Las filiales españolas funcionan bajo la ley

En España, por tomar un ejemplo notorio sobre relaciones entre entidades deportivas, está vigente una ley del deporte que prohíbe que dos clubes que posean un mismo propietario actúen en la misma división. Esto produjo un hecho concreto últimamente: cuando Atlético de Madrid descendió a segunda, su filial, Atlético de Madrid B, bajó a la tercera.

En ese país, el manejo de la cuestión es distinto de lo que tiene incipiente desarrollo en la Argentina. Allí, la filial tiene la misma camiseta y el mismo nombre que su padrino, con el agregado, generalmente, de la B distintiva. Los futbolistas de un plantel están anotados en el otro y pueden pasar de jugar un partido de segunda a hacerlo en uno de primera si el club madre los promociona.

Es una modalidad parecida a la de las divisiones inferiores, pero en otra categoría. Un caso recordado es el del argentino Rolando Zárate, que de Real Madrid B llevó sus goles a Real Madrid. De todos modos, un jugador que es promocionado para el club mayor ya no puede retornar a la filial.

Un caso que en su momento tuvo repercusión fue el que se dio entre Mallorca y Málaga. Antes de que se aprobara la mencionada ley del deporte, circuló la sospecha de que ambas instituciones pertenecían a una misma persona, Antonio Asensio. Luego quedó establecido que el propietario real de Málaga era el empresario Fernando Puche.

También en España este tipo de vinculaciones se da en el basquetbol, pero en términos diferentes. El club filial tiene un nombre diferente y distinta camiseta. Lucas Victoriano, jugador argentino de Real Madrid, pasó en su momento a la filial, Canoe, cuando su rendimiento no conformó al técnico merengue. Luego actuó en Lleida y hasta anteayer en Tau. En la Argentina, en este deporte, un caso pionero es el de Atenas, que compró la plaza a Regatas de Corrientes, del TNA, para foguear a sus jugadores.