River-Boca: el plan de Marcelo Gallardo funcionó a la perfección en una noche de ensueño
Dos goles a favor, ninguno recibido y un despliegue de fútbol con deleite general. El plan de Marcelo Gallardo funcionó a la perfección para que River se lleve muchas sensaciones positivas de la primera semifinal. Antes, durante y después, los hinchas disfrutaron de una noche para soñar: ovacionaron a su líder y estratega, vibraron con los goles y disfrutaron del juego colectivo de un equipo avasallante. Pero, claro, es solo el primer paso. La historia todavía no terminó y ahora deberá revalidar lo logrado en la Bombonera.
En menos de cinco minutos, River selló una premisa fundamental del duelo de ida: destrabar el partido rápido para jugar mucho más suelto. El penal que Mas le cometió a Borré, sancionado a instancias del VAR, le permitió hacer el ansiado y buscado gol inicial. A partir de ahí, todo se encaminó a su favor.
Con el clásico 4-1-3-2, el equipo del Muñeco apostó por sus armas de siempre. Conexiones rápidas, salidas limpias desde el fondo, proyección constante de los laterales, posiciones alternadas sin referencias, toques de primera para avanzar en velocidad y presión alta para recuperar lo antes posible la pelota. Así, expuso sus virtudes habituales para manejar el ritmo del encuentro a su gusto.
No hubo paridad alguna en el juego. Las condiciones las impuso el dueño de casa y el segundo gol no llegó antes solo porque le costó ser incisivo con continuidad. La falta de fineza en tres cuartos de campo lo forzó a fallar sucesivas oportunidades para crear peligro, hasta que una genial combinación Fernández-Suárez-Fernández decretó el 2-0. Un gol con el gen River.
"Me preocuparía si mi equipo no genera situaciones", suele ser una máxima de Gallardo cuando su equipo no logra ser eficaz. Anoche esa frase parecía volver a la luz, pero el resultado final terminó siendo una satisfacción total porque logró todo lo que se propuso: demostrar presencia desde el pitazo inicial, ser superior, no sufrir más de la cuenta, convertir y ganar.
Difícilmente el partido de ayer sea similar al que pueda moldearse en la Bombonera. El 22 de octubre, el Xeneize tendrá la obligación de salir a buscar al menos dos goles ante su gente y quizás la tenencia de la pelota se reparta mucho más. Pero allí también podría estar una de las claves para River, que se siente cómodo de visitante y exprime al máximo los duelos en los que tiene espacios para explotar.
La sensación general fue muy positiva en el Monumental. La gente vivió el partido con mucha tensión, pero con una marcada dosis de confianza por el presente y la historia reciente. La clara diferencia futbolística y actitudinal del superclásico confirmó lo que el público vino a ver. Un equipo con determinación que se impone y expone todas sus credenciales en cada momento decisivo. Todo se definirá en tres semanas y la serie todavía está más que abierta. Pero el primer paso fue firme, seguro y motivador.
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