Cuando el dolor tiene nombre y apellido
Casi el 30% de los chicos argentinos entre 15 y 19 años no estudia, según indica el informe de la Dirección Nacional de Juventud. Ylas cifras son contundentes a medida que aumenta la edad: 1.250.841 jóvenes de 15 a 29 años no estudia ni trabaja.
Más de un millón de personas fuera del sistema de producción. Las cifras son frías. Las caras, corazones, y almas de 1.250.841 jóvenes desilusionados y angustiados, no.
Este es el caso, por ejemplo de Vanesa Madera, una chica de 19 años que no terminó el secundario. Tiene cuatro materias pendientes que no rindió porque, según explica, "trabajaba tanto que no pude más y largué".
Vanesa vive con sus padres y seis hermanos en la Villa 21 de Barracas. Estudió en el colegio Pueyrredón, de San Telmo, "porque era barato", dice. En cuarto año del secundario se puso a trabajar en la cadena fast food Lomitón, de Palermo. Estudiaba por la mañana y trabajaba a la tarde o la noche. "Llegaba muy cansada a casa por el tipo de trabajo y la cantidad de viajes que hacía en el día -dice-. Descuidé el estudio. Hoy me arrepiento, pero miro para atrás y no tenía opción. No podía dejar Lomitón. En casa necesitan mi aporte, de 70 pesos".
Vanesa comenta que sus padres no le ponen presión para que trabaje. "Pero cuando ves que tu madre hace lo posible para que mis hermanos tengan comida, y llegás a la noche y no encontrás nada para comer, no te queda otra", afirma.
Hoy da apoyo escolar a chicos de primaria en la iglesia Ntra. Sra. de Caacupé. "Estoy agradecida por el trabajo, pero necesito ganar más plata. No alcanza", insiste. Y dice que siente bronca, "demasiada bronca", porque sale a la calle con el diario, toca puertas y recibe siempre la misma respuesta: "Te llamo pronto". Pero intuye que el teléfono no sonará. Igual, tiene fe en que algo bueno va a surgir y que podrá cumplir sus sueños. Terminar sus materias, estudiar magisterio, e irse a vivir sola.