Fútbol con historias: "Welcome to Tijuana"
Los Xoloitzcuintles de la fronteriza ciudad mexicana ascendieron a primera gracias al aporte de cuatro argentinos y un futbolista de triple nacionalidad; un club relacionado con las casas de apuestas y las excentricidades.
Todo queda en familia. Un día, Carlos "El Profesor" Hank González, miembro histórico del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lanzó una frase para la posteridad: "Un político pobre es un pobre político". El PRI fue el partido que gobernó México durante 70 años, etapa que el escritor y Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa definió como "la dictadura perfecta". Hank era de Santiago Tianguistenco, al sudoeste del país, pero su herencia la dejó en Tijuana, la fronteriza ciudad azteca de Baja California que siempre está en la mira de Estados Unidos y que hoy está de fiesta gracias al fútbol.
El sábado pasado, en un duelo que enfrentó al campeón del Apertura de Ascenso con el líder del Clausura, los Xoloitzcuintles de Tijuana, equipo que le debe el nombre a un perro "cien por ciento mexicano", vencieron a Irapuato por 2 a 1 y desde la próxima temporada ocuparán el lugar de Necaxa en la primera división. El propietario del club, fundado hace cuatro años, es Jorge Hank Rhon, el hijo de Carlos. Y el presidente no es otro que Jorge Alberto Hank Inzunza, el nieto. A Hank Rhon se lo conoce por ser dueño de animales exóticos y centros de apuestas, además de ser el principal accionista del predio en donde se encuentra el estadio Caliente, la cancha donde juega Tijuana. Allí, no todo es cuestión de darle a la pelota. Lograda la concesión del hipódromo de Agua Caliente, la familia creó un grupo que incluye un galgódromo, hoteles, comercios, 22 centros de apuestas remotas y 22 salas de bingo, según informa la Dirección de Juegos y Sorteos de México, en el permiso otorgado al Hipódromo de Agua Caliente S.A., el 17 de agosto de 1973. Con fecha de vencimiento en 2014, si el PRI no gana las elecciones generales del próximo año, el lugar podría regresar a manos estatales.
El equipo, el primer conjunto tijuanense en llegar a primera, iba a ascender o a ascender. "Era comprar una franquicia o lograr el boleto en la cancha", contó Hank Inzunza, días antes del gran partido. Con los argentinos Mauro Gerk, Javier Gandolfi (el capitán), Gastón Otreras y Javier Yacuzzi, los Xolos subieron en la cancha e hicieron estallar a una ciudad en la que todavía se escucha el sonido de los claxon y la canción de Control Machete "¿Dónde están perros?", un tema que fue adoptado como himno. Ya ubicados en la máxima categoría, la ilusión no tiene techo. "Nos costó demasiado ascender, pero ahora queremos ser campeones", lanzaron desde la dirigencia. Digno de una película, los goles para vencer en la final a Irapuato llegaron gracias a Gerk, una verdadera institución en el fútbol de ascenso mexicano, y Joe Benny Corona, un héroe made in Los Angeles.
Uno es argentino y con más de 150 goles en el fútbol azteca ya colaboró con otros éxitos en el ascenso: previo a la vuelta del último fin de semana, festejó dos veces con Querétaro. El otro es hijo del mexicano Angel Corona y la salvadoreña Janira. Joe nació el 9 de julio de 1990 en LA. De buen pie, su habilidad le abrió las puertas de la Universidad de San Diego. Pero el año pasado le llegó su primer reto: le ofrecieron dejar los estudios para sumarse al proyecto futbolístico de Tijuana. Aceptada la propuesta, un año más tarde le llueven elogios que empiezan en Landon Donovan -el 10 yankee-, pasan por la sub 23 azteca y llegan hasta Rubén Israel, el DT de El Salvador. Todo es gracias a su triple nacionalidad y una temporada en la que los Xolos tiñeron la frontera de rojo y negro.
El sitio oficial del club cuenta que el 21 de mayo la alegría fue completa. La histórica jornada hizo ruido en toda Baja California y la repercusión se hizo notar en el resto de México. Con un desfile que se extendió por cuatro horas y con la música de Pancho Barraza y su banda como la elegida para amenizar la fiesta, hubo promesas de que se vienen buenos tiempos, los jugadores y el DT Joaquín del Olmo hicieron el clásico saludo hacia el público y hasta se mandaron una rapada general que incluyó a Jorge Alberto Hank Inzunza, el muchacho que siempre quiso tener un club y que en 2007, tras comprar a los Guerreros de Tabasco, se hizo de una franquicia que ahora competirá mano a mano con los grandes.
Ubicados en el noroeste del país, y a 2.810 kilómetros del Distrito Federal, los viajes serán moneda corriente para un nuevo integrante del "zoológico" del fútbol mexicano. Una buena definición del periodista José Antonio Torres. Allí, convivirán Aguilas, Chivas, Pumas, Tigres, Zorros, Jaguares, Potros y Xoloitzcuintles, entre otros. Especies que bien podrían ser propiedad de Hank Rohn, un hombre que, según detalló la agencia AP en las últimas elecciones a la gobernación, se jacta de beber tequila mezclada con bilis de oso y fermentada con pene de tigres, leones y perros. Dueño de un zoo privado con miles de animales y acusado de corrupción y de relaciones con los narcos, él siempre desestimó esas versiones, combatió a los delincuentes y hasta se ganó cierta popularidad convertido en un verdadero Papá Noel, regalando dinero y hasta viviendas.
Con un estadio que tuvo un costo inicial de 30 millones de dólares, todavía faltan reformas para jugar en primera, sobre todo en capacidad y accesos. Como detalle, no tiene cerco perimetral a pesar de estar ubicado en una de las ciudades más violentas del país, sólo por detrás de Ciudad de Juárez y Culiacán, según el polémico ranking realizado por Prisma Consulting, del que se hizo eco el diario Excelsior.
Pero se tienen fe. Con el fin de semana del 23 de julio como plazo estipulado por la Federación (FMF), deberán correr contrarreloj para dejar la cancha a la altura de lo que pide una plaza de la máxima categoría. Exigencias que ya tienen historia: Tijuana intentó ser sede del Mundial sub 17, pero no contó con la aprobación de la FIFA. En la mira de todos tras toparse con la gloria, el otro punto cuestionado radica en el vínculo entre el balompié y la casa de apuestas propiedad de los Hank. Un límite tan delgado como el que separa a la ciudad con el poderoso país del norte. Consultado sobre el tema, Enrique Bonilla, director general de la FMF, fue claro ante los medios locales: "Estamos confiados de la honestidad y transparencia del fútbol mexicano". Todo queda en familia.
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