Hace 50 años moría Eduardo Abella Nazar
Falleció en una misión periodística
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Se cumplen hoy 50 años de la desa-parición en Mar del Plata de Eduardo Abella Nazar, primer periodista aeronáutico caído en cumplimiento de su actividad profesional. Por ese motivo, la sala de periodistas del comando en jefe de la Fuerza Aérea lleva su nombre.
Las crónicas de la época relataron cómo fueron los hechos. El accidente se produjo cuando la escuadrilla de 12 Calquin de ataque y bombardero, de la base El Plumerillo, Mendoza, se aprestaba a descender en el Aeroparque luego de cumplir su misión.
"En tales circunstancias -se escribió en LA NACION-, al tomar las máquinas formación escalonada para reconocimiento de pista y aterrizaje, una de ellas rozó a la otra provocándole la destrucción de medio plano. Esta máquina dio una vuelta de campana y se precipitó a tierra, estallando los tanques de combustible e incendiándose totalmente y falleciendo sus ocupantes: el primer teniente Helvo Federico Zocchi y el enviado especial de LA NACION, Eduardo Abella Nazar."
La crónica señalaba que "el otro avión logró mantenerse, aunque muy dificultosamente, en vuelo hasta llegar a la altura del autódromo, sobre el camino a Necochea, donde realizó un aterrizaje forzoso".
"La máquina tocó suelo con violencia y se fue desplazando a tumbos, perdiendo grandes trozos de su fuselaje, cola y planos, y uno de sus motores se desprendió. Salvaron sus vidas milagrosamente el piloto Capitán Ricardo Hawalli y su acompañante, el capitán Rubén O. Jousset", concluía la reseña del hecho.
Eduardo Abella Nazar era el mayor de ocho hermanos e hijo de Eduardo Abella Caprile y de Marta Nazar. Su padre era bisnieto del general Bartolomé Mitre, periodista y accionista de la Nación y sobrino de Margarita Abella Caprile, poeta argentina que dirigió el suplemento literario del diario durante varios años. Realizó sus estudios en el Liceo Naval Almirante Brown y en la revista de esa institución hizo los primeros ensayos literarios.
Coberturas y misiones
Las notas más recordadas de Eduardo Abella Nazar en LA NACION fueron al regreso de una expedición oceanográfica por los mares del Sur a bordo del balizador Ushuaia, cuyo objetivo había sido recorrer las instalaciones de boyas, balizas y faros que abundan en el litoral patagónico, elementos que deben ser examinados y provistos de combustible una vez por año.
Al regreso de ese viaje, Abella Nazar partió a su nueva misión periodística: las maniobras aéreas -llamadas Vulcano I- que se desarrollaron en Camet, Mar del Plata.
La tarea consistía en observar el ejercicio desde tierra, pero su afán e ímpetu por contarlas al tiempo de vivir una arriesgada experiencia personal lo llevaron a abordar la aeronave trágica.
Por haber vivido en San Isidro hasta su muerte, en su homenaje hay un proyecto, impulsado por el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, de designar con su nombre una calle del partido.
Desde hace muchos años hay, en la Redacción de LA NACION, un retrato que recuerda al joven periodista de cuya muerte se cumple medio siglo.


