Críticas al FMI y otras alusiones políticas en el envío argentino a Venecia
Una novela gráfica con humor absurdo y lenguaje inclusivo acompaña la videoinstalación de Mónica Heller en el pabellón nacional, que hoy abrió a invitados especiales
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“Minga al FMI”, dice un joven que sostiene en alto una taza de café caliente. En la viñeta de al lado, mientras amamanta a un pulpo, una mujer señala: “En Latinoamérica tenemos todo lo que queremos y no necesitamos nada importado”. Son solo algunas de las referencias políticas incluidas en Sed de éxito, novela gráfica escrita con lenguaje inclusivo y producto de un trabajo colectivo, que integra el envío argentino a la Bienal de Venecia.
“No se puede hablar de expropiación y cosas importadas si la burguesía ya no existe”, comenta otro de los personajes citados en este volumen presentado junto al catálogo de la exhibición y también en gran formato en el Pabellón Argentino, donde acompaña la videoinstalación titulada El origen de la substancia importará la importancia del origen, de Mónica Heller.
La artista seleccionada para representar al país en esta 59ª edición de la gran mostra que abrió hoy a invitados especiales, forma parte desde hace años del grupo Geometría Pueblo Nuevo, integrado por una decena de colegas. Ellos son los autores de este relato conformado por una serie de situaciones absurdas, desencadenadas por la búsqueda de una lámpara griega desaparecida de una escribanía, y escenas escatológicas como las que ya aparecían en obras previas. El título de la novela alude al nombre de un bar donde desayunan burgueses y comerciantes, y por la noche se reúnen obreros.
“Eh, Roca, ya que nos hace ir caminando, ¿no se pagaría unos heladitos?”, le dice un trabajador a otro, acusado de espiar al grupo “como un poli de mierda”. “Ibuprofeno estaba en piyama y sin sus anteojos disparándole por el culo a un policía con una mariposa fluorescente”, se lee en la página siguiente, junto a un dibujo que ilustra la situación.
A medida que avanza la narración se describe “un clima revolucionario” festivo, en el cual la prioridad de sus protagonistas es ser felices y poder “abandonar el trabajo” cuando lo deseen. “Ya casi no quedaban burgueses que se reconocieran como tales: resultaba claro para todos que en la nueva configuración de cosas vivir como un obrero era menos extenuante que vivir como burgués o empresario –dice el texto-. Algunos se disfrazaban de barrenderos, otros de policías, otros de metalúrgicos, otros de albañiles. Y no tenían planes de quitarse el disfraz nunca más”.
Sin embargo, Heller no considera que el contenido de la novela sea de corte político. “Hay una revolución, pero es un concurso de esculturas de carne picada –señaló a LA NACION desde Venecia-. Volvemos a ese lugar de juego, donde ellos se interpelan acerca de la propia conciencia. La novela no tiene un mensaje político partidario, sino que recurre a la política como forma de decidir de manera conjunta, comunitaria. De hecho, Sed de éxito es un bar donde conviven oficinistas y trabajadores por turnos. Es un lugar de cruce. Son situaciones absurdas, no hay significaciones directas. Es un juego de corrimientos de sentido”.
En el pabellón argentino ubicado en los antiguos arsenales venecianos, una paloma también se ocupa de provocar: “¿Sabían que en América del Sur se está gestando una verdadera revolución y que Europa no es que esté a punto de entrar en decadencia sino que Europa es la decadencia misma? Decadentes en el sentido de que, en Europa, todas las instituciones y los servicios se han perdido”, dice la creación de Heller. La artista explicó que en este caso apeló a la inteligencia artificial: ingresó frases como “los ingleses dicen”, y el algoritmo se ocupó de formar el monólogo con contenido tomado de Internet.
“Así como la escritura literaria influyó sobre los dibujos, los dibujos impactaron de manera dramática sobre las animaciones de Heller, que a su vez volvieron sobre la escritura, como en una cinta de Möbius”, escribe en el catálogo del envío su curador, Alejo Ponce de León. Y aclara también que Heller apela en su obra al “lenguaje excesivo y hermético del arte”, así como a una “acumulación barroca de sinsentidos”.
Además de Heller, el grupo Geometría Pueblo Nuevo está integrado por los artistas Marcelo Galindo, Paula Castro, Cotelito, Ariel Cusnir, Clara Esborraz, Constanza Giuliani y Mariana López. Para esta producción, se contó también con el aporte de los escritores Pablo Katchadjian y Bárbara Wapnarsky.
Según explicó en una gacetilla difundida por la galería Piedras, la autoría colectiva del volumen “proyecta por primera vez en Venecia una de las tendencias que caracteriza hace décadas a la escena artística argentina. Abandonado por el financiamiento público y desamparado institucionalmente, el arte argentino brota de procesos autogestivos motorizados por la cooperación creativa”.
Entre los primeros visitantes, las repercusiones fueron muy positivas. “Las obras de Mónica Heller me impactaron por su escala y por el imaginario que despliega. Es un trabajo que mientras parece imaginar un futuro, nos presenta un diagnóstico preciso de un presente complejo”, dijo Larisa Andreani, presidenta de arteba. Destacó además que “el libro que acompaña la muestra es realmente una pieza en sí misma, en donde colaboraron muchísimos artistas y escritores, un trabajo polifónico que amplifica las voces”.
Para Lucrecia Palacios, directora ejecutiva de arteba, “el pabellón argentino es muy honesto, sin complacencia. Es una propuesta muy bien hecha, seria, y muy diferente a las que se ven en la bienal. Heller desarrolló una pequeña película donde animación, dibujo y tecnología se entremezclan en un delirio reflexivo”.
“Lo interesante de la obra de Mónica Heller es cómo pone en escena un tema de gran actualidad: la transformación de la idea de humanidad, las metamorfosis del cuerpo y del paisaje natural y urbano -opinó en tanto Teresa Bulgheroni, presidenta de la Fundacion Malba-. A través de un abordaje tecnológico en animaciones 3D, la participación de Heller en el pabellón argentino nos interpela en nuestras relaciones con lo humano, con la naturaleza y con lo artificial”.
Según Teresa Anchorena, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, “la obra ocupa muy bien el espacio, que no es fácil. La muestra resulta muy atractiva, los personajes son insólitos y te atrapan. Es muy original, muy personal, como es ella, y creo que va a tener mucho éxito. ¡No se parece a nada de lo que vi en la bienal!”
“Muy bien realizada la propuesta, muy bien montada -señaló Henrique Faria, galerista venezolano radicado en Nueva York y socio de la galería porteña Herlitzka-Faria-. La tecnología bien empleada, el montaje impecable, la calidad de los videos es buenísima y el sonidista hizo un trabajo bárbaro. La propuesta es muy distinta a todo lo que uno de está encontrando, con lo cual hay un elemento de sorpresa importante. Me parece sólida, bien presentada. Una optimización de los recursos magnífica. Bravo”.
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