Una novela de segregación racial, escrita por una mujer blanca, pelea en los Oscar
Armada con lo aprendido en un curso de ficción y una potente historia familiar detrás, Hillary Jordan inició en 2000 la escritura de Mudbound (Berenice), una novela segregación racial y lucha ambientada en el sur de los Estados Unidos en 1945 y con varios personajes femeninos muy potentes. Publicada en 2008 y llevada al cine por Netflix con el mismo título, la historia es candidata a cuatro premios Oscar esta noche, incluido al mejor guion adaptado, obra de Dee Rees y Virgil Williams. Aparte de una impactante dirección de fotografía, también nominada, la película refleja con buenas actuaciones la frustración de los sometidos, negros y mujeres. La autora respondió al diario El País de España por correo a bordo de un avión camino de Los Ángeles.
–En plena era del #metoo, Mudbound adquiere una nueva dimensión, especialmente a través de la voz de Laura McAllan, la protagonista blanca, rubia y urbanita que se casa con un terrateniente en la América profunda y agraria. ¿Tenía en mente el punto de vista feminista mientras escribía el libro?
–Sabía que quería explorar las dinámicas de poder tanto desde el punto de vista racial como del sexual. Como mujer blanca, Laura tenía más poder que la negra Florence, de hecho, como mujer del dueño de las tierras, tenía poder sobre ella y su familia, pero el matrimonio de Henry es mucho menos igualitario que el de Florence. Creía que era un bello e irónico cambio de perspectiva.
–En el libro el racismo es básicamente algo de los blancos contra el resto, pero que el machismo es un drama que se encuentra en todas partes, etnias y clases sociales.
–En el fondo el libro es acerca de la voz: quién puede hablar y quién es silenciado. Tener la libertad de hablar y ser escuchado es el poder último de alguien. En aquella época, se suponía que las mujeres tenían que ser tranquilas y obedientes, primero a sus padres y después a sus maridos. También es importante señalar que cuando este libro está ambientado, 1945, las mujeres solo han votado durante 45 años. La escena en la que Laura se planta frente a su marido para que no tire el piano es la primera vez en todo el matrimonio en el que ella se reafirma como persona y lo desafía.
–¿Lo considera un libro político? ¿Tenía miedo de tratar el tema del racismo teniendo en cuenta que es una mujer blanca?
–¡Oh! Es un libro definitivamente político, pero no quería que fuera polémico. Y sí, tuve miedo cuando me di cuenta de que mis personajes negros tenían que hablar. Algunos colegas me avisaron con toda la buena intención de que ni Faulkner había utilizado personajes negros en primera persona. Creo que la literatura tiene como misión plantear los temas que nos dividen. Y en la medida en que lo haga bien, tengo a derecho a contar historias sobre quien quiera. No soy negra, pero tampoco soy hombre.
–¿Cómo fue la construcción del personaje de Laura sabiendo que tiene como origen las historias de su abuela?
–Empecé basándome en la voz de mi abuela y los relatos con los que crecí sobre el año que pasó en el verdadero Mudbound, pero a medida que el libro crecía Laura se convertía en una mujer mucho más feroz y rebelde de lo que mi abuela hubiera podido soñar.
–Después de años de lucha, del Movimiento por los Derechos Civiles e incluso la presidencia de Obama, problemas como el racismo o la desigualdad están lejos de resolverse. ¿Qué está ocurriendo?
–Cuando empecé el libro, ni en mis sueños más optimistas podría creer que la historia llegaría a tener una candidatura a los Oscar. El libro se publicó cuando Obama llegó al poder. No fui tan naif como para creer que estábamos viviendo en una era post racial, pero al haber elegido un presidente negro por una amplia mayoría creía que estábamos en el camino para conseguirlo, para curar las heridas raciales. Olvidé la historia de EE UU, el hecho de que tras cada avance hay siempre un retroceso desagradable. Dos pasos adelante, un paso atrás. Esa es la agonizante manera de avanzar en EE UU. Las historias son necesarias para hablar de ello, para ofrecer una mirada crítica a los testarudos legados de nuestra sociedad.
–No quiero destripar el final, pero la escena es escalofriante. ¿Cómo se le ocurrió?
–Sabía que iba a haber un enfrentamiento racial y que algo terrible iba a pasar, pero durante mucho tiempo no supe qué, era incapaz de seguir adelante. Hasta que un día pensé en el libro, en la historia de voces y silencios y se me puso la piel de gallina: lo tenía. Luego fue terrible escribirla. Grité mucho y lo tuve que escribir a ratos porque no podía estar mucho tiempo con ello, pero conseguí el clímax que necesitaba para la historia.
–¿Cómo es trabajar con Netflix? ¿Qué le parece su irrupción en el cine?
–Es un momento muy importante para el cine y Netflix han sido los primeros en entenderlo y en trabajar por ello. En ese sentido tienen mi eterno respeto y gratitud.
–El guionista de Mudbound, Virgil Williams, ha asegurado que todo el mundo tiene algo que ver con la historia de esta novela y que eso es parte de su magia. ¿Siente lo mismo?
– Totalmente. Escribir este libro me obligó a cuestionarme acerca de cosas que ya tenía asumidas. Me cambió para siempre y para mejor.
Por J. C. Galindo y T. Koch
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