"Tengo el motor nuevo"
Germán Burgos está en los últimos pasos de su exitosa recuperación después de la operación en la que le extirparon un tumor maligno en el riñón izquierdo. "Me desvivo por volver a vestirme de jugador", dice, mientras sueña con jugar el clásico contra Real Madrid, el 15 de junio próximo
Esa vez estaba serio. Meses después reconocería que, en realidad, tenía miedo. Los médicos le explicaban cómo iba a ser la intervención quirúrgica, hasta que en un momento el Mono Germán Burgos los interrumpió. Les dijo que se vayan a descansar y que se cuidaran las manos con las que al otro día lo iban a operar. Entonces sí, remató esa ocurrente salida con una atronadora carcajada que ya es un sello de su natural histrionismo.
A sus sonrisas, de repente el destino le devolvió una mueca de ingratitud. Un cólico nefrítico que se venía tratando le levantó una líneas de fiebre. Siguieron chequeos, controles y una ecografía que reveló un tumor maligno de tres centímetros enquistado en el riñón izquierdo. Fue vital aquel diagnóstico precoz. Se podía esperar, pero, para qué. "°Se opera ya!" le ordenó el director técnico de Atlético de Madrid, Luis Aragonés. Y Burgos, el 1° de marzo último, pasó por el quirófano. La situación se encontraba agravada porque las funciones del otro riñón del arquero están muy reducidas desde su nacimiento. Todo salió bien. La operación empieza a ser un recuerdo que, de todos modos, a diario se lo recuerdan los 35 puntos en el costado izquierdo del abdomen.
"Estoy muy bien -aclara Burgos desde Madrid, en una charla telefónica con LA NACION-, acelerando la recuperación por propia decisión y ansioso por regresar a lo que yo llamaría la normalidad, que es volver a meterme en el plantel de Atlético de Madrid. Ya me estoy entrenando en doble turno y corro ocho kilómetros por día. Estoy trabajando como si fuese una pretemporada y tengo la ilusión de llegar a jugar por lo menos algunos minutos antes de que termine la temporada." A los 34 años, Burgos bromea con convertirse en un maratonista. Ya bajó 10 kilos y va por otros tres o cuatro más. Así volverá al peso que tenía el 9 de febrero, cuando en el empate 1 a 1 con Sevilla entró en una cancha por última vez.
El pos operatorio marcha bien. "Los análisis de sangre me han salido perfectos y estoy esperando que me vuelvan a meter en las máquinas para hacer los chequeos más exhaustivos. No hay que tener fiaca porque esas máquinas ven todo y te alargan la vida. Voy a ir encantado a los controles: sé que estoy bien. No tengo miedo de encontrarme con los médicos porque sé que no me van a decir que me queda un mes", remata con humor. Aunque negro, esta vez. Y señala quién es hoy su enemigo. "Yo no lo sabía, pero ahora me enteré que el alquitrán ataca la garganta y los pulmones, pero la nicotina se elimina por la orina y por eso culpo al tabaco de lo que me pasó", aseguró el Mono.
"Lo que me pasó me sirvió para reafirmar todo lo que yo pensaba de la vida. Sin dramas, porque no sabés cuándo se te acaba. Y rescato todo el afecto de la gente. La conocida y la que ni me imaginaba. Como cuando colgaron banderas los hinchas de Boca o me mandaron e-mails gente de Real Madrid. Ni hablar de todos los enfermos que me alentaban. °Ellos me alentaban a mí! Todo esto me hizo pensar que no le erré demasiado en la manera que he tenido de encarar la vida", confesó.
Y recordó que la impotencia por no hacer nada en el comienzo de la recuperación casi lo desesperó. "Tenía todos los ratos libres y eso se tradujo en una histeria total que sufrieron los que estaban a escasos pasos míos. Cuando volví a correr me empecé a tranquilizar porque la ansiedad me estaba comiendo", confesó el arquero que, anteriormente, había decidió retirarse del seleccionado.
Burgos va a seguir en Atlético de Madrid. Las dos partes lo quieren. ¿Será el último contrato en su carrera? "Me hicieron chapa, pintura y tengo el motor nuevo. Estoy afiladísimo. Después de esta..., ahora tal vez tiro un poco más". Vuelven a retumbar varias carcajadas. "Mi idea es que el fútbol me abandone a mí y que no sea al revés. Yo no lo voy a dejar nunca. ¿Y cómo me voy a dar cuenta? Cuando sos arquero es fácil: te empiezan a meter los goles más bobos de tu carrera", analizó. Sin olvidar que sueña con atajar al menos un partido más en River: "Sólo uno pido y listo."
A la Liga española le quedan tres fechas. Atlético jugará con La Coruña, Real Madrid y Real Sociedad. Todo apunta a una vuelta del Mono el 15 de junio, en el Vicente Calderón, nada menos que en el derby madrileño. "Me desvivo por volver a una cancha, por volver a vestirme de jugador. Cuando empecé a entrenarme fue desmoralizador descubrir que ya no era aquel jugador. Cada vez que volaba tenían que venir 10 obreros para levantarme. Es increíble como se pierden las mañas de este puesto, porque tenés que hacer palanca con los brazos, tensión con las piernas y cosas que me costaba muchísimo volver a hacer".
-¿Y ahora cuántos obreros hay?
-No, ninguno. Ya me paro solito.
La música terapéutica
La pasión por el rock&roll está intacta. En 1999 apareció el primer álbum de Burgos, Jaque al rey, y en 2000, el segundo: Fasolera de tribunas. Hace un par de meses, cuando comenzó la recuperación del arquero, se lanzó en España un nuevo título de su discografía: Líneas calientes, que en poco tiempo se presentará en la Argentina. El Mono, que recientemente colaboró con el español Joaquín Sabina en el himno del Centenario de Atlético de Madrid y hace pocos días cantó con Pappo, aseguró que ya tiene listas las canciones del cuarto disco.
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