Lo mejor del arte cinético, en Colombia
BOGOTA.- Ni la estruendosa bomba que ayer a la madrugada estalló a dos calles del hotel donde se alojan los 39 escritores llegados al acontecimiento Bogotá 39desalienta a esta capital, con centenares de instituciones y espacios abiertos a las expresiones artísticas y culturales. Basta ver la muestra del padre del arte cinético, el argentino Julio Le Parc, en la Biblioteca Luis Angel Arango, en el bellísimo centro histórico de La Candelaria. Espejos, papeles, motores, luz, color, movimiento todo un goce para el espíritu crítico o lúdico.
El día en que Colombia decidió cambiar su imagen conectada a la violencia política lo hizo con abundantes recursos desde el territorio fértil de la cultura. El Estado invierte en la cultura, y eso se palpa en la calle, en las instituciones y en la vasta programación de actividades.
La muestra de arte cinético de Le Parc es un prodigio de imaginación y de mensajes, que incluye la interactividad con los visitantes en algunas de sus obras más lúdicas. El creador argentino, de casi 80 años, y radicado en París desde fines de los años 50, abre campo a la interpretación crítica y reflexiva a través de unas 20 obras en las que la luz es protagonista preponderante.
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El curador de la exposición "Julio Le Parc: luz en movimiento", el suizo Hans Michael Herzog, señala desde el inicio el recorrido que ayer hizo LA NACION en la Biblioteca Arango, la obra de Le Parc "se sustrae a cualquier interpretación específica" y pone en autos a la audiencia al considerarlo "un artista seductor, mágico y carismático".
Le Parc, una de las más relevantes figuras del arte cinético, estuvo el año último en Buenos Aires con vistas a preparar una gran muestra de su obra, aún pendiente de realizarse.
Por lo pronto, en Bogotá el artista está por partida doble. A la muestra monumental que estará abierta hasta el 15 de octubre en la Biblioteca Arango, del Banco de la República, se agrega otra titulada "Antes y después de Lumière", en la Galería La Cometa, que cerrará en menos de un mes. En esta galería de arte, que estrena sede en esta capital, se exhiben cerca de 50 obras de Le Parc que resumen medio siglo de trabajo artístico, entre las que se incluyen pinturas y esculturas. Las obras de la Biblioteca, en cambio, son instalaciones, todas genuinamente fascinantes por el prodigioso ingenio de su creador.
Bogotá disfruta de un momento extraordinario en la cultura. El público que asiste a los museos creció el 200% en una década y las galerías de arte, que hace sólo ocho o diez años eran apenas 10, superan ya las 30. Siempre habrá interpretaciones maliciosas para el origen del dinero que tanto abre galerías como compra obras de arte. El caso es que el programa de muestras es tan amplio como inabarcable.
Le Parc, habitualmente crítico con el mercado de arte, tiene opiniones que dejan buena miga para la reflexión. Con motivo de esta doble presencia en Bogotá, dijo el mes último al diario El Tiempo : "El mercado del arte debe existir, pero la sociedad se subordina a él. El que más plata tiene compra obras hasta formar un museo. Su gusto y el de sus consejeros se vuelven luego universales".
También tiene reflexión crítica para el arte contemporáneo: "Hay situaciones absurdas. Lo que ves en una obra es lo que hay, pero si hay que llenar la cabeza del espectador con explicaciones para que crea que un montón de tierra no es eso sino otra cosa, eso me aburre y me parece una estupidez".
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