Quienes circulan hoy por las inmediaciones del obelisco, en el microcentro porteño, tal vez se crucen con el legendario personaje de historietas que se pierde entre las multitudes con sus amigos Wanda, Odlaw y su perro Woof.
Encarnado por dos actores caracterizados con su típico gorro de lana con pompón rojo, la remera a rayas y el bastón, acompañados por dos actrices ataviadas como Wanda, el personaje es parte de una acción que desde las 9 de esta mañana y hasta las 18 horas pondrá en marcha Penguin Random House Grupo Editorial, a propósito del lanzamiento de cuatro volúmenes de la saga que después de casi 10 años de ausencia reeditan en nuestro país.
La propuesta resulta risueña por donde se la busque: encontrar a Wally con ese aire eternamente extraviado entre la multitud que va y viene. Quienes se lo encuentren y suban una foto a Instagram con el hashtag #AcáEstáWallyconcursarán por un pack de libros.
¿Y dónde está Wally?
Apenas pasadas la 9 de la mañana, los dos Wallys y las dos Wandas ya se encuentran al pie del obelisco porteño, se prestan para las fotos y notas a distintos medios mientras deambulan por las inmediaciones de la Plaza de la República, cruzando Cerrito y Carlos Pellegrini hacia un lado y el otro, frente a la mirada incrédula de más de un transeúnte que de pronto lo reconoce pero no dice nada, sin poder dar crédito a lo que ven sus ojos.
Pasadas las 10 de la mañana, seguimos a uno de los Wally por la calle Corrientes en dirección hacia el bajo. Cruzamos Carlos Pellegrini por la senda peatonal, mientras algunos oficinistas se giran para mirarlo, otros hacen comentarios por lo bajo (¡Es Wally!) y los más grandes admiradores se detienen para saludarlo y tomarse una selfie.
"La verdad es que yo no veo nada de lejos, pero lo reconocí enseguida. Es Wally, no lo puedo creer", dice Natalia, una de las primeras fans que se animó a interceptarlo en su camino para tomarse una fotografía.
¡Wally! ¡Wally! A medida que avanza por la calle Corrientes algunos lo reconocen sin salir de su asombro, mientras otros lo miran sin entender muy bien de qué se trata. Wally camina silenciosamente con su bastón, como quien busca algún indicio para poder orientarse en la ciudad.
Después de cruzar Suipacha, Esmeralda y Maipú, el personaje de sweater con rayas dobla por la calle Florida envuelto en cierto halo de misterio.
"Justo le decía a mis compañeros. Mirá, ahí viene Wally. Me da mucha gracia. Lo conozco a desde chico, he leído todos sus libros buscando a Wally, y cada página te la hacía más difícil. Desde chico siempre tuve una admiración muy grande por él", dice por su parte David, un empleado de comercio mientras se saca la foto con su ídolo de la infancia.
Entre cortados y pizzas
Al llegar al Mc Donalds de Florida y Tucumán, Wally ingresa al local a tomar un café. "Es igual, no lo puedo creer", afirmaba Tania, una de las cajeras, mientras le tomaba su pedido."Me sorprendí. Enseguida pensé: Es Wally. Lo encontré", se ríe Rocío, otra de las empleadas de la casa de comidas rápidas.
"Cuando lo vi lo conocí enseguida. Me hizo acordar a mi infancia", dice por su parte Lucas, un abogado que circula por la calle Florida, sin disimular la cara de felicidad.
De regreso al obelisco, ya pasadas las 11 de la mañana, ahora Wally vuelve sobre sus pasos cruza la 9 de julio y avanza hacia la calle Libertad.
"Lo vi y me hizo acordar bastante a mi niñez, a los libritos que me daban mi madre y mi padre. Lo saludé y le dije: Eh Wally, te he buscado mucho en la infancia. A veces me costaba más que otras, pero al fin y al cabo siempre lo terminaba encontrando. Me acuerdo en los momentos en que me preparaba mate cocido con leche, esos aromas, todos esos recuerdos. Algo muy entretenido, un juego más para los chicos, didáctico y divertido. Vos lo vas buscando y sirve también para agilizar la mente", dice Federico, mozo de la Pizzería Kentucky, envuelto de emoción.
"Venía por Corrientes y estaba por cruzar la calle Uruguay y entonces veo una gorra con pompón rojo que me llama la atención. Pasó rapidísimo, pero lo reconocí enseguida, Sin dudas, era Wally", dice Silvia, una abogada que lo cruzó camino a su estudio en la zona de tribunales.
Wally sigue avanzando por Corrientes, cruza Paraná y en la esquina del Teatro San Martín se pierde en medio de las obras de la construcción del Metrobus, entre el ruido ensordecedor de los martillos neumáticos. Un poco más adelante, cruza Rodriguez Peña y dobla por Callao rumbo a la Plaza de los dos Congresos
¿Dónde está Wally?, le gritan desde un camión atascado en medio del tránsito de la avenida Callao, completamente atestado de autos cerca del mediodía.
En medio del caos del tránsito, Wally avanza por Callao, dobla en Hipólito Yrigoyen y sigue su derrotero hacia la calle Paraná.
"Fantástico. Tremendo. Estaba hablando por teléfono con mi novia y le dije chau, te tengo que cortar porque viene Wally. Estoy seguro de que no entendió nada, pero enseguida le envío la foto para que me crea. Wally es parte de mi infancia", admite Renzo, empleado de un local de audio e iluminación que estaba fumando en la vereda cuando de pronto vio doblar a Wally por la esquina y le pidió tomarse una selfie juntos.
De regreso a la calle Corrientes, pasadas las 12, Wally ingresa a la pizzería Güerrin con su aire desgarbado para comer una porción de mozzarella, mientras los empleados detrás del mostrador como los motoqueros acodados en la barra lo miran con los ojos abiertos como platos.
Por estas horas, y hasta las 18, Wally seguirá deambulando por el microcentro porteño. El desafío continúa abierto. La idea es encontrar a Wally, y lo ha sido siempre.