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Italia 90. La decepción de los campeones del 86 que se quedaron sin Mundial y los que igual salieron en el álbum de figuritas
Habían sido campeones del mundo con roles preponderantes en México 86, pero no todos estaban en condiciones de repetir la aventura. Al menos, estaban en la consideración de Carlos Salvador Bilardo hasta último momento. Aunque la historia sería bien diferente para ellos en Italia 90, el Mundial en el que la Argentina sobresalió por hacerles frente a una y mil adversidades. Todos se habían ilusionado con la segunda Copa del Mundo consecutiva, pero, por entonces, el físico o los altibajos en el juego fueron un gran condicionante para Jorge Valdano, José Luis Brown, José Luis Cuciuffo, Héctor Enrique y Néstor Clausen. Todos se quedaron afuera: el golpazo fue difícil de asimilar y duró un buen rato. Es más, algunos todavía lo sienten.
Valdano había hecho un gran sacrificio. De hecho, se había retirado del fútbol en marzo de 1987 por una hepatitis que le había demandado una larga inactividad. Pero seis meses antes del Mundial, Bilardo le pidió el último esfuerzo: que intentara ponerse a punto para cerrar su carrera en Italia 90. Valdano sintió otra vez como la pasión corría por sus venas. Le brillaron los ojos como cuando estuvo frente a "Toni" Schumacher y marcó el segundo gol argentino en la final en el estadio Azteca, donde la Argentina venció a Alemania por 3-2 y ganó su segundo título mundial.
No hubo caso pese a tanto sudor. El principio del fin fue un desgarro en el músculo isquiotibial izquierdo, el 5 de mayo de 1990, en Suiza. Sin decirlo, la mayoría sabía cuál sería el desenlace. Valdano mantenía un hilo de esperanza. Bilardo dudaba demasiado. Y los médicos hacían lo que podían.
Probamos hasta último momento y vi que no estaba para rendir 30 minutos con la intensidad necesaria, como era mi idea
Aunque participaba de las prácticas informales con tareas livianas, Valdano se quedó oficialmente fuera de Italia antes del viaje a Tel Aviv, Israel, donde el seleccionado encararía el tramo final de la preparación. Gabriel Calderón fue su reemplazante. Algo parecía advertir que sería el Mundial de los contratiempos.
"No lo vi para afrontar un Mundial. Su salida se debió a razones físicas. La última lesión fue determinante. Probamos hasta último momento y vi que no estaba para rendir 30 minutos con la intensidad necesaria, como era mi idea", explicó Bilardo.
"Pasé seis meses nadando y justo me ahogué cuando estaba llegando a la orilla", graficó después Valdano, en una entrevista con el diario Clarín, una vez conocida la decisión de Bilardo de dejarlo fuera de la nómina. El delantero, además, dijo aceptar con dolor las palabras del DT.
La rodilla de Brown
Como en toda su carrera, Brown trabajó como un guerrero para llegar al Mundial de Italia. Como Valdano, el sueño se frustró poco antes del comienzo de la competencia. Como si fuese una paradoja del destino, el defensor ya había llegado con lo justo a México 86, tras una operación de meniscos y ligamentos en la rodilla derecha. Como si eso fuera poco, en esa época no tenía club y era jugador libre.
Cuatro años después, la situación física era mucho más pesada para Brown, que seguía arrastrando problemas de rodilla. Es más, hace poco tiempo, su excompañero y amigo Julio Olarticoechea reconoció que el zaguero se había operado casi en secreto de los meniscos para tratar de llegar de mejor forma a su posible segundo Mundial. Eso no fue todo: tampoco dudó en dejar Murcia, de España, donde su familia ya parecía afincada, para estar más "cerca de la selección", para estar más "cerca de Bilardo". El Tata así sentía al seleccionado. En 1989, Racing fue su destino.
El mismo Brown definió la decepción una vez que pudo asumir que su ciclo en el conjunto albiceleste estaba concluido. "Carlos nos reunió en el vestuario y dijo: ‘Quedan afuera Brown y Valdano’. Así, sin anestesia". Eso sí: el Tata acompañó al plantel durante una parte de la estada en Italia.
Brown falleció el 12 de agosto de 2019, como consecuencia de una enfermedad neurodegenerativa, y hasta ese día recordó al seleccionado argentino y al Mundial que no pudo ser.
