Crimen a la argentina
En la Argentina, donde la realidad suele usurpar el lugar de la ficción y donde siempre hay un par de crímenes sin resolver, parece de lo más adecuada la publicación de Escritos con sangre , que reúne nueve cuentos inéditos, escritos por diferentes autores nacionales y basados en casos policiales de nuestro país. Sergio S. Olguín, responsable de la edición, expone en el prólogo una sintética evolución del género y explica los alcances de la propuesta, organizada con igual perspicacia y variedad que otras compilaciones temáticas suyas, como El libro de los nuevos pecados capitales (2001) o Perón vuelve. Cuentos sobre peronismo (2000).
"Algo bien grande", de Osvaldo Aguirre, narra dos homicidios cometidos por unos muchachos de una villa miseria rosarina. Su principal acierto está en la perspectiva elegida: una tercera persona distante que registra los hechos desde el punto de vista de los delincuentes, en un estilo despojado, sin idealizar ni condenar, y deja las conclusiones morales al lector.
En "Caballero estafador", Elvio E. Gandolfo impone el encanto del personaje por sobre la trama y compone su retrato mediante la lograda evocación de una manera de hablar, elegante y seductora, que refleja el talento para el engaño de un embaucador, pariente de Arsenio Lupin y Raffles.
Juan Martini se ocupa de un doble asesinato en San José y estructura "Las cosas como son" a través de los interrogatorios de un tácito investigador que recoge la información de los distintos habitantes del pueblo. Su pesquisa desemboca, de modo sorpresivo, en un perturbador remate fantástico.
El policial más clásico de la colección es "Caminaré en tu sangre" y trata del homicidio de Carlos Livingston, que recibió cuarenta y dos puñaladas, en 1914. Vicente Battista ofrece un relato de impecable factura en el marco de una reconstrucción de época escueta y precisa, mientras desarrolla un contrapunto deductivo entre los dos policías encargados de analizar el crimen.
Pablo De Santis parte de unas mutilaciones de animales en el campo para elaborar "La marca del ganado". En este cuento, ambientado en 1983 (si bien resulta ineludible la referencia a las mutilaciones ocurridas en 2002), la lógica asume un rigor simbólico y la solución del enigma se acerca a lo metafísico por medio de señales que anuncian, con ecos chestertonianos, el quiebre del orden natural y la presencia del mal en el mundo.
El verdadero protagonista de "Los que vieron pasar al rey", de Carlos Gamerro, y de "Lengua larga", de Juan Sasturain, es el lenguaje. Ambos autores optan por desplazar el crimen y la víctima del centro a la periferia de la narración, encarada con monólogos interiores. Gamerro repasa los postreros momentos de Leopoldo "Poli" Armentano, según la visión de las últimas personas que pudieron haberlo visto con vida (la mucama de un hotel alojamiento, el mozo de un restaurante, entre otros). Sasturain, por su parte, les da voz a tres personajes que se habrían topado por azar con los asesinos de Marcelo Cattáneo, hombre clave en el escándalo de coimas IBM-Banco Nación, cuyo cadáver también tiene a su cargo un monólogo.
En "La sangre de los dioses", Angélica Gorodischer se mete en la mente de un homicida que odia a su ex esposa y cree que, matando a una mujer desconocida "sintiendo que la mataba a ella", se librará de su odio y alejará sospechas. Un sutil perfil psicológico le permite a Gorodischer recrear la extraña racionalidad de una locura en la que la frialdad de los actos contrasta con el delirio de sus motivaciones, todo en un clima de calmo horror que recuerda al Poe de "El corazón delator".
Enrique Sdrech vuelca en "Las primas" su conocida experiencia periodística en la materia para examinar, con prolijo suspenso, las hipótesis que rodean la misteriosa muerte de dos mujeres, en 1988: por la putrefacción de sus cuerpos su muerte debería haberse producido dos meses atrás, sin embargo, ellas estaban vivas dos días antes de que se descubrieran sus cadáveres.
Los amantes del policial encontrarán en este librouna rica diversidad de enfoques y estilos con un punto en común: la intriga. Quizá la compilación, además, sirva para demostrar que el cuento puede manejar el género con mayor eficacia y originalidad que muchas novelas que lo abordan con un sobrepeso de páginas, personajes y situaciones.
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