Fernando Botero pinta el horror de Abu Ghraib
El artista prepara una muestra sobre la prisión iraquí
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BOGOTA (El Tiempo/GDA).-Cuando el pintor colombiano se enteró de las torturas a las que unos soldados de los Estados Unidos sometieron a 27 prisioneros iraquíes, quedó horrorizado. "Empecé a leer todo lo que pude al respecto, como ávido lector que soy -dice-. Leí el artículo de The New Yorker, que fue el primero en publicar la noticia. Me produjo un choque total esta conducta de los norteamericanos, el mismo que le produjo al mundo entero, especialmente porque Estados Unidos es el modelo de la compasión. Los hechos que acontecieron en las celdas iraquíes fueron graves, muy graves. Y más aún porque ignoran por completo lo señalado para prisioneros de guerra por la Convención de Ginebra."
De ese horror nació una serie de pinturas y dibujos del artista, aclamado y reconocido mundialmente como uno de los más imaginativos y como incesante creador de un mundo de formas voluptuosas, su sello inconfundible.
Ya ha hecho medio centenar de obras y se prepara para exponerlas por primera vez en Roma, desde el 16 de junio, en la Palacio Venecia, antigua residencia del líder fascista Benito Mussolini y sitio reservado para las grandes figuras de la pintura universal. Botero será el primer pintor vivo en exponer allí.
Todas las piezas están tituladas simplemente Abu Ghraib y numeradas del 1 al 50. Incluyen dos enormes trípticos, tres pinturas de gran formato, así como decenas de dibujos de mediano tamaño, inspirados en estas bárbaras cicatrices de la guerra en Irak. En su pintura pura, de formas multicolores y suave superficie, está el registro de escenas dramáticas, que impresionan no sólo por la temática sino por la sensación de monumentalidad de sus figuras. Son composiciones determinadas por el tiempo y el recuerdo, con formas en tensión que suscitan múltiples lecturas y emanan una extraña sensualidad en su dimensión corporal, que podría interpretarse como un comentario irónico de las imágenes infames que inspiraron el trabajo. Pero a la vez son obras de arte, donde el color, la composición y las formas cumplen las normas.
Tres catálogos se publicarán en Italia, con motivo de esta exposición.
Una pasión
"Mi vida está tan unida a mi trabajo creativo, que pintar y seguir tratando de dedicarle todo el tiempo a mi trabajo es mi única pasión -dijo el pintor a la prensa-. La pintura es una maravilla también porque cada día se aprende algo nuevo. En pintura todo es difícil. Uno nunca puede decir que aprendió un arte que dejó tantas maravillas en su historia. A veces uno piensa que se aproxima, pero la pintura no tiene fin. Uno debe ser humilde. Siempre faltará tiempo para aprender más."
Botero también reflexionó acerca del éxito. "Es una palabra muy extraña que no existe en la pintura. Pintar es una profesión subterránea. Un artista puede ser famoso sin saberlo él mismo. No es como un escritor al cual le publican miles de obras o un actor al que el público aplaude con entusiasmo."
Injusticias
El pintor confesó que lo que más aburre son las inauguraciones de sus propias exposiciones. "Es lo que menos me gusta de mi profesión", dijo.
Hay otras cosas que también irritan al artista, como la injusticia. "Cada vez soy más sensible a la injusticia, que me hace hervir la sangre", dijo en diálogo con El Tiempo, durante meses, a medida que creaba las obras, 50 cuadros sobre un tema que estremeció al mundo.
Mientras trabajaba en su estudio de Nueva York, o en París, o en Pietrasanta, o en el apartamento que el príncipe Rainiero de Mónaco le cedió de por vida para que pintara frente al Mediterráneo, Botero nos contaba cómo iba pariendo esas obras "nacidas de la ira ante tal horror", y revelaba que después de Roma serán exhibidas en Alemania y en otros países, entre ellos, Grecia y, posiblemente, los Estados Unidos.
El pintor, nacido en Medellín el 19 de abril de 1932, dice que no tiene intención de vender los cuadros, pues serán entregados a museos para guardar la memoria de la historia universal de esta infamia. Si bien reconoce que el arte carece, en este momento, de poder para generar un cambio, Botero afirma que la fuerza de la expresión artística radica en que sirve como testimonio histórico para no olvidar episodios vergonzosos como el de Irak





