Golovkin: su reacción ante el doping de Canelo Álvarez y cómo quedó su imagen
El célebre "5 de mayo" constituye una de las fechas favoritas para el espectáculo boxístico. El tributo a la "Batalla de Puebla", cuando el ejército mexicano batió por primera vez a una fuerza extranjera (Francia), en 1862, se convirtió en un estallido, turístico y social, de los aztecas por el mundo. Y Las Vegas potenció esa semana festiva organizando grandes peleas desde hace mucho tiempo.
Durante ese período, "la capital del pecado" es invadida por miles de mexicanos, consumidores de todas las ofertas que el estado de Nevada puede ofrecerles. Siempre, en los días previos al "5 de mayo", hubo combates inolvidables allí: el gran Julio Cesar Chávez batió en el desquite a Frankie Randall, en 1994; el santafecino Marcos Chino Maidana y Floyd Mayweather pelearon por primera vez,en 2014 y Saúl Canelo Álvarez fue escogido para inaugurar el T-Mobile Arena –la última delicia en estadios deportivos– ante el inglés Amir Khan, en 2016.
El mismísimo Canelo debería estar sosteniendo la gran revancha con Gennady Golovkin en una semana, pero sus errores detectados por los controles antidoping, que revelaron consumo de clembuterol –sustancia vedada–, tiró todo por la borda. Tras aquel empate, acaecido en septiembre último, este desquite constituía lo más impactante del calendario 2018 y su cancelación constituyó una decepción absoluta.
Sin embargo, la maquinaria de la industria del boxeo, en una medida irritante, trasladará el célebre "5 de mayo" a Carson, California, con un combate sustituto muy tibio que se realizará dentro de ocho días: el kazajo Golovkin ante el armenio Vanes Martirosyan, inactivo desde 2016, por el título mundial de los medianos. ¡Sin palabras!
La Comisión Atlética de Nevada decidió suspender por seis meses a Canelo, desatendiendo sus razones de inocencia, según él, "por la contaminación con clembuterol de la carne vacuna consumida". El argumento es que se trata de vitaminas con las cuales los rancheros mexicanos engordan al ganado.
Llamativa y asombrosa fue la reacción de Golovkin, quien atacó furiosamente a todos los inmiscuidos en la organización del match. Su ética intachable al cabo de 12 años de profesionalismo se transformó en agraviante hacia Canelo, su promotor Oscar de La Hoya y las entidades que rigen este deporte. Presionó de tal modo que anuló todo tipo de teorías sobre los atenuantes legales presentados por su futuro rival. Tomó una postura absolutamente acusadora y no tuvo reparos en ensuciar a todos aquellos que formaron parte de esta triste noticia.
La reflexión final nos invita a preguntarnos: ¿quiso Golovkin pelear otra vez con Álvarez? ¿Por qué motivos un boxeador de 36 años desprecia una bolsa millonaria? ¿Se puede ultrajar así a un atleta como Canelo en un proceso dudoso?
Hay tres razones para comprender todo esto. Más allá de sus 20 peleas mundialistas y su récord de 37 victorias (33 KO) y un empate, Golovkin padeció en sus últimas tres peleas: sintió los golpes de Kell Brook , debió luchar hasta el último minuto para batir a Daniel Jacobs y no pudo jamás, desbordar a Canelo .
Golovkin no está aún mentalmente preparado para este desquite y aprovechó todas las instancias para postergarlo. Y esto no le saldrá gratis. Su imagen salió dañada y el público, que ansiaba esta gran revancha, también acusó el impacto y se lo hará saber.
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