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Borré. Dudas por su continuidad en River y la jugada que traería un conflicto legal con Atlético de Madrid
En Núñez no pierden las esperanzas de poder retener al goleador colombiano; el club podría hacerle un nuevo contrato sin tener que pagarle a los españoles
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Dentro de la extensa novela sobre el futuro de Rafael Borré hay una sola certeza: hasta junio jugará en River. ¿Qué pasará después? Esa esa la gran pregunta que retumba en los pasillos del Monumental y que genera una gran expectativa. Porque a pesar de las suculentas ofertas que llegaron desde el fútbol brasilero y del deseo del jugador de emigrar a Europa en el corto plazo, en Núñez todavía se mantiene la ilusión de retener al goleador colombiano. Y una de las opciones podría generarle un conflicto legal más que importante.
Borré tiene contrato hasta el 30 de junio de este año y River comparte el pase con Atlético de Madrid. En agosto de 2017 abonó 3,5 millones de euros por el 50% y, en caso de renovarle su actual vínculo, está obligado a pagarle a los españoles otros 3,5 millones de euros por otro 25% de su ficha, una cifra que inicialmente debía pagar en enero de 2019 por una cláusula que se renegoció. Hoy, la Comisión Directiva no tiene precisiones sobre qué sucederá y, si el jugador decide irse a otro club, lo hará en condición de libre sin dejarle un rédito económico. Pese a eso, y desde un primer momento, Rafa siempre hizo saber que su deseo es dejar una suma de dinero aunque no renueve. Y ahora no vería con malos ojos la posibilidad de sostenerse un tiempo más en el equipo de Marcelo Gallardo hasta encontrar una propuesta que lo satisfaga por completo.
Por respeto y gratitud, cuando Palmeiras y Gremio lo vinieron a buscar en marzo, el nacido en Barranquilla barajó como alternativa negociar un porcentaje de una futura venta o resignar una suma fija de dinero de su contrato. Pero, finalmente, optó por no partir a Brasil, un mercado que no lo seducía desde lo futbolístico, sino desde lo económico, con cifras impagables en la Argentina. Desde Porto Alegre le pusieron a disposición seis millones de dólares por la firma, dos millones anuales de salario, vínculo por cinco años y un bono por goles, según los medios brasileños. Ante la falta de respuestas, desistieron de contratarlo.
Hasta hace unas semanas, la novela tenía a los dirigentes millonarios únicamente como espectadores, pero ahora se abrió una puerta inesperada. ¿Puede Borré continuar en el club después de junio? Es la idea: Gallardo estaría encantado de retenerlo y los dirigentes harían el esfuerzo. Sin versiones oficiales sobre qué ingeniería intentarán, hoy parece haber dos opciones. La primera es renegociar su vínculo actual, ofrecerle una suma de dinero superior por las pretensiones del delantero, abonarle los 3,5 millones de euros a Atlético para quedarse con un 75% total de la ficha y venderlo al exterior más adelante para recuperar parte de lo invertido. La otra alternativa es más conflictiva: River podría esperar al vencimiento de su vínculo y quedarse con el 100% de los derechos económicos y federativos sin pagarle al club español.
Según pudo saber LA NACION con un abogado especializado en derecho deportivo, es una maniobra que legalmente se puede hacer, pero River se expondría a un litigio y una posible condena. ¿Cómo sería el paso a paso? El futbolista queda libre, la institución le hace una oferta con un mejor contrato, firma un nuevo vínculo y se queda con el total de su pase, ya que Atlético de Madrid pierde el 50% que tenía. El problema está en que Atlético podría denunciarlo en la FIFA por generar una simulación para perjudicarlo y todo derivaría en un juicio, además de quizás romper por completo las relaciones con la institución europea. Aunque hay una realidad. Los españoles tienen una cláusula de repesca para repatriarlo por 7 millones de euros, pero nunca quisieron utilizarla.
