PSG cortó la mala racha, pero todavía se muestra como un equipo con dos caras y un futuro de incertidumbre

Si PSG tenía que elegir una forma para cortar con la mala racha, quizás hubiera elegido ganar con holgura y jugando bien. Sin embargo, dejó atrás esas tres caídas en fila de la manera menos pensada, con un partido de locos, emocionante y un desenlace para el infarto. Victoria por 4 a 3, ante Lille, por la fecha 24 de la Ligue 1, y con una inquietante irregularidad. Un equipo con dos caras. Determinante arriba, pero con muchas fallas abajo. Si bien quedaron una infinidad de cuestiones por corregir, el golazo en el cierre del partido de Lionel Messi le permitió a los parisinos no quedar sumergido en la incertidumbre y más tensión.

Además, con ese festejo colectivo que armó Messi con Mbappé y Cía, el 10 argentino igualó el récord que estaba en poder de Diego Maradona: con el gol de este domingo alcanzó los 61 goles de tiros libres. En el caso de Lionel, los marcó 52 en clubes y 9 en la selección, mientras que Maradona hizo 55 en clubes y 6 con la camiseta argentina.

Desde lo anímico será un punto de partida. Si bien es real que muestra mucha fragilidad en el fondo, tuvo como líderes de esa recuperación a Lionel Messi y a Kylian Mbappé. Dos de sus estandartes aparecieron en el momento exacto. Sobre el final, le llevaron tranquilidad al entrenador Christophe Galtier, que festejó con sus jugadores, ya que ya se lo mira de reojo y se duda de su continuidad. Pero quizá un punto central es que le dio un poco de calma al público del Parque de los Príncipes que no soportaba más el flojo presente. Una mala: Neymar salió lesionado de su tobillo derecho y se abren demasiados interrogantes para lo que viene.

En los primeros minutos del partido, Mbappé demostró que desde lo físico ya dejó atrás aquella lesión que sufrió ante Toulouse, el 4 de febrero último. El francés imprimió su selló y anotó el 1 a 0: bicicleta, caño, gambeta entre dos centrales y definición. Una maravilla. Luego Neymar anotó el 2 a 0 de manera inmediata que tuvo un “pase” de Lionel Messi sin tocarla. Esas dos jugadas fueron aisladas, pero marcaron la efectividad con la que se desenvuelve el tridente ofensivo parisino. Del otro lado de la cancha, todo lo contrario. Varios errores defensivos dejaban sin aliento a todo el Parque de los Príncipes.

PSG continúa mostrándose como un grupo sin garantías. El descuento de Lille llegó con un cabezazo en soledad y la visita se fue al descanso con una desventaja justa, corta y con la ilusión de tener algo más. Y como señal, las dudas defensivas del local se potenciaron en la segunda etapa. Luego de un tiro de esquina, una sujeción en el área por parte de Verratti terminó en penal para la visita y un empate que dejó más temor.

La impaciencia en el público se notó y como si eso hubiera sido poco, Lille pasó al frente en el resultado. ¿De qué manera? Nuevamente un desajuste defensivo y se encontró con el gol que le daba la ventaja. Increíble. La frustración se multiplicó y en cada rostro se advirtió que todo estaba fuera de control. Mbappé a los gritos acomodando a sus compañeros. Galtier caminando de un lado hacia el otro como buscando alguna explicación. Y Luis Campos, el director deportivo de PSG, totalmente enojado, en la zona de los bancos de suplente. Todo expuesto ante el silbido de la gente que colmó el estadio.

Pero como el equipo parisino muestra esa ciclotimia volvió a meterse en el partido sobre el final. Mbappé, quizás el jugador que más le está dando al equipo para que pueda salir del pozo, arremetió con una definición de manera poco ortodoxa. Ese empate podía resultar un punto de partida ante tantas malas, pero faltaba la aparición de Lionel Messi, futbolista al que, por estas pinceladas, buscan renovarle su contrato.

El mejor futbolista del mundo se hizo cargo de un tiro libre en la última jugada y le dio el triunfo a PSG. El festejo del argentino junto a todo su equipo y hasta con Galtier que corrió para abrazarse con sus futbolistas, fue una muestra del desahogo absoluto. Aunque jugando mal, atrás quedaban las derrotas ante Olympique de Marsella que resultó la eliminación de la Copa de Francia. También la caída ante Mónaco por el campeonato local y el 0-1 entre semana ante Bayern Munich, en la ida de los octavos de la Champions.

El resultado final expone a PSG como ese equipo dividido en dos y que deberá ajustar mucho para lo que viene. Sin embargo no todas son buenas tras el triunfo. La lesión de Neymar en su tobillo derecho empañó un poco la fiesta en el Parque de los Príncipes. El brasileño salió en camilla y llorando. Aunque falten dos semanas y media para el duelo de vuelta por los octavos de final de la Champions ante Bayern, hay preocupación por lo que le sucedió en el inicio del segundo tiempo.

De aquí en adelante no hay nada seguro en el proyecto de este PSG. A pesar del triunfo, todavía muestra signos de un conjunto totalmente perdido. No es casualidad el festejo de Galtier con sus jugadores en la maravilla de Messi. Para el DT será clave la llave de Champions en Alemania, ante Bayern Munich. Tampoco fue normal la actitud de Luis Campos mostrándose en la zona del banco de suplentes, incluso, hasta insultándose con algunos periodistas allí presentes. Los parisinos son una moneda al aire y todos, absolutamente, lo saben.

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