Colombia es fantasía, puntaje ideal y fiesta
El elenco que dirige Pekerman fue un carnaval: con Balanta y Valdés y el ingreso de Carbonero, goleó a Japón por 4 a 1, James marcó el gol más bonito del Mundial y ¡hasta entró Mondragón, a los 43 años!
lanacionarCUIABÁ.- Colombia es una fiesta. Acaso, siempre lo fue, por diversas razones, aunque la violencia y el narcotráfico hayan destrozado, durante años, sus bellas páginas. Entre ellas, las futboleras, que volvieron a recuperar el brillo de antaño con la mano pedagógica de José Pekerman, el auténtico creador de este nuevo espacio ganador. Sin Radamel Falcao, el ídolo de la juventud, parecía una empresa compleja el camino de Colombia. El impacto de la seria lesión del ex delantero de River le dio lugar a la unión, a la esperanza y, sobre todo, a la clase que parecía archivada. Hoy, ahora mismo, Colombia es una fiesta. Para Uruguay falta un tiempo prudencial: se encontrarán el sábado en el Maracaná, el escenario por excelencia de la vieja -y renovada- garra charrúa. El elenco amarillo no tiembla: late más fuerte.
Puntaje ideal. Tres partidos, tres triunfos. Por momentos, con clase, con valentía, con personalidad. Entretiene. Eso es lo que tiene, eso es lo que ofrece: un canto de sirenas que aparece de pronto.
El 4-1 sobre Japón tiene demasiados condimentos argentinos. Por primera vez, Carlos Valdés, de San Lorenzo y Álvarez Balanta, de River, actuaron en la última línea. Carlos Carbonero, también del elenco millonario, ingresó en el segundo capítulo, en el sitio de Cuadrado, uno de los estrategas, autor del primer gol, de penal. El empate de Okazaki, en el cierre del primer tiempo, no le generó conflicto: fue arrollador en la parte final.
Dos tantos de Jackson Martínez (otro habitual suplente, ayer titular), pretendido por varios equipos argentinos años atrás, de zurda, inclinaron la balanza del café. El segundo, una joya, por la definición. Sin embargo, lo mejor de lo mejor (el gol más bonito del Mundial), fue anotado por James Rodríguez, el chico surgido en Banfield. Una obra maestra, por la acción colectiva y la definición, entre amagos, con un zurdazo inolvidable.
Para completar el festín, el Gran José tiene muñeca: decidió el ingreso de Faryd Mondragón por Ospina a poco del cierre. Así, le arrebató al camerunés Roger Milla el récord del jugador de más edad en un Mundial, ¡con 43 años! "No es un récord para Faryd, es para el país entero", afirmó el ex arquero de Independiente. Fiesta completa.
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