
Abuso
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¿Qué pasó? En los últimos días, la marca española de lujo Balenciaga se convirtió en trending topic por la difusión de una campaña que muestra a niñas y niños sosteniendo peluches caracterizados con elementos relacionados al bondage, un terminó que se traduce al español como “esclavitud” o “cautiverio”, y que se vincula a una práctica sexual basada en la inmovilización del cuerpo de una persona con sogas o correas.
Pero hay más: Balenciaga compartió también en sus historias de Instagram un adelanto de su nueva cartera realizada en colaboración con Adidas. En una de las fotos de esa producción, se ve parte de una sentencia de 2002, conocida como de “Ascroft v. Free Speech Coalition”, en la que la Corte Suprema de Estados Unidos consideró, entre otras cuestiones, que “la pornografía infantil simulada está protegida por la libertad de expresión”. Para la Justicia norteamericana, el término “simulada” incluye materiales que mediante alteraciones realizadas por computadora o personas adultas que aparentan ser chicos, buscan generar la impresión de niñas o niños participando en actividades sexuales, por ejemplo.

La reacción en las redes sociales. Miles de usuarios enfatizaron que se trataba de una “apología del abuso sexual contra niñas y niños”, alertando además sobre los peligros de la sexualización de las infancias y adolescencias, y cómo esto vulnera sus derechos elementales.
La respuesta de Balenciaga. La marca retiró las imágenes horas después e hizo en sus historias de Instagram un pedido de disculpas por “cualquier ofensa causada”, indicando que sus “bolsos de osos de peluche no deberían haber aparecido con niños”. Además, aseguró condenar “fuertemente” el abuso sexual “en todas sus formas”, y dijo estar tomando “acciones legales” contra los responsables de haber “creado el set e incluir ítems no aprobados”, lo que, según se entiende, hace refiere a la página de la sentencia judicial.

¿Por qué esto es importante? “Esa publicidad es funcional a la industria de la pedofilia y, desde la complicidad, un llamado a la naturalización de la explotación sexual de chicas y chicos”, señala Navarro.

Una página web cada dos minutos. En el último año encontraron, cada dos minutos, una sito que mostraba a un niño siendo abusado sexualmente, según datos de la Internet Wacht Fundation (IWF), organización norteamericana que articula con países de todo el mundo contra la explotación de sexual de niñas y niños.

En Argentina va camino a equiparse con el narcotráfico. El país está entre los que más trafican este tipo de material. Desde 2018, en Argentina se castiga penalmente la tenencia de material de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, sin importar si se lo posee con intenciones de compartirlo o comercializarlo.
Qué podés hacer vos. Para Wachter, es clave, ante casos como estos, no contribuir a la difusión de imágenes o contenidos que vulneran los derechos de las chicas y los chicos. ¿Cómo podemos hacerlo?
Las deudas a nivel políticas pública. Se necesita avanzar en la definición de los que constituye material de abuso sexual de acuerdo a los estándares internacionales.
Navarro pide dejar de hablar de “la mal llamada pornografía infantil” y hacer referencia, en cambio, a material de explotación sexual contra niñas, niños y adolescentes: “Hace años dejamos de utilizar el término ‘infantil’ porque no describe a los sujetos de derechos que son las niñas, niños y adolescentes, y porque ‘infantil’ puede ser un juego. Además, los niños y niña no son actores, son víctimas”.
