Scolari se sube a la ilusión de los chinos para huir del recuerdo de Brasil 2014

OSAKA.- Luiz Felipe Scolari huye de los fantasmas, esos que lo persiguen desde el 8 de julio del año pasado, cuando Brasil sufrió la derrota más humillante de la historia, frente a Alemania, en su propia casa y en su propio mundial. Trescientos treinta y un días más tarde, y después de no poder romper con Gremio la hegemonía de Inter, de Porto Alegre, en el campeonato Gaúcho, el director técnico se recluyó en China, el gigante asiático en economía pero que resulta un país emergente en materia futbolística. Guangzhou Evergrande le extendió un contrato por dos temporadas y Felipao, mientras deshace un trabajo a puro resultado, desea que aquellos espectros que lo vaciaron en el estadio Mineirao no se reproduzcan en el Internacional de Yokohama, donde los Tigres del Sur se medirán el jueves con Barcelona, en la restante semifinal del Mundial de Clubes. "Deberíamos terminar mejor que la última vez. Nos gustaría continuar con el gran sueño en el próximo partido, y la victoria no es imposible", se entusiasmó a comentar el DT, de 67 años, que pretende mejorar el cuarto puesto logrado en Marruecos 2013, cuando Bayern Munich rompió con las esperanzas asiáticas que lideraba el italiano Marcello Lippi, otro director técnico de prestigio y campeón del mundo.

Este país, el estadio donde se disputará el encuentro, le traen buenas vibras a Scolari. En 2002, con la canarinha, levantó la Copa del Mundo. Pero Japón también le sabe a gusto amargo, porque acá perdió dos finales Intercontinentales, cuando dirigía a Gremio y Palmeiras. "Después de ganar la Superliga China, la Liga de Campeones de la AFC, confío en que el modo en que derrotamos a América permita soñar a mis futbolistas. A veces, la mentalidad china les hace ser demasiados humildes, pero estos muchachos se ganaron el derecho a jugar con Barcelona. Nuestro objetivo en este partido no es otro que ganar. Si creemos en el triunfo, podemos conseguirlo", confiesa el gaúcho, que arrastra una racha invicta extraordinaria, de 24 partidos.

Con el alejamiento de Fabio Cannavaro de la dirección técnica, los chinos se enfocaron en Felipao, que con la conexión brasilera como eje empezó a crear la secuencia de encuentros sin derrotas. "Ahora somos más equilibrados, antes estábamos enfocados fundamentalmente en ataque. Nos convertimos en un conjunto nuevo", admitió el volante Huang Bowen, después de superar a los mexicanos en un desenlace electrizante, con gol de Paulinho. El volante, que militó en Tottenham y que a pedido del técnico se desembolsaron 15 millones de euros para su contratación, rompió la paridad en el descuento, reflejando la reacción de los chinos, que a 10 minutos para el final, se estaban despidiendo de la cita mundialista. Él, junto con los delanteros Elkeson y Ricardo Goulart, ganadores del premio al mejor jugador y Botín de Oro de la Liga de Campeones de la AFC 2015, respectivamente, le dan forma al triángulo ofensivo con el que los Tigres del Sur se entusiasman con dar mañana el zarpazo frente al candidato de todos. El talento lo impone Robinho, el último capricho del poderoso Guangzhou Evergrande, que cobrará tres millones de dólares por seis meses de contrato.

Con base en Cantón, este equipo sufrió la transformación cuando el magnate inmobiliario Xu Jiayin, cuya fortuna ascendería a 5.400 millones de dólares, según la revista Forbes, decidió intervenir y comprarlo, por US$ 15 millones. Jiayin posee el 60% del control, el restante porcentaje le corresponde a Alibaba, el gigante de ventas por internet, y que hace días se convirtió, a través de Alibaba E Autos, en sponsor de la FIFA.

En Japón, Guangzhou Evergrande se atreve a soñar y Felipao desea vencer a los fantasmas del pasado, aunque enfrente se mueva Barcelona.

La valoración del plantel de Guangzhou Evergrande es de 40,3 millones de dólares; es el tercer equipo de mayor cotización del Mundial de Clubes, después de Barcelona y River.