En el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencias de Jugadores, se explica otro punto fundamental: “El titular principal no está obligado a renovar permanentemente la vigencia de la relación con el jugador a través de la celebración de nuevos contratos antes del vencimiento del plazo del anterior. En efecto, el cotitular sabe muy bien que su derecho culmina con el vencimiento del plazo del contrato laboral vigente al momento de acordar su porcentaje con el titular principal. Si éste renueva su vínculo laboral con el jugador a través de nuevo contrato celebrado antes del vencimiento del original, mejor será para el cotitular, pero no es una prestación –esa renovación– exigible al titular principal”.
Mientras tanto, Borré intenta mantener los pies sobre la tierra, en el club lo ven enfocado en el trabajo diario y Gallardo ya ha tenido charlas con él para aconsejarlo: la recomendación del DT, tal como ocurrió con otros jugadores que tenían ofertas para emigrar, es que se tome un tiempo prudente para pensar, analizar y decidir. Que la elección no sea en caliente ni obnubilado por las cifras exorbitantes que le presentan. Y ahora podría soñar con retenerlo.
El caso Silva, un antecedente que favorece a River
En el fútbol argentino ya se produjo un caso similar hace 10 años: el juicio que Central Español de Uruguay le hizo a Vélez en 2011 por la venta de Santiago Silva a Fiorentina de Italia. La situación fue muy parecida. Originalmente, Silva pasó de Central Español a Gimnasia La Plata en 2006 y el club uruguayo retuvo el 50% de los derechos económicos. Luego, fue transferido de Gimnasia a Vélez en 2007 y los uruguayos optaron por no percibir monto alguno y quedarse con su porcentaje. Y en 2010 llegó el conflicto. El contrato del Tanque con Vélez se venció y, días después, firmaron un nuevo vínculo por dos años, que se interrumpió: en agosto de 2011 pasó a Fiorentina, que hizo uso de la cláusula de rescisión de 2,5 millones de dólares.
Automáticamente, Central Español le reclamó a Vélez el porcentaje de cotitularidad que creía que le correspondía. Pero desde Liniers contestaron que “los derechos se habían extinguido con anterioridad y, por lo tanto, al momento de transferir al jugador al club italiano, el mismo era íntegramente de su propiedad”. Así, el club de Montevideo reclamó en la FIFA para conseguir su porcentaje y tuvo un fallo favorable, ya que Vélez fue condenado a pagarle 1,25 millones de dólares más intereses. Pero la institución argentina apeló la decisión ante el TAS en Suiza y, luego de un proceso judicial de alta complejidad procesal y legal que duró más de un año, revirtió la situación, se dejó sin efecto la decisión de la FIFA y los uruguayos fueron condenados a asumir la totalidad de las costas del proceso.
La posición de Vélez fue acreditada con pruebas, testimonios y antecedentes y fue validada por el TAS, que reconoció que se actuó de buena fe. “El derecho de Central Español al 50% de los ingresos derivados de la futura transferencia de Silva estaba sujeto a la vigencia del primer contrato laboral entre el jugador y Vélez. Central Español era totalmente consciente de esa circunstancia al firmar el acuerdo de cotitularidad, que no contemplaba en ningún momento la obligación de Vélez de transferir a Silva a un tercer club antes de que expirara el primer contrato laboral ni tampoco la obligación de extender la relación laboral cuantas veces sea necesario hasta que finalmente el jugador fuera transferido a un tercer club”, destacó el TAS.
“Central Español no demostró haber actuado con la mínima diligencia ni haber requerido a Vélez información sobre la situación contractual del jugador pese a estar perfectamente al tanto de la fecha de vencimiento del contrato laboral”, se agregó además desde Suiza y se descartó la visión de “concilio fraudulento” que se había planteado desde Uruguay. ¿Por qué? Porque el TAS consideró que para Vélez “fue imposible evitar que expirara el contrato laboral por las consecuentes ofertas de otros clubes debido a la destacada actuación del jugador” y, por lo tanto, debió firmarle un contrato con condiciones superiores y fijar una cláusula de rescisión baja por la exigencia del jugador, que finalmente terminó derivando en su partida a Italia a pesar de que en Liniers intentaron retenerlo. Una situación similar a la que podría vivir River con Borré.
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