Mundial Qatar 2022: la aventura de un grupo de montañistas para escuchar el partido de la Selección contra Países Bajos a 3200 metros de altura

Cuando Fernando Panarisi, su hermano y dos amigas planearon con detalle hacer cumbre en el Cerro Penitentes, en Mendoza, no tuvieron en cuenta un dato en particular: Argentina podría estar disputando un partido definitorio en el Mundial Qatar 2022. Y allí se encontraron, con unas 30 personas más, a 3200 metros de altura, justo la tarde en que la Selección Nacional se enfrentaba con Países Bajos. A lo Mac Gyver, ataron un alambre a una radio y colocaron un bastón para escalar que hizo de antena y desde la inmensidad de la Cordillera de los Andes gritaron con euforia el penal de Lautaro Martínez.

“Fue increíble. Ese partido no lo vamos a olvidar nunca más”, cuenta Panarisi en diálogo con LA NACION. El grito de euforia que se desató a lo largo de todo el país se hacía eco también en la Quebrada de Vargas, en la majestuosidad del desierto montañoso.

Fue a comienzos de octubre cuando el hombre, de 39 años y vecino de Capital, se percató que si la Selección de Lionel Messi avanzaba de etapa podría llegar a jugar el viernes 9 de diciembre. Para entonces, estaría con su grupo aclimatándose para el ascenso final a Penitentes, ubicado a unos 4351 metros. Sumó a su equipaje una radio portátil pequeña, de esas que todavía se suelen ver en las tribunas, con la esperanza de que agarrara señal allá en lo alto. Pero claro, no funcionó.

A unos 10 minutos de que empezara el partido contra Países Bajos, Panarisi y sus allegados se encontraron con otro grupo de montañistas oriundos de Santa Fe capital. Todos estaban en la misma situación: morían por escuchar el encuentro. Como un brainstorming, empezaron a volar ideas en medio del silencio de la Cordillera. Mientras eso sucedía, un hombre no quiso esperar más en el lugar y se le ocurrió caminar y caminar y caminar hasta encontrar un llano donde tuviera, al menos, señal de teléfono.

Los que se habían quedado en el refugio Grajales, a 3200 metros de altura, ya habían puesto manos a la obra: ataron un alambre finito a la antena de una radio más grande, de color rojo, que tenía Ramiro, del contingente de Santa Fe. Luego, tomaron uno de los bastones para escalar, lo colocaron sobre el techo del modesto refugio y lo inmovilizaron con piedras en la base.

Un grito de gol que se hizo eco entre las montañas

Quiso el destino que el milagro se hiciera realidad. Una repetidora de una radio, probablemente porteña, se hacía oír más allá del nivel del mar. Como se escuchaba con un volumen muy bajo, tanto Fernando como Ramiro eran los encargados de “relatar” el partido a sus amigos.

Por suerte, las 40 personas que estaban ahí solo se habían perdido cinco minutos del primer tiempo, que habían sido suplidos con la voz desde el más allá del otro hombre que había ido en búsqueda de una solución. En su caso, el montañista se comunicaba con su mamá por mensajes de texto y lo que ella le contaba del partido él lo transmitía a través de radiofrecuencia. “Se quedó allá hasta que terminó el encuentro porque si comenzaba el regreso se iba a perder todo”, agrega, entre risas, Panarisi.

La fortuna no podía ser mejor. En el entretiempo llegaron más personas, una de las cuales tenía un parlante pequeño que bastó para que la radio sonara más fuerte que nunca. “Lautaro, por favor hacelo”, fue el ruego de un hombre que quedó plasmado en uno de los videos que tomó Panarisi, este hombre que, si bien vive en Palermo, viaja con asiduidad a Mendoza donde combina su pasión por el montañismo con el proyecto de la bodega familiar Edelmira.

Cuando el delantero argentino se disponía a patear, el tiempo pareció detenerse en la Cordillera. Solo se oía rugir el viento y algún murmullo que otro de fondo. Algunos de los presentes posaban la mirada en la radio; otros, en el suelo. Durante 30 segundos hubo un silencio profundo y cabezas gachas. ¿El final? La misma euforia que se vivió a lo largo de cada rincón del país con el pase a la semifinal, solo que a 3200 metros de altura.

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