del Observatorio Europeo Austral y en el 2006 asumirá la presidencia de la Unión Astronómica Internacional.
"Cuando me llamaron para comunicarme la decisión, me sorprendió", relata en su breve paso por Buenos Aires, y poco antes de dictar un coloquio en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE) en la Ciudad Universitaria. "Este nombramiento es un honor, independientemente de ser mujer o no. Pero efectivamente estoy contenta de que se haya elegido a una mujer", admite.
Esta no será la única vez que la científica protagonizará un hecho inédito. En verdad ella es pionera de alma. Ya en el Liceo Francés fue la primera en especializarse en matemática y ciencia. "Eramos 11, diez varones y yo. No era cómodo ese papel, pero finalmente me hice amiga de los chicos hasta que llegó el día del examen y me fue muchísimo mejor que al resto. Ahí casi no me saludaron a la salida de clase", recuerda sonriente.
En realidad, como todos los buenos alumnos de ese colegio galo de Belgrano, esperaba continuar sus estudios en Francia, más precisamente en la prestigiosa Ecole Polytechnique. Este proyecto se lo comentó a un inspector francés que había venido de visita al país. "Pero se rió y me dijo que no había mujeres en la Ecole Polytechnique. Esto recién cambió en 1972", menciona.
Ese dato hizo que modificara por entonces sus planes e ingresara a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. "He sido afortunada en la vida. Mi primera suerte es que me haya tocado estudiar en la UBA en la época de oro. Justo me fui la Noche de los Bastones Largos (famosa represión del gobierno militar de Onganía a docentes y alumnos en 1966). Mientras esto ocurría yo estaba en el avión. Me acuerdo que no bien llegué a Estados Unidos buscamos averiguar qué había pasado aquí", memora. No estaba sola, la acompañaba su marido, el astrofísico Diego Cesarsky, con quien tiene dos hijos. El joven matrimonio iba a hacer sendos doctorados en la Universidad de Harvard y luego planeaban regresar a la Argentina.
En 1973 se hicieron una escapada para averiguar futuras posibilidades laborales, pero el panorama nacional era poco auspicioso. "Llegamos unos días después que Perón, lo único que nosotros sí arribamos a Ezeiza. Estábamos acá cuando deciden que Isabelita sería la vicepresidente. Entre el enfrentamiento ocurrido en Ezeiza, se veía que Perón se moría y quedaba su mujer... decidimos muy tristemente que no volveríamos. No tuvimos ni tiempo de preguntarnos qué hacer cuando unos franceses nos ofrecieron trabajo", agrega.
Más tarde vendría la titularidad del servicio de Astrofísica y la dirección de toda la investigación básica de la Comisión de Energía Atómica de Francia, con casi 3000 personas a su cargo. Desde hace cuatro años dirige el Observatorio Europeo Austral (ESO), y lo hará por otros cuatro años más. Además, claro está, de asumir en el 2006 la titularidad de la Unión Astronómica Internacional.
Mujeres que trabajan
Allí encuentra a numerosas pares de nuestro país. Es que la Argentina muestra uno de los índices más alto de mujeres apasionadas por el cosmos. Ellas alcanzan el 35% del total de los investigadores de su disciplina, cuando el promedio mundial apenas araña el 12%.
- ¿Atribuye a alguna razón en particular el alto número de astrónomas argentinas?
-No sé por qué hay más mujeres en astronomía en la Argentina. El otro país con alta proporción es Francia. Tanto en Francia como en la Argentina, por lo menos en la clase media, se considera que las mujeres también deben hacer carrera, y no quedarse en sus casas a cuidar a los niños, aunque gasten la mayor parte de su salario en guarderías y niñeras. Ahora que vivo en Alemania, puedo decir que la presión social es muy distinta. Ahí la idea es que una vez que son madres, las mujeres no sigan trabajando más y tampoco encontrarían dónde dejar a sus hijos, si lo desearan hacer.
-¿Pensó alguna vez que haría esta carrera tan brillante?
-Para nada. Me imaginaba haciendo teoría en un rincón solita con papel y lápiz. Eso hice en la primera parte de mi carrera. En cambio luego, lejos de estar aislada, estuve rodeada de miles de colegas y, en la mayoría de los casos, bajo su dirección.
-¿El gerenciamiento femenino es distinto del masculino?
-Para mí el management es más que todo el management de las personas. Es importante darse cuenta de cómo son. Resulta clave ofrecer a cada uno lo máximo que pueda hacer. Si uno le da más, estará frustrado o infeliz. Si se le da menos, se aburre. Para eso hay que ir conociéndolos. En esta tarea creo que la mujer es mejor. Escucha más.
-Por último, ¿cómo observa la calidad científica de la Argentina?
-Hace pocos años me pidieron ser miembro de un jurado que elegía profesores. Elegimos tres personas entre diez de excelente nivel. A pesar de tantos avatares, la formación académica sigue siendo muy buena. Los argentinos que van al extranjero siempre se destacan. Ya esto ocurría cuando fui a Harvard: los argentinos que estaban allá se ubicaban siempre entre los mejores. La Argentina cuenta con muy buenas individualidades.
Autora: Cecilia Draghi, Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.



