
Una nueva alternativa permite tratar la próstata con un método no invasivo
Se aplica una sustancia especial que reseca la porción crecida de la glándula
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Una nueva alternativa que no requiere anestesia general ni internación, ni tampoco cortes o incisiones, permite tratar un problema que una buena proporción de hombres sufren a partir de los 45 o 50 años: la hiperplasia prostática benigna (HPB), generada por el crecimiento desproporcionado de la próstata.
La técnica fue desarrollada por especialistas japoneses, pero en nuestro país la introdujo el doctor Roberto Labayén, miembro titular de la Sociedad Argentina de Urología, quien durante 22 años dirigió el San Francisco Urology Center, en los EE.UU., institución que fundó.
Según el doctor Labayén, esta alternativa permite llegar hasta la glándula afectada por vía transuretral o transrectal mediante un endoscopio y tratar en forma selectiva el crecimiento de la próstata con un líquido que se aplica con una aguja especial (con forma de semicírculo) puntualmente sobre los tejidos hiperplásicos, un gel de alcohol superconcentrado (llamado alcohol absoluto).
Al cabo de una semana, según el médico, certificado de la American Board of Urology de los EE.UU., la glándula se deshidrata y esto la atrofia. Con esa reducción, que se opera sobre el tejido hiperplásico solamente, el paciente mejora: como la próstata crecida ya no comprime la uretra (ver infografía), se alivia la obstrucción y no experimenta esas incómodas molestias que suponen levantarse a orinar varias veces por la noche, tener urgencia miccional, orinar pero sentir que la vejiga no se ha liberado de su contenido o tener un chorro de orina débil y entrecortado.
"En la Argentina realicé ya 35 intervenciones de este tipo, con excelentes resultados", aclara Labayén, quien agrega que existe seguimiento de los pacientes a más de tres años y todos conservan el beneficio adquirido con el procedimiento. El urólogo expresa que no causa sangrado y, como no se requiere internación, se reducen los costos. Según el médico, el tratamiento habitual en casos de HPB (una afección que en distintos grados sufre cerca del 60% de los hombres desde los 50 años y el 90% luego de los 80) consiste en medicamentos que suelen ser efectivos por un tiempo. Pero, en tanto, la hiperplasia sigue creciendo.
Esos efectos tan temidos
"Entre el 20 y el 30% de los pacientes -dice el doctor Labayén- tienen que someterse a la resección transuretral de la próstata, que si bien es también una intervención mínimamente invasiva tiene algunos riesgos que suelen preocupar a aquellos que deben someterse al procedimiento, una proporción que oscila entre el 20 y el 30% de los hombres que tienen agrandamiento prostático benigno, cuyos síntomas son muy severos. Normalmente, la próstata de un varón adulto pesa de 20 a 25 gramos. "Las próstatas quirúrgicas pueden pesar hasta 120g", dice Labayén.
El urólogo puntualiza que la cirugía habitual que se realiza para tratar la HPB tiene un 10% de riesgo de causar disfunción sexual eréctil posoperatoria, pero que, en todos los casos, los pacientes quedan con eyaculación retrógrada.
"Es decir, cuando experimentan el orgasmo no sale semen", aclara el médico, y enseguida añade: "Además de volverlo infértil, esto afecta psicológicamente al varón -dice-. El problema se produce porque en la próstata confluyen el torrente urinario y los conductos eyaculadores. En el momento de la eyaculación al haberse extraído la parte central de la glándula el cuello de la vejiga no se cierra y el esperma regresa a la vejiga: se expulsa al orinar".
Al cabo de 10 años, agrega Labayén, un 10% de los pacientes deben reoperarse. Por ahora, dada la novedad de la técnica que aplica, no se conocen casos a tantos años, pero "si hubiera que repetir la intervención esto sería sin riesgo alguno, ya que no tocamos la glándula sino su crecimiento".
La técnica que aplica el urólogo puede servir también para tratar casos de cáncer de próstata. "Pero solamente en situaciones muy elegidas -dice el especialista-. Por ejemplo, un paciente con cáncer de próstata de edad avanzada con alto riesgo quirúrgico, que tenga obstrucción urinaria. En este caso funcionará como un paliativo, no un método curativo."
Labayén explicó que durante la reunión de urólogos realizada recientemente en San Francisco, EE.UU., se presentaron alternativas novedosas para tratar el cáncer prostático, como por ejemplo la crioterapia o las ondas de ultrasonido dirigidas con frecuencia especial y altamente focalizadas, una alternativa que a principios de 1980 utilizaron en forma innovadora investigadores alemanes para los cálculos renales y que luego se impuso como método terapéutico, llamado litotricia renal.
Labayén agrega que en tanto una cirugía convencional de próstata está valuada en unos 5000 dólares, esta intervención, llamada ablación química, cuesta 1500 de la moneda norteamericana, al tiempo que recomienda que todos los hombres mayores de 50 años se controlen su salud prostática a través de un análisis llamado antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés) y un tacto rectal, que permite al médico especialista percibir el tamaño de la glándula.