Enrique y la sinceridad
Enrique había terminado la Copa del Mundo de México como uno de los puntos más altos. Sin embargo, los inconvenientes físicos en River le jugaron una mala pasada y poco a poco fue cediendo la titularidad en el conjunto millonario.
Lo que nunca perdió fue la consideración de Bilardo, ya que estuvo en muchas convocatorias del seleccionado nacional, inclusive cuando ya era suplente en River. Una molesta lesión en la rodilla derecha, finalmente, le impidió volver al nivel acostumbrado y, meses después, lo sacaría del club Núñez y pasaría a Deportivo Español.
Los tiempos de las citaciones para Italia 90 lo encontraron aún en River. Enrique luchaba para recuperarse. Pero un Mundial ya era demasiado para él. ¿Quién lo dijo? El mismo Negro.
"Me dolió mucho, pero la verdad, no quería dejar una mala imagen en el Mundial. Para jugar contra los mejores hay que estar mil puntos en la parte física. No quería dar lástima. Quería cuidar el respeto que había logrado en México y no perjudicar a mis compañeros. A la larga, creo que acerté con la determinación. Es hasta el día de hoy que me cuesta escuchar la canción de Italia 90", señaló.
Enrique se armó de valor y habló por teléfono con Bilardo. El mediocampista se sinceró frente al entrenador, le dijo que no estaba en condiciones de enfrentar el nuevo desafío y le pidió que no lo tuviera en cuenta para la lista. Dejó uno de sus grandes amores y se autoexcluyó del seleccionado argentino. De nada sirvieron los intentos del director técnico para que se tomara un tiempo más. La decisión estaba cerrada.
Para jugar contra los mejores hay que estar mil puntos en la parte física. No quería dar lástima.
Al igual que Brown, el exmediocampista estaba tan identificado con el grupo que acompañó la histórica bienvenida que la gente le dio al plantel el 9 de julio de 1990, un día después de la final con Alemania, y hasta estuvo en el balcón de la Casa Rosada junto con Diego Maradona y el resto de los futbolistas.
Clausen sufrió por una lesión traicionera
Clausen solo un jugó un partido en mundiales: en la victoria ante Corea del Sur por 3-0, en el debut en México 86. Ya para el segundo encuentro Bilardo decidió el ingreso de Cuciuffo. Clausen reconocería tiempo después que le "afectaba jugar en la altura".
Fue otro de los futbolistas a los que las lesiones lo tuvieron a maltraer y, a último momento, Bilardo anunció que se quedaba fuera de la delegación mundialista, pese a los esfuerzos por recuperarse en tiempo récord de una lesión.
Clausen se integró a las prácticas en Ezeiza exactamente 157 días antes del comienzo del Mundial de Italia y 25 días después de una operación por una fibrosis en el muslo posterior derecho.
"En ese entonces llegué con un desgarro del que me había costado mucho recuperarme. Recuerdo que fueron como dos meses y medio sin jugar el fútbol. Después se me hizo la fibrosis y junto con el médico creímos que lo mejor era operarme. Pero no se dio. Cuando veía todo lo que estaban pasando los muchachos me daban una ganas tremendas de estar ahí para ayudar", recordó el exlateral.
La exclusión de Clausen sorprendió. Tanto que la imagen del jugador formó parte de la tradicional colección de figuritas que se efectúa en los períodos cercanos a los mundiales. A otro integrante de ese seleccionado le pasó lo mismo: Valdano.
Cuciuffo lo siguió desde lejos
La trayectoria de Cuciuffo en el seleccionado argentino fue apagándose tal como era el defensor cordobés: sin estridencias ni tonos altos. Había sorprendido con su participación en México 86, en el que se volvió uno de los pilares defensivos, pero en la recta final hacia Italia casi no tuvo mayores posibilidades de haber integrado la lista final.
Fue llamativo, ya que después de la conquista de la Copa del Mundo, Bilardo lo convocó para las copas América de 1987 –año en el que pasó de Vélez a Boca– y de 1989. Influyó el andar irregular de los xeneizes por esos años y que, a la larga, también se tradujo en actuaciones con altibajos para él.
Cuciuffo ni siquiera estuvo cerca en los días decisivos, ya que dejó Boca en marzo de 1990 para marcharse al fútbol francés, contratado por el club Nines.
El defensor murió el 11 de diciembre de 2004, tras un accidente con un arma de fuego mientras volvía de cazar.
El título del 86 los impulsaba hacia otro desafío que jamás llegó.
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