Se enojó Khalifa
TRIPOLI, Libia (De un enviado especial).- Mujtar tiene 27 años y trabaja en un local de Internet. Además del árabe, habla inglés e italiano, y es de gran ayuda a la hora de establecer comunicaciones internacionales que, desde aquí, parecen imposibles. Es hincha de Real Madrid y sabe mucho de fútbol: "No deje de seguir a Tariq Taib", recomienda. Faltan pocas horas para el partido. Cuando se le pregunta qué opina de Saadi Khadafy como futbolista, encoge los hombros; no se anima a hablar.
Por primera vez en dos días, la sonrisa se borra de la cara de Mujtar cuando se le pide su sentimiento sobre la guerra de Irak: "Impotencia. ¿Qué podemos hacer nosotros?". Le muestran un cable de la agencia ANSA, en el que se dice que Muammar Khadafy pudo haber dado asilo a los familiares de Saddam Hussein. "No es verdad", dice. Pero enseguida se corrige: "Nosotros no lo sabemos, podría ser cierto. Pero prefiero hablar de fútbol, no de política", dice. "Está bien, ¿vamos a ver el partido?". "No puedo, no conseguí el permiso para dejar el trabajo", se lamenta.
A las 17 llegan las combis de los organizadores al hotel Bab El-Bahr, donde están alojados los periodistas. Prometieron trasladarnos hasta el estadio a las 17.30 (el partido comenzaría a las 20).
Khalifa, que el primer día se presentó como dirigente de la Federación de fútbol de Libia, siempre lleva puesto un turbante negro y tiene una pronunciada renquera. Está muy molesto: "¡Vamos, donde están los periodistas argentinos!", grita en inglés. "Tranquilo, falta media hora para partir", se le dice. "¡Cambio de programa!", vuelve a quejarse. "No es nuestra culpa si no nos avisan", ahora somos nosotros los enojados.
A las 17.20 consigue reunir a todos y partimos. Khalifa va en otro automóvil. No vamos al estadio. Un fotógrafo local nos comenta que es conveniente llevarse bien con Khalifa. "Fue jefe de custodia a Muammar Khadafy. Ese accidente en la pierna, que es un gran misterio, lo dejó fuera de servicio", nos aclaran. ¿Dónde estamos? Es la cancha de Al Ittihad (el club de Saadi). Nos presentan al DT Giuseppe Dossena, un ex jugador italiano, y nos muestran la cancha en la que nueve jugadores trotan durante treinta minutos. Suena un celular, llega una orden y ahora sí partimos hasta el estadio.
Al día siguiente dejamos Libia. En el aeropuerto de Trípoli aparecen dos ayudantes de Khalifa que hacen los trámites de aduana. En la sala de pre-embarque nos devuelven los pasaportes. A lo lejos pasa Khalifa caminando. Luego se acerca y nos explica por qué nos trató mal el día anterior: "Nuestra forma de hablar es más dura que la de ustedes", se disculpa. Nos dice que Tariq Taib fue el mejor. Los altavoces anuncian la partida de nuestro vuelo y ahora sí, Khalifa nos despide.
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