La mancha eterna: Salt Lake City 2002, el símbolo del escándalo
Corrupción y sobornos marcaron su elección como sede; ahora se suma la controversia por la decisión en patinaje artístico
SALT LAKE CITY (Especial).- Nacieron en las sombras, sucios, manchados. El estigma del escándalo y la corrupción estuvo desde el comienzo. Imborrable. Desde su concepción, los 19os Juegos Olímpicos de Invierno se hicieron famosos por los sobornos y los obsequios que varios miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) recibieron para designar a Salt Lake City su sede. Provocaron en el movimiento olímpico el más grande sismo que recuerda su centenaria historia.
Esos mismos Juegos, en continuación de ese destino de controversia, generaron otro escándalo que también puede señalar un hito en el olimpismo, al otorgarle a la pareja canadiense de Jamie Sale y David Pelletier otra medalla dorada, que compartirán con los rusos Anton Sikharulidze y Elena Berezhnaya , por la controvertida decisión de una de los jurados. Una medida que sentará un peligroso antecedente y que provocará -junto con la corrupción vinculada a su designación- que a estos Juegos de Salt Lake City se los recuerde como los Juegos de los Escándalos , de principio a fin.
El nacimiento mismo fue a puro escándalo. En noviembre de 1998, tras la designación por parte del COI, un periódico local publicó una carta en la que se demostraba que el Comité Organizador le había financiado los estudios a una de las hijas del camerunés René Essomba, miembro del COI. La bola de nieve ya no se detuvo.
Al mes siguiente, el suizo Marc Hodler -uno de los decanos del movimiento olímpico- le puso fin al silencio y aseguró que varios integrantes de la familia olímpica podían ser "comprados". "Yo sabía que varios miembros se dejaban influenciar, pero no sabía que había tantos", afirmó Hodler, ante algunos periodistas en Lausana. Y calculó que entre el 5 y el 7 por ciento de los delegados del COI eran culpables.
El español Juan Antonio Samaranch , por entonces presidente del COI, debió soportar la mayor tormenta desde la fundación del movimiento, en 1894. Se inició una investigación encomendada al canadiense Richard Pound (el año último fue candidato a la presidencia, pero perdió ante Jacques Rogge).
Durante enero y febrero de 1999, cuatro miembros presentaron sus renuncias, aunque se declaraban inocentes de todo cargo. El 17 de marzo, en una decisión histórica, el COI anunció la expulsión de seis miembros , que recibieron de parte del Comité Organizador de Salt Lake City varios obsequios y sumas de entre US$ 20.000 y US$ 250.000. Otros diez fueron amonestados.
Los nacientes Juegos de Invierno eran concebidos bajo la sombra de la sospecha y la corrupción . Ahora, en pleno desarrollo de las competencias, y cuando aquel conflicto había quedado en el olvido, el escándalo y Salt Lake City siguen unidos.
La polémica por la decisión del COI de otorgarle la medalla dorada a la pareja canadiense de patinaje artístico, que habían ganado los rusos, amenaza con convertirse en otra bola de nieve.
"No creo que se haya dañado al movimiento olímpico, porque la cuestión se resolvió rápidamente. Es definitivamente un caso cerrado", intentó minimizar anteayer Rogge. Claro que no todo ocurrirá como él espera. Si hasta aquí la disputa se centraba en la supuesta injusticia que cometió el jurado en la prueba de estilo libre de parejas en patinaje artístico, declarando vencedores a los rusos, las voces de reproches se alzan ahora en contra de una decisión que señala un peligroso antecedente.
El COI tomó la medida de compartir la medalla dorada aconsejado por la Unión Internacional de Patinaje (UIP), que reconoció que hubo irregularidades en la votación de la jueza francesa Marie Reine le Gougne. Según Ottavio Cinquanta, presidente de la UIP, Le Gougne admitió que recibió presiones de la Federación de su país para declarar vencedora a la pareja rusa . Por ese motivo, su votación fue anulada y, en consecuencia, rusos y canadienses terminaron empatados 4-4. En síntesis, se comparte el primer puesto y se suspende, por tiempo indefinido, a la jueza francesa.
En el tiempo que transcurrió entre el lunes (día de la prueba) y el viernes (día de la decisión) la presión por parte de los medios y la opinión pública, tanto norteamericana como canadiense, fue enorme sobre el COI. El tema salió de las secciones deportivas para trasladarse a las portadas de todos los diarios, en desmedro de las otras actividades deportivas.
"No se dio una solución inmediata por la presión de la opinión pública, sino por el respeto y la defensa del deporte", aclaró Rogge. La medida, que tiene muy pocos antecedentes, jamás ocurrió con tanta celeridad. Rogge, empero, reconoció más tarde que la imagen ante el público es un objetivo fundamental: "La única preocupación que debemos tener en el COI es la de apoyar a los atletas y proteger la integridad de la competición de cara a la opinión pública" .
Lo cierto es que la controvertida decisión puede desencadenar un efecto dominó . De aquí en adelante, cualquier deporte en el que el resultado final recaiga en un jurado (como el boxeo o la gimnasia artística), puede dar pie a una presentación en contra. Y provocar que una medalla se defina en un escritorio y no en el terreno del deporte. El tiempo dirá qué consecuencias le acarrea al olimpismo esta decisión. Lo que está claro es que después de los Juegos de los Escándalos, ya nada será lo mismo.
Paso a paso
- Noviembre de 1998: un periódico de Salt Lake City publica una carta que revela que el Comité Organizador le financió los estudios a una de las hijas del camerunés René Essomba, miembro del COI.
- Diciembre de 1998: el suizo Marc Hodler revela que hay varios miembros del COI que pueden ser "comprados". Comienza una investigación del caso.
- Enero-febrero de 1999: cuatro delegados del COI renuncian al verse involucrados en el caso, aunque se declaran inocentes.
- Marzo de 1999: en una decisión histórica, Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del COI, anuncia la expulsión de seis miembros. Por el escándalo de Salt Lake City, en los meses siguientes, el español debió declarar ante una subcomisión del Congreso norteamericano y ante el FBI.
- 11 de febrero de 2002: un jurado de patinaje artístico da como ganadora a la pareja rusa Anton Sikharulidze y Elena Berezhnaya, mientras que los canadienses Jamie Sale y David Pelletier se quedan con la medalla plateada. Especialistas y público se muestran en desacuerdo con el fallo.
- 15 de febrero de 2002: la Unión Internacional de Patinaje (UIP) dice que una de las juezas, la francesa Marie Reine Le Gougne, sufrió presiones para declarar vencedora a la pareja rusa. Como consecuencia de ello, el COI declara un empate entre los rusos y los canadienses, y decide otorgarle la medalla dorada a Sale y Pelletier también.
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