La arquitectura, protagonista ineludible de la exitosa obra audiovisual de Mariano Cohn y los hermanos Duprat
El edificio de “El Encargado”, íconos porteños en “Nada”, la casa platense de “El hombre de al lado”... El curador, arquitecto y guionista Andrés Duprat cuenta detalles de sus series y películas, creadas con estilo y precisión milimétrica
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“La belleza perece en la vida pero es inmortal en el arte”, sugería Leonardo Da Vinci. Y algo de eso existe en la producción del trío que integran Mariano Cohn y los hermanos Gastón y Andrés Duprat. Su obra parece haber tomado el guante del realismo italiano de un modo posmoderno. Aquellas piezas de directores como Roberto Rossellini, Vittorio De Sica, Luchino Visconti y Pietro Germi, quienes retrataron la Italia de la segunda mitad de los años 40 en films tan memorables como Roma, ciudad abierta (1945), El ladrón de bicicletas (1948) y La tierra tiembla (1948), hicieron del espacio urbano la pizarra donde bocetaron la trama de su crítica social.
Con algo del eufemismo en la presencia arquitectónica diseñada por Alfred Hitchcock para crear climas y producir efectos, además de una expresión del encuentro de contrastes socioculturales de aquel cine italiano, sumado a su propia formación (Andrés es arquitecto y curador de arte, Gastón hizo estudios de arquitectura y Mariano es un autodidacta interesado en la disciplina y el uso del espacio), el trío ya produjo una variedad de piezas para la pantalla grande y para el streaming que desgaja historias esencialmente atravesadas por algún tipo de construcción que se convierte en otro personaje.
Rozando la docena de producciones, la serie El Encargado (Star+) encuentra al manipulador Eliseo (interpretado por Guillermo Francella), quien, sin anuencia del consorcio en el que trabaja, hace abuso de poder de su función, aprovechando las dinámicas de la propiedad multifamiliar que lo emplea. “Hay una poética en nuestro universo de creación –explica a la nacion Andrés Duprat, quien además es director del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, desde 2015–. En el caso de El Encargado, el inmueble de Arribeños 1630 se ha convertido en un protagonista tan central que incluso las personas se acercan al edificio a tomarse fotografías del mismo modo en que lo harían con uno de los actores”.
Al trío creativo, la arquitectura le interesa particularmente, “y aunque en cada equipo de producción de una de nuestras series o películas –continúa Andrés–, contamos con personal especializado capaz de buscar una locación determinada o alternativas a lo que proponemos, trabajamos muy preliminarmente la idea arquitectónica que, como todas nuestras producciones, necesariamente tienen que ver con la vida cotidiana, la convivencia citadina y de aspectos de la actualidad, donde la arquitectura adquiere un rol preponderante”.
El artista (2008) fue la primera incursión del equipo en un largometraje totalmente ficcional, en una apuesta que introdujo el arte como eje, bajo la interpretación de improvisados actores como el escritor Alberto Laiseca, el propio Andrés Duprat, León Ferrari, Sergio Pángaro, Horacio González y Rodolfo Fogwill. Un bosquejo de los espacios de arte acompaña la crítica al mundo intelectual. Pero sería un año más tarde, con El hombre de al lado, protagonizada por Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz, nominada al Premio Goya como Mejor película extranjera de habla hispana, cuando el espacio se transformó el eje de la trama.
“Con mi hermano vivimos en La Plata –continúa–. De hecho nuestros estudios de arquitectura se realizaron en la universidad platense. Por nuestra especialidad conocíamos la casa Curuchet, de Le Corbusier, pero décadas atrás no era reconocible para el gran público, era casi solo para arquitectos”. El hombre de al lado expone el conflicto entre dos vecinos de diferentes estratos socioculturales con miradas propias sobre el espacio y sus necesidades, uno de ellos, juega el papel de propietario de la casa modernista. Diseñada por Le Corbusier para el cirujano Pedro Domingo Curutchet, debe su fama mundial a que es la única construida en América del Sur según los planos del arquitecto. Con expresión perfecta de sus principios característicos, ofrece planta libre, terraza jardín, aventanamientos horizontales y fachada despejada. “Si bien esta increíble pieza de diseño espacial donde filmamos es muy relevante en la historia de la arquitectura, hasta el largometraje era como una especie de secreto. Gracias a la película se difundió y como joya del diseño habitacional tuvo un nuevo impulso –sigue Duprat–. Fue declarada patrimonio arquitectónico por la Unesco, aunque no creo que haya sido solo por la película, pero el film la volvió a poner en el mapa con todas las virtudes de la gran arquitectura de Le Corbusier. Las producciones audiovisuales tienen una gran potencia, una penetración imponente. Lo mismo sucede con las obras de arte que utilizamos en todas nuestras producciones: instalaciones, pinturas, esculturas, que también es un tópico recurrente”.
Nada de escenografía
Para Mariano Cohn y los hermanos Duprat, la arquitectura está presente desde el origen de una serie o un largometraje. “Es una presencia omnisciente que define la dramaturgia –explica Andrés–. Más tarde ese concepto se va a transformar en una pieza concreta en el resultado audiovisual. Eso fue siempre así en todos nuestros proyectos y fue así también en El Encargado”. Del mismo modo que los ladrillos adquieren un papel preponderante, en general son el eje sobre el que la trama enfrenta los conflictos de dos exponentes de diferentes dimensiones socioculturales. Para la serie encabezada por Francella, encontrar una expresión de arquitectura brutalista en Buenos Aires era una manera de definir de antemano las cartas que se pondrían en juego. El edificio de la calle Arribeños, con sus columnas en V, es una expresión local del movimiento arquitectónico que nació en la posguerra en el Reino Unido, con piezas minimalistas que exhiben los materiales estructurales al desnudo. Piezas como la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, el Palacio Municipal 6 de Julio y la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Mendoza, todas declaradas Monumentos Históricos, son cuatro emblemas de ese estilo en el país.
