Hiperhumor
YOKOHAMA (De un enviado especial).– “Disculpe, no fue mi intención”. Rogerio Ceni, arquero del San Pablo que acostumbra a patear penales y tiros libres, se le acerca a un periodista italiano y le pide perdón por haberle pegado un pelotazo. Le apuntó al arco, se fue muy cerca y finalmente el balón golpeó al colega, que estaba a... un metro del arco.
Así es Brasil. A dos días de jugar su tercera final mundial consecutiva, la seleção se entrena como si estuviera frente a un amistoso contra la quinta división de un club.
Los cracks se matan de risa. Roberto Carlos bromea con todos y hace piruetas sin parar. A un costado de la línea de cal, unos 500 periodistas y camarógrafos atienden las incidencias sin rejas ni lonas de por medio. Es parte del show, de la idiosincrasia brasileña.
No hay hinchas sólo porque en el Parque Atlético Mitsuzawa no quisieron que ingresara público. Pero fuera del predio hay como mil, igual. Y en algunos edificios vecinos los balcones arden de fanatismo. Están todos llenos.
Adentro sobran los periodistas, y si no hablan con los protagonistas en el medio del entrenamiento será sólo porque no se usa. No por alguna decisión del cuerpo técnico.
Ronaldo y Ronaldinho se ríen tanto que parecen formar parte de un festival odontológico. Rivaldo, más serio, patea tiros libres. Y no falla ni uno. Practican penales, pero más como diversión que como elemento previsor para una posible definición desde los doce pasos.
Finalmente, en el medio de tanta risa, Luiz Felipe Scolari plantó el equipo. No hay misterios. Jugarán Marcos; Lucio, Edmilson y Roque Junior; Cafú, Kléberson, Gilberto Silva y Roberto Carlos; Rivaldo; Ronaldinho y Ronaldo.
En ese clima, los canarinhos esperan una nueva final. Van por el penta sin perder la alegría.
Así es Brasil.
Una alegría para la gente
YOKOHAMA (De un enviado especial).– Que sea por la gente. Esa es la dedicatoria de los brasileños para sus compatriotas. “Brasil es un pueblo sufrido que espera de nosotros una gran alegría. Por eso, nosotros nos juramos dejar todo para poder darles un poco de felicidad”, confesó Ronaldo. Felipão Scolari contó cómo motiva a sus jugadores: “Les muestro escenas de los chicos que se duermen en los colegios a la espera de que empiecen los partidos, o de los indígenas del interior que se reúnen frente a un televisor para ver a la seleção. Los jugadores saben las responsabilidades que tienen frente al pueblo brasileño”.
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