Del productor al consumidor: la propuesta del Gobierno para llevar pescado y verduras a precios accesibles
El mediodía del jueves estaba muy caluroso en la intersección de la avenida Iriarte con Iguazú, en el barrio porteño de Barracas. Bajo un alero angosto que daba una corta sombra sobre la vereda, una larga fila –mayormente de mujeres– se resguardaba del sol, a la espera de que se inaugurara la tercera de las Ferias Itinerantes que el Ministerio de Desarrollo Social coordina en el marco del Plan Nacional Contra el Hambre. El titular del área, Daniel Arroyo, adelantó que a partir del lunes próximo comenzarán a funcionar en el conurbano 30 de estas ferias por día. Se sumarán a las ya existentes y ofrecerán productos a los precios acordados en convenios con cooperativas locales y empresas del sector. La idea es dar respuesta a un tema que desvela al Gobierno: lograr que baje el valor de la canasta básica. "Para parar el hambre, hay que resolver el tema del costo de los alimentos", dijo Arroyo a los pocos días de asumir, en una entrevista con LA NACION, en diciembre pasado.
Con más de 15 millones de personas bajo el nivel de pobreza y una canasta básica familiar que el último año aumentó 52,8%, estos espacios buscan acercar precios más accesibles a los sectores con menos recursos, en especial, a las madres de hijos menores de 6 años que reciben la Tarjeta Alimentar, destinada a la compra de alimentos.
Pescado, pan, frutas, verduras, productos de almacén, agua envasada y lácteos se venden en la feria hasta 40% más baratos que en el mercado e, incluso, que el programa Precios Cuidados. Las puertas se abrieron a las 13 y a las cuatro de la tarde todos los stands ya se habían tenido que desarmar por falta de mercadería. "Mi papá me avisó, porque trabaja en la remisería del barrio. Toda la verdura y fruta a 20 pesos el kilo y la leche a 35 pesos. Actualmente, estoy desocupada y tengo un hijo de 2 años. Esto era muy necesario", dice Vivian Sosa, de 27 años.
Más de 800 personas recorrieron los stands. Madres jóvenes, jubilados, familias, parejas y algunos adolescentes se iban del lugar con bolsas de verduras, frutas, productos de almacén, pescado y pan. "Este precio no existe. ¡La cremona, a 30 pesos! Tengo ocho hermanos y hay que alimentarlos a todos. Una lástima que no llegamos a comprar pescado porque ya se había acabado", cuenta Natalie Autalán, una joven de 26 años, acompañada por su mamá y una amiga.
El pescado fue la vedette del día. En menos de dos horas se terminó todo lo que habían traído para vender a 200 pesos el kilo, 30% menos de lo que cuesta en el mercado. "No sabíamos que íbamos a vender tanto. Tenemos la idea de llegar a todas las ferias que se abrirán en el conurbano para que la gente coma sano y a un precio accesible", explica Wanda, una de las vendedoras.
Rafael Klezjer coordina las ferias itinerantes. Director nacional de Comercialización y Abastecimiento del Ministerio de Desarrollo Social, viene de una larga trayectoria de trabajo en cooperativas y destaca la importancia de estos espacios de encuentro entre productor y consumidor, sin intermediarios. "Ponemos mucho hincapié en la producción local, la economía regional, las cooperativas y las organizaciones campesinas, en vez de negociar con las empresas. Hoy ya están preparadas para asistir a escala y tienen mayor organización", asegura.
La cartera de Desarrollo Social firmó convenios con 450 de los 2300 municipios de todo el país. Su idea no es instalarse en lugares nuevos, sino sumarse a las ferias ya establecidas, donde la gente acostumbra a ir. "Queremos fomentar la producción local y llevarles lo que les haga falta. Por eso, nos acercamos a los productores de las cooperativas y hacemos convenios. También nos sentamos con las empresas, hablamos con las distribuidoras, les garantizamos escala y colaboramos en que se fije un precio razonable y accesible a todos", agrega Krezjler.
El lugar está lleno de los colores que identifican a las organizaciones que forman parte del Plan Argentina Contra el Hambre, y la mayoría de los encargados forman parte de cooperativas y organizaciones barriales. Unas mujeres de remera naranja, del Mercado de Consumo Popular (Mecopo), vendían productos de almacén. Todas rondan los 50 años. Empezaron siendo clientas y después se incorporaron a la cooperativa. "Nos organizamos para buscar los productos por nuestra cuenta y los vendemos bien barato: fideos a 28 pesos, el kilo de aceitunas a 144 pesos, el jabón en pan a 15 pesos", cuentan, mientras ofrecen sus hallazgos.
En el caso de la panadería, es parte de un taller del Hogar de Cristo, uno de los tantos ámbitos que ofrecen lugar y trabajo a los chicos de la calle. "Esto es una gran oportunidad para dejar de ser los excluidos. Con esto demostramos que los chicos en situación de calle queremos salir adelante, trabajar y hacer algo digno para demostrar a nuestros hijos", explica Jesús Gonzáles, que supo ser un chico de la calle. Hoy tiene 38 años, es psicólogo social y está al frente del taller de panadería que venía ofreciendo sus productos en las ferias del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que hizo un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social nacional para trabajar juntos.
La garrafa social fue otra de las grandes novedades a 250 pesos y las autoridades esperan que sea uno de los principales beneficios en las provincias.
Con los productos escogidos, Arroyo y su equipo buscan que los consumidores puedan armar la Canasta Básica Saludable Accesible, pensada por profesionales de Desarrollo Social, del Ministerio de Salud y de distintas universidades especializadas en nutrición. Es una oportunidad para mejorar la oferta alimenticia en toda una franja de población que, a la hora de elegir, muchas veces tiene que optar por lo más barato y no por lo más saludable.
Ya con las estanterías y cajones vacíos, la vereda también se fue despoblando. El balance para los organizadores de esta primera feria en la Ciudad fue muy positivo. Ahora, el desafío está puesto en llegar a más barrios, municipios y provincias, y como efecto rebote, lograr que, finalmente, el precio de los alimentos baje en la Argentina.