Gallardo, movilizado: la vivencia previa de los clásicos contra Boca, un estado ideal para el DT de River
Hay muchas palabras que se repiten en el discurso de Marcelo Gallardo como entrenador de River desde hace más de cinco años. Gestión, mentalidad, desafío, estimulación, respeto, competencia, identificación, compromiso, convencimiento, consolidación, energía, entusiasmo, fortalecimiento e ilusión son algunas de ellas. Todas se destacan una y otra vez pese al paso del tiempo. Y eso es un fiel reflejo de la idea que está impregnada en el plantel: la guardia podrá estar alta, pero la búsqueda es siempre ir por más.
La historia es el presente en el mundo River. Son días de constante esperanza después de viejos tiempos llenos de tormentas y desilusiones. Y aunque la expectativa en el corto plazo está puesta en el superclásico de mañana por la 5° fecha de la Superliga (el primero después de la final de Madrid), el frenesí futbolístico invita a pensar más allá: en octubre volverá a jugar ante Boca en las semifinales de la Copa Libertadores.
La conclusión que envuelve a jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas es general: nada será como la definición del año pasado en el Bernabéu por el título y esta semifinal será un reto diferente. "La próxima instancia no es igual, nada va a ser igual, porque no es una final. Es un partido importante que nos toca jugarlo porque lo merecemos, al igual que Boca. Espero que sea en paz y que gane el que mejor haga las cosas en 180 minutos", sentenció Gallardo anteayer tras dejar en el camino a Cerro Porteño.
Al mismo tiempo, las sintonías también confluyen en la confianza que genera el Muñeco, el capitán del barco que disfruta y se alimenta de la adrenalina que le generan los duelos decisivos. Porque, aunque después de la obtención del título de 2018 la presente semifinal tendrá otro color, no hay nadie que quiera jugar estos partidos más que él.
"¿Por qué le debo tener miedo a la derrota? ¿Por qué tiene que ser más fuerte el miedo a la derrota que el deseo de ganar? Así como se piensa en esto, se piensa en la vida", reconoce en el libro "Gallardo Recargado" de Diego Borinsky y recuerda sobre la final: "Yo viví la final, no la padecí. No dije: ‘uy, la puta madre, mirá si ahora perdemos’. Si yo hubiese pensado eso, ¿qué mensaje le estaría bajando a mis jugadores? Al contrario. Hablé mucho y les dije que lo tomaran como una posibilidad única".
"Generarnos nuestros desafíos"
Esa es la concepción que tiene el entrenador acerca de los desafíos que vuelven a llenarlo de motivos y vitalidad para seguir en el cargo. Hoy, se repite, porque Boca se cruza por quinta vez en el cami no después de cuatro éxitos en fila (Sudamericana 2014, Libertadores 2015, Supercopa Argentina 2017 y Libertadores 2018). Pero el mensaje para el equipo está exento de tensión y lleno de vitalidad: el superclásico del domingo y los dos duelos de octubre tienen que ser el alimento para seguir consolidándose como un equipo competitivo. Y el DT confía ciegamente en sus jugadores y su grupo de trabajo para poder lograr más victorias.
Luego de conseguir la clasificación en Paraguay en un áspero partido ante Cerro Porteño en el que el Millonario jugó un muy mal primer tiempo y se recuperó en el segundo, en la práctica matutina de ayer en Núñez hubo un clima distendido. Los tiempos en el mundo del fútbol para disfrutar los éxitos son escasos, algo que Gallardo siempre suele remarcar, pero también son necesarios para luego poder volver a mentalizarse en lo que vendrá.
El plantel, que volvió de Asunción tras el partido del jueves y durmió en el Monumental para entrenarse por la mañana, quedará hoy concentrado en el estadio para afrontar el superclásico de mañana. Y, de cara a los duelos de octubre, posiblemente se vuelva a replicar la estrategia de reclusión en el Hotel Hilton de Pilar, el nuevo refugio que reemplazó al Sofitel de Cardales. Tal como ocurrió ante Cruzeiro y Cerro Porteño, el cuerpo técnico intenta buscar un aislamiento que libere tensiones y permita que todos mantengan los pies sobre la tierra, alejados del bullicio previo a una definición ante el máximo rival.
"Ya habrá tiempo para pensar en eso", repiten en River con referencia a los partidos de Libertadores, apuntando los cañones al duelo del domingo en casa. Pero esa "zanahoria buena para comer", un concepto que el DT utilizó tras conquistar la Supercopa Argentina ante Boca en marzo de 2018, es la estimulación necesaria para afrontar lo que vendrá.
Después del clásico ante el equipo xeneize, y antes de la ida de las semifinales que se jugará el martes 1° de octubre, tendrá que enfrentar a Huracán en Parque Patricios, a Vélez de local y a Gimnasia en La Plata para mantener firme la ilusión de pelear por la Superliga. Además, resta conocer la fecha de los octavos de final de la Copa Argentina con Godoy Cruz, que sería en la fecha FIFA de octubre (12 o 13 de octubre). La triple competencia todavía se mantiene.
"El deseo es seguir haciendo crecer la rica historia de este club y poder generarnos nuestros propios desafíos. Sería muy malo si nos relajamos. Hay que aprovechar estos momentos de muy buena energía, de trabajo con mucho entusiasmo y de competencia con ganas. Y si se puede ir por los objetivos, mejor. Eso genera muchísima ilusión", reconoció el técnico en diálogo con Fox Sports.
"River era un club copero, pero nunca pudo aprovechar los buenos momentos con grandes jugadores de muchísima jerarquía a lo largo de la historia. Y eso hizo que el pasado no se haya podido hacer más fuerte con triunfos, con grandes conquistas. Pero el club siempre tuvo muchísima participación en Copa Libertadores. Aunque en este último tiempo pudimos empaparnos de todo eso y poder competir. Y ahí seguimos: con la ilusión de fortalecernos. Cuando se genera eso, tenés que seguir. No podés bajarte. Eso nos moviliza", agregó.
Distendido. Enfocado. Mentalizado. Gallardo se renueva y se reinventa con el paso del tiempo. Lo motiva revalidar el respeto conseguido por mérito propio, revitalizar al plantel con la búsqueda de nuevos futbolistas que le den un plus para generar una alta competencia interna, potenciar la identificación con una idea que comprometa a jugadores e hinchas y, más que nada, seguir escribiendo páginas doradas.
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