Opinión: River pasó de 14 días de tensión a 14 de paz
"Que se vayan todos, que no quede, ni uno solo." Cancha de River. 23 de septiembre de 2012. Consumada la derrota frente a Racing, en el Monumental las gargantas cargaban contra el presidente del club, Daniel Passarella, y contra todos. Aquella conocida manera de protestar en el hall volvía a escena, como también un promedio que lo dejaba en la zona de descenso. Uno de los que resistía como podía, incluso frente a sus propias dudas, era el técnico Matías Almeyda, envuelto en una lucha de intereses internos que promovían la inestabilidad y una atmósfera de confusión. Felizmente para él, surgió el respaldo de sus dirigidos, quizá lo más importante para un entrenador, y aparecieron los resultados, sin dudas lo único que sostiene a un ciclo en el medio de la tempestad.
Hace 14 días, el ambiente millonario señalaba a Almeyda como consecuencia de una campaña con dos victorias, tres empates y diez goles en ocho partidos. "La voy a seguir peleando, mi vida es una lucha constante", intentaba mostrarse firme, un DT que no lo era. Passarella afrontaba un respaldo con frases que pasaban del "merece más oportunidades, se las ganó", al "se merece una". Y, como si fuera poco, la sombra de Ramón Díaz merodeaba por Núñez. "Si River me necesita, estoy a disposición", declaraba en una oportuna entrevista de TV.
Hace 14 días, alarmado y tensionado quedaba River después del 0-1 que le propinó Racing. Vacilaciones tan desconcertantes como las que ofrecía en el arranque del campeonato hacían de los millonarios un conjunto desconcertante. Y tenía que exponer un serio y rápido replanteo para alcanzar algo de calma. Lo consiguió con dos victorias contundentes. Cuando más lo necesitaba, los jugadores dieron la cara por su entrenador y arrollaron a Arsenal por 4-0. Le dedicaron la victoria hasta descompensarlo emocionalmente. El viaje a los opuestos tenía reservada otra entrega más: 5-0 sobre Godoy Cruz, uno de esos equipos que siempre resultan complicados. Sí, nueve goles en dos partidos contra 10 en los ocho anteriores.
Después de la goleada ante Arsenal, desde estas mismas líneas se preguntaba si al equipo millonario le alcanzaría con el impulso anímico para sepultar las cuestiones que lo tenían en observación. Si era suficiente con los resultados, con los esfuerzos de Leonardo Ponzio, con las apariciones de Rodrigo Mora... Realidad o espejismo, un análisis o un juego, importante o no tanto: lo cierto es que la historia reciente marca que River vivirá, por el intervalo que proponen las eliminatorias para Brasil 2014, los 14 días más tranquilos del ciclo de Almeyda.
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