Van Gogh y las muestras inmersivas, contra la “desertificación de los museos”
Este tipo de exposiciones acerca el arte a las nuevas generaciones, dijo a LA NACION Annabelle Mauger, directora artística de la que se verá desde el 16 en La Rural, dedicada al artista holandés
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“En Europa estamos viendo una especie de desertificación de los museos. Los jóvenes no suelen ir, pero están felices de ir a exhibiciones inmersivas”, dice Annabelle Mauger, directora creativa de Imagine Van Gogh, la muestra dedicada al pintor holandés que se podrá ver desde el 16 de este mes en La Rural tras haber vendido más de un millón de entradas en varias ciudades de distintos países. “¡Y ustedes están tan lejos de Europa, del museo en Ámsterdam!”, agrega, entusiasmada porque es la primera vez que llega con sus producciones hasta América Latina.
Desde su casa en Lyon, antes de viajar a Estados Unidos para supervisar otra exposición, habló con LA NACION sobre la Cathédrale d’Images creada hace 45 años por su abuelo político, el periodista, pintor, fotógrafo y cineasta francés Albert Plécy. En Les Baux-de-Provence, una pequeña localidad del sur de Francia –cercana a los lugares donde Vincent van Gogh pasó sus últimos años de vida-, nació la idea de crear una experiencia tridimensional y envolvente, proyectando imágenes sobre el espacio. Una forma de llegar con las pinturas a un público diverso, como lo hicieron siempre las catedrales.
-¿Conociste al abuelo de tu marido?
-No, conocí a su abuela. Todo el mundo piensa que esta es una historia de hombres, pero en realidad es una historia de mujeres. Porque Albert murió un mes después de la inauguración de la Cathédrale d’Images, en 1977. Y fue su esposa, Anne Marie, quien continuó el proyecto. Lo amaba, y creo que fue una forma de que él no desapareciera.
-¿Y qué fue lo principal que te enseñó ella?
-Fue un mensaje de Albert: él decía que tomó años construir las catedrales europeas, como Notre Dame en París, y toma minutos crear la Cathédrale d’Images. En Europa, una catedral era el lugar donde podías acceder al arte y la cultura, cualquiera fuera tu conocimiento. Particularmente en la Edad Media, cuando la mayoría de la gente no sabía leer, pero podía comprender el mensaje de Cristo a través de las pinturas. Los museos de arte no existían, eso estaba en las catedrales. Por eso Albert Plécy decidió que los conceptos más importantes fueran Cathédrale d’Images e Image Totale. Porque significaba que estábamos tomando este conocimiento de la catedral, que era para todos.
-¿Cómo está concebida Imagine Van Gogh?
-En esta exposición comenzás por la “Sala educativa”, donde podés ver por qué decidimos hacer esta exposición con Julien Baron, con textos escritos por la historiadora del arte Androula Michael. Allí se explica por ejemplo cuáles son las cartas de Van Gogh a su hermano Théo que usamos, cómo se pintaron obras como La noche estrellada y Los girasoles, o aprender sobre el japonismo. Porque cuando llegó a Arlés, Van Gogh dijo: “Es como si estuviera en Japón”. Los colores le recordaban algo que había visto en las pinturas japonesas. El término ukiyo-e es una forma de pintar japonesa. Durante siglos en Japón, pintaron reyes y reinas. Y durante el siglo XIX, pintaron a la gente como vos y yo. Campesinos, gente real. En inglés, llamamos a este ukiyo-e “mundo flotante”. Porque es todo lo contrario al rey y la reina, que son “permanentes”, como dioses. Gente pequeña, como tú y yo, estamos flotando. Y si mirás las pinturas de Vicent Van Gogh, no está pintando reyes y reinas; está pintando campesinos, está pintando a la mujer a su lado, está pintándonos a vos y a mí. Creo que fue una forma de pintar este mundo flotante. Por eso proyectamos las pinturas y los videos sobre telas, que son como velas. Si las tocás, se mueven un poco.
-¿Esta es la muestra original? No es como la que se puede ver por ejemplo en L’Atelier des Lumières en París…
-No, ellos la copiaron. La diferencia con otras muestras de este tipo es que la mayor parte del tiempo respeto las pinturas. La pintura de Van Gogh es un movimiento. Y no voy a hacer que este movimiento se mueva de nuevo. Es decir, por ejemplo, los pájaros pintados por Van Gogh… No los vas a ver volar.
-¿Eso es lo que hacen en L’Atelier des Lumières?