El edificio elegido para El Encargado “es la razón de ser de todos los conflictos –advierte Duprat–. Es una vivienda multifamiliar, de una determinada clase social de Buenos Aires. Nos ubicamos en el barrio de Belgrano, en un edificio de clase media alta, pero que de todos modos sigue siendo una vivienda colectiva, donde se presentan cruces en los espacios comunes a partir de la idiosincrasia de cada uno. Las peculiaridades de cada personaje atravesadas por esa coincidencia en espacios comunes generan las diversas tramas que tiene la serie. También es un retrato de ese choque muy característico en todas nuestras películas, de dos estratos socioculturales diferentes. En este caso el encargado convive con los copropietarios, pero pertenece a otra clase social, aunque no deja de compartir el mismo sector de la ciudad y el edificio, por más que su apartamento sea quizá más humilde o más pequeño. El Encargado es el retrato crudo de la clase media alta argentina. Con sus gustos, su dinámica, incluso sus aspiraciones y sus imposturas”.
En toda producción Cohn-Duprat la arquitectura tiene un rol preponderante y no es un elemento escenográfico, “no es un marco donde suceden las cosas –continúa–, sino que tiene ribetes casi de personaje. Si pensamos en una película como El hombre de al lado, se plasmaba esta rivalidad entre dos vecinos de clases sociales diferentes –uno encarnado Spregelburd, con características más sofisticadas, y el otro por Araoz, más popular–, todo este problema sucedía en la casa icónica de la arquitectura moderna. Su composición, sus espacios, su transparencia jugaban un rol importante en la historia. Si esa hubiera sido un búnker, cerrada, asfixiante, condensada, no hubiera tenido ese nivel de exposición que tanto le molestaba a uno de los personajes. En cambio su virtud arquitectónica para la relación entre vecinos y la privacidad jugaba una dramaticidad perfecta para la trama”.
En Nada, la comedia dramática que relata la vida de un crítico culinario porteño, amante del arte y provocador –encarnado por Luis Brandoni– y que tomó vuelo internacional gracias a la participación de Robert de Niro, Buenos Aires se luce, al igual que la casa del protagonista. “Se trata de la vivienda de Francis Mallmann en La Boca –cuenta Duprat–. Es la representación de una arquitectura tradicional argentina de influencia italiana, multiplicada varias veces en distintas partes de la ciudad, pero muy presente en La Boca, y típica de los barrios del sur”. El edificio elegido originalmente como locación principal era el Kavanagh; no lo pudieron usar, pero igualmente aparece, de fondo, durante la serie.
Por su parte, en su última película, Competencia oficial (2021), protagonizada por Penélope Cruz, Oscar Martínez y Antonio Banderas, nuevamente la arquitectura tiene un rol importante. “En el largometraje se ve una fundación, pero en realidad es un gran centro de exposiciones que queda en El Escorial, cerca de Madrid –revela Duprat–. Con el director de arte, Alain Bainée, hicimos una contribución para marcar cortos aspectos arquitectónicos y hay un sutil homenaje a Ludwig Mies van der Rohe, uno de los grandes profesionales de la modernidad, sobre todo por su obra del pabellón de Barcelona”.
En abril de 2024 se estrenará una nueva comedia de ficción de seis episodios del mismo trío de trabajo. Bellas Artes, protagonizada nuevamente por Oscar Martínez, expondrá las diferentes dimensiones en la gestión de un museo de arte contemporáneo, “un reflejo descarnado de la sociedad, con un marco de reflexión sobre los problemas y las contradicciones del mundo actual”, define Duprat. Todo allí sucede en un Museo de Arte Contemporáneo inventado, pero que se rodó, igual que Competencia oficial, en Madrid y sus alrededores. “Para Bellas Artes se creó un museo con partes de dos locaciones –adelanta–. Es un museo muy impresionante, creo que no hay en Madrid uno de esa envergadura, tan llamativo como el creado para la ficción”.
Para el trío Cohn-Duprat la arquitectura es el prisma de un mundo construido a través de la mano del hombre. “Es el modo en que el ser humano hizo más habitable su planeta y la naturaleza –sigue el guionista–. Luego habrá matices, estilos, movimientos, pero la arquitectura en esencia trata de construir el hábitat más idóneo para que las personas desarrollen su vida. En eso reside su trascendencia. Hay una influencia clarísima que ejerce sobre nuestras vidas. Cada uno puede pensar su propia experiencia y ver cómo condiciona sus acciones, su vida, su rutina y su dinámica en base a lo que la arquitectura permite o impide. Multiplicada también condiciona de otras maneras, no ya en la intimidad, sino en la vida de las sociedades”. De hecho, para David Chipperfield, uno de los más célebres arquitectos británicos contemporáneos, “la diferencia entre buena y mala arquitectura es el tiempo que pasas en ella”, una dicotomía que las pantallas multiplican.
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