-A veces, sí. Por eso no están eligiendo el término Image Totale, porque no tienen derecho a hacerlo. Es una diferencia sensible, pero es muy importante cuando trabajas como yo. Yo soy directora, no artista. Yo lo que quiero es mostrar esas imágenes del cuadro tal y como fueron pintadas. Esas pinceladas, esos detalles, son de Van Gogh, no míos. Es muy importante transmitirlo tal y como lo ha pintado el artista. Image Totale es sumergir al público en los detalles del pintor que elijamos, como también lo hemos hecho con Picasso, Claude Monet, Leonardo Da Vinci…
-¿Por qué elegiste Buenos Aires para venir con Van Gogh?
-No fue una elección mía. El productor Daniel Grinbank vino diciendo: “¿Te gustaría ir a Buenos Aires?” Y creo que es una idea maravillosa. Pero hay muchas razones. Argentina es un país fantástico, y nunca hemos estado en Latinoamérica. Y es muy importante. Están tan lejos de Europa, del museo de Van Gogh en Ámsterdam, donde está la mayoría de las pinturas originales que se ven en la muestra. Para mí este medio es una vía de democratización de la cultura, otra forma de transmitir este arte. Es muy importante especialmente con la situación del Covid, donde tan poca gente puede viajar.
-¿Creés que esta es una forma en que se pueden hacer shows en el futuro? ¿Porque es más fácil transportar las obras?
-Verás la instalación, yo no diría que es tan fácil hacerlo [risas]. Porque hay muchos proyectores de video y tantos técnicos trabajando, y no es fácil lidiar con las imágenes, a veces. Crear una exposición me lleva uno o dos años. Diría que es probablemente la mejor manera de hacer que esas exposiciones culturales viajen. Y que las exposiciones inmersivas están llegando a otro público. No sé cómo lo están viviendo en América Latina, y particularmente en la Argentina, pero en Europa estamos viendo una especie de desertificación de los museos. La generación más joven no suele ir a los museos. Pero están felices de ir a exhibiciones inmersivas. Es solo una puerta abierta para descubrir la cultura, descubrir a un pintor y, quizás, ir a ver una de esas pinturas en un museo o leer un libro. Es una forma diferente de ver el arte. Porque cuando estás en un museo a veces tenés que estar en silencio, seguir un recorrido. En una exposición inmersiva, si querés correr, corrés. Si querés saltar, podés saltar. Y hay música, así que si quieres cantar…
-¿Qué tipo de música?
-Música clásica. Los músicos más importantes, como Mozart y Bach.
-¿Incluye olor?
-No. Pero podría ser, es una buena idea. Cuando estás haciendo una exposición inmersiva, tenés que responder una pregunta: ¿Por qué este pintor tiene que estar en una gran proyección, de forma inmersiva? Cuando tuve que responder esta pregunta para Van Gogh, mi respuesta fue: no voy a hablar de toda la obra de Van Gogh. Elijo los dos últimos años de su vida. Fue cuando llegó a Arlés, luego se fue a Saint-Rémy, y termina su vida en Auvers-sur-Oise. Arlés y Saint-Rémy son dos pequeñas ciudades cercanas a Cathédrale d’Images, el lugar donde nació esta exposición. Por eso la hice, para mostrar cómo este pintor había visto el lugar donde vivíamos. Y también porque allí pintó cuadros como Los girasoles y La noche estrellada… Probablemente los más importantes, los más famosos.
-¿Fue difícil conseguir los derechos de las obras, que están en importantes museos?
-No. En Francia tenemos un Banco de Imágenes, que tienen imágenes de todo el mundo del pintor que elijas. Hay algo más: Van Gogh es de dominio público, por lo que no tenés que pagar. Por eso también hay muchas exposiciones inmersivas sobre Van Gogh, como la mía; soy la madre de todas esas exposiciones. Porque las pinturas las podés encontrar fácilmente, incluso en la web, en muy alta definición. Pero yo no lo hago de esa manera. Prefiero trabajar de forma adecuada, a veces con Ámsterdam, a veces con el Banco de Imágenes en Francia. Cuando hice la Picasso en 2019, fue más difícil. Por suerte tengo abogados y productores que se ocupan de eso por mí, yo solo digo: “Quiero imágenes, trata de encontrarlas”. Pero sé que ellos se volvieron locos.
Para agendar:
Imagine Van Gogh, desde el 16 de febrero hasta el 17 de abril en el Pabellón Frers de La Rural (Av. Santa Fe 4363). Entradas: general, $3000; menores de 12 años, $2000; pack familiar (2 mayores y 2 menores de 12 años), $8000.